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miércoles, 27 de marzo de 2013

Esquel sigue haciendo historia.

A DIEZ AÑOS DEL PEBISCITO




La población de Esquel ratificó de manera masiva, una vez más, el rechazo a la megaminería. Seis mil personas marcharon por las calles para celebrar el décimo aniversario del plebiscito (81 por ciento había votado por el "no a la mina" en 2003) y al mismo tiempo cuestionar la megaminería. "No es no", "sí a la vida, no a la minería", "fracking y minería son riqueza para pocos y contaminación para muchos, "aquí se respira lucha", fueron sólo algunas de las banderas en la marcha. En la plaza San Martín fue el acto central, emotivo, donde el documento final fue claro: "Creemos que la verdadera democracia es esta, la que construimos cada día comprometidos de verdad con nuestra propia historia". Nota de Darío Aranda

No_A_la_Mina_2013

Esquel, 24 de marzo de 2013 (http://www.comambiental.com.ar).-

Por Darío Aranda 

A las 19.14 comenzó la marcha, desde la plaza San Martín. Encabezada por vecinos portando la ya clásica bandera argentina con la frase simple y clara: "No a la mina". Tomó por avenida Ameghino y fue la primera señal de masividad. La calle ancha estaba repleta, de cordón a cordón, cuadras de vecinos de todas las edades, abuelas con banderas argentinas como capas, abuelos gritando con pasión "no es no", adolescentes de todas las "tribus" posibles, y muchas parejas jóvenes con hijos (en changuitos, triciclos, a caballito, a upa). Aunque sea redundante: muchos jóvenes con hijos. Segunda y tercera generación que caminan para elegir su futuro.
Sobresalían las remeras negras y blancas con la frase "diez años de lucha, la montaña sigue en pie gracias a su gente".
Marta Sahores, del grupo fundador de la Asamblea de Vecinos, lloraba: "Vienen los recuerdos de hace diez años. Todos estamos más grandes, hemos luchado mucho, y acá están nuestros hijos y nietos y estamos todos por lo mismo. Emociona toda esta unión y confirmar que la mina acá no se instalará. Somos cada vez más".
Pablo Quintana es periodista, también del grupo inicial de la Asamblea, y conoció en carne propia la persecución que padecieron muchos vecinos. Trabajaba en el diario El Chubut y fue echado por su participación en la lucha contra la minera. "Sensaciones encontradas, por un lado la convicción de la comunidad en pie, en lucha, pero por otro lado un pesar porque seguimos soportando el acoso y el asedio de estas multinacionales extractivistas, es mucho pesar sobre una comunidad", grafica.
Pero de inmediato avisa: "Hemos elegido una forma de vida, y la satisfacción es saber que no pasarán".
Silvia González no podía hablar: "Estoy muy emocionada, revivo lo de hace diez años. Estamos obligados a luchar, y la cantidad de jóvenes que hay es esperanzador".
Gustavo Macayo, activista y abogado de la Asamblea, no dejó de recordar a los vecinos que por distintos motivos ya no están. Reinó todo un espíritu festivo, pero no dejaron de denunciar la insistencia empresaria y gubernamental para extraer oro y plata. Macayo resume: "Es muy fuerte la presión de estas multinacionales y la acción desvergonzada de los gobiernos municipal, provincial y nacional que se ponen del lado de las empresas".
En la glorieta central eran las principales actividades. Micrófono abierto y música. Uno de los discursos más conmovedores fue de Silvana Villivar. Una joven madre, humilde, que firmó el amparo para frenar la minera por vía judicial (ratificado en segunda instancia y también por la Corte Suprema de Nación). Recordó lo sucedido hace diez años, las presiones, cómo empresas y funcionarios iban a su barrio (Ceferino, barriada humilde de Esquel) a ofrecer cosas. Con voz quebrada y llorando afirmó que todo lo hecho fue por sus hijos (estaban junto a ella en el discurso): "Cuando me muera quiero poder mirar a mis hijos a los ojos, que sepan que hice todo lo posible...". Se vuelve a quebrar, la voz apenas sale, toma aire y grita: "¡A seguir adelante carajo. No a la mina!".
Maximiliano Masquijo, vecino de Trevelin, es docente, 39 años, está en la marcha con su pequeño hijo. "Es una lucha construida desde abajo, con la oposición tanto de radicales como peronistas que siempre estuvieron al servicio de la minera. Este es un ejemplo claro de que una comunidad puede decir qué quiere y qué no para su futuro".
Patricio Huichulef, lonko tehuelche de la comunidad Laguna Fría-Chacay oeste (de la meseta de Chubut), celebró la multitud reunida en Esquel. "Nosotros no sabíamos de mineras, pero cuando se aparecieron en nuestros campos, nos quisieron pisotear, y desde Esquel vinieron a ayudarnos, a explicarnos, les agradecemos eso. Y juntos los echamos también de la meseta".
Refiere a la Pan American Silver, multinacional que pretende explotar plomo y plata en el centro de la provincia. Pese a la ley 5001 (que prohíbe la actividad) y a la frondosa legislación indígena (que obliga a consultar y respetar la decisión de los pueblos indígenas), la compañía se instaló con oficinas y pretendía avanzar. La lucha conjunta de las asambleas de la costa (Madryn, Trelew, Rawson, entre otras), comunidades tehuelches de la meseta y asambleas de la cordillera, lograron que la ley 5001 siga en pie.
En diciembre pasado, Pan American Silver anunció que "reacomodaba sus inversiones", eufemismo para justificar el cierre de oficinas en la provincia (aunque mantiene la concesión sobre el proyecto).
La Murga la 23 entonó una canción de medio hora, mezcla de música, canto y teatro que recorrió la historia de la lucha, las alegrías y tristezas. La necesidad de la lucha. Muchos vecinos lloraban, con recuerdos traídos al presente. El rol servil de funcionarios y periodistas locales, la decisión comunitaria de decir no a la mina.
Parte de la letra: "Nunca me pasó con una mina que quisiera que se fuera tan clarito, quiero verte perderte, para que la esperanza vuelva a renacer. Nunca fue tan esperada una retirada, lo gritan desde el balcón, lo repiten los vecinos desde el Ceferino hasta la Cañadón (barrios populares de Esquel). Cuando ya no quede nada, ni pizzas ni empanada, ni una piedra ni un botón, va a quedar una bandera como la primera: no es no. La vecina abre la ventana a la mañana, para respirar mejor y gritarle a Yamana (la minera): ¡váyanse a la puta que los pario!".
La marcha recorrió casi veinte cuadras, envolvió parte del centro de la ciudad y retomó a la plaza. Los vecinos se sumaban a cada cuadra. Desde las ventanas aplaudían, los autos tocaban bocinas, anochecía y el clima festivo se mantenía. Una abuela, con dificultad para caminar, marchaba con su esposo, recorrió todas las cuadras. Estaba envuelta en una bandera argentina. El periodista le preguntó el porqué de su presencia. Señaló a un costado, a un niño de unos seis años. "Mi nieto. Decimos 'no' por ellos, por la vida", explicó con voz suave.
El lunes 18 había sido el anuncio de lo que sería una semana de celebraciones. Esquel amaneció ese día empapelada con las boletas de la votación del 2003. "Voto por el NO al emprendimiento minero", explicita la opción que eligió el 81 por ciento de los votantes. En las principales avenidas fueron repintados los carteles de rechazo a la actividad y el jueves comenzó una muestra de fotos que recorre la década de lucha. Viernes y sábado hubo una decena de charlas sobre los impactos de la minería, los hidrocarburos no convencionales, la extracción de uranio y el raconto de actividades productivas sustentables que podrían realizarse en la provincia (pero que no cuentan con apoyo estatal).
Cuando la marcha volvió a la plaza, en la glorieta se leyó el documento final: "23 de marzo hoy, 24 de marzo mañana. Dos fechas así ubicadas en el calendario. Una, la de hoy, nos recuerda un plebiscito histórico, fruto de la participación democrática y la lucha de nuestro pueblo. Una fecha luminosa. La de mañana nos recuerda la fecha de inicio de la dictadura más sangrienta. Lo que sucede cuando se le arrancan al pueblo sus derechos humanos más elementales. 30000 hermanos desaparecidos. Un país devastado. Una fecha oscura para no olvidar."
"Quizá podamos ofrecer desde nuestros corazones este festejo de hoy a aquellos luchadores populares que ya no están, porque de alguna manera retomamos su posta. Que esta plaza de hoy sirva como homenaje de la vida a la que ellos dieron por su causa."
Otro fragmento, interpela: "Creemos que la verdadera democracia es ésta, la que construimos cada día comprometidos de verdad con nuestra propia historia y no participando un domingo cada tanto en un ritual electoral con el que algunos consiguen llegar a un puesto de poder con el que hacen lo que se les antoja, como si nuestros votos los convirtieran de repente en condes y marqueses de la política. Señores funcionarios: ¡Su único titulo nobiliario debería ser el de servir al pueblo, y no a los poderes económicos de turno!".
Un texto rico en historias y conceptos que hace difícil citar sólo extractos, con un cierre cargado de lucha y esperanza: "Creemos en la nobleza de los seres humanos. En el amor al prójimo, al vecino, al compañero, a la compañera. Creemos en que los pueblos organizados desde sí mismos tienen mucho que enseñar y que aprender y al ver lo que hemos podido hacer hasta ahora no parece que hayamos sido tan ilusos y poco realistas... Sino ¿qué es este día? ¿No es el día de la dignidad, vecinos?¿No es el día que recuerda como un pueblo con mayoría de desocupados, en un lugar lejano de la cordillera, le dijo no al soborno falso de fuentes de trabajo y de riqueza? La dignidad existe señores, y también es un derecho humano".
Última oración: "La montaña y la dignidad siguen de pie. No a la mina. No es no. No pasarán".
Esquel sigue haciendo historia.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Megaminería operando en La Rioja con acciones comando.


Acción en Patquía

El 27 de enero, medios locales reportan que, aproximadamente a las 13:30, una columna de camiones mineros —presumiblemente volquetes japoneses Komatsu de 55 toneladas— atravesó la localidad riojana de Chepes con rumbo al norte de la provincia. El 4 de febrero, las mismas fuentes informan que hacia las 12:30, la Policía montó un operativo sobre las principales calles de la ciudad para permitir el paso de otra columna de vehículos mineros fuera de ruta. Página/12 confirma que, alrededor de las 18:00 del mismo día, un grupo de ambientalistas comenzó un bloqueo en Patquía para detener el paso de los camiones que en ese momento se desplazaban sobre la ruta nacional 38 en dirección a la mina de oro Gualcamayo, ubicada en el norte de la provincia de San Juan, a 270 km de su centro administrativo y hacia el límite con La Rioja.
[Entrevista con Marisa Romero (43), miembro de la Asamblea Riojana Capital].1
Op.—El día 6, la operadora del yacimiento, Yamana Gold, comunicó que los vehículos que llegaron a Gualcamayo entre finales de enero y principios de febrero lo hicieron sin inconvenientes, y aseguró que no hubo bloqueo alguno en la provincia de La Rioja que afectara el tránsito de los camiones desde o hacia la mina —en servicio desde 2009, luego de veinte meses de construcción, y cuyas cotas se ubican a entre 1500–2000 metros sobre el nivel del mar—.
Romero.—El 27 de enero, cuando pasaron cuatro camiones, el jefe de la Policía dijo que iban a pasar más. La gente de Chepes dio aviso y, casi de forma espontánea, se fue armando este bloqueo. Seis camiones pasaron por Chepes al mediodía del 4 de febrero: alrededor de las seis de la tarde, cuando se inició el bloqueo en Patquía, ya habían pasado dos. Solamente había un asambleísta del lugar con su hermano y, obviamente, no pudieron hacer nada. A los pocos minutos, llegamos nosotros para dar apoyo a la gente de la zona; estábamos ubicados en la entrada a la ciudad, sobre la ruta 27 (RP 27), que viene desde Chepes. Como nos manejamos por teléfono, los compañeros de otros lugares nos iban avisando por donde se los veía. Estuvimos aproximadamente hasta las dos de la mañana, cuando nos llegaron informaciones de que desviaron el camino.
Op.—A raíz del paso de la primera columna de volquetes remolcados por Chepes, aparecieron en la Red mensajes de alerta llamando a impedir su avance en cualquier lugar de la provincia. A pesar de no tener mejor suerte, el bloqueo que intentaron poner en marcha en Patquía una semana después es un ejemplo práctico de la expansión regional de la lucha: las acciones tienen lugar en suelo local, pero pueden impactar significativamente cualquiera de los objetivos mineros del noroeste argentino.
Romero.—En La Rioja el rechazo a la actividad minera sigue siendo muy fuerte en toda la provincia: hay un avance minero impresionante. Nosotros hemos hecho otras acciones y bloqueos decididos en conjunto con la gente de Catamarca: todos los camiones mineros que van a la Alumbrera pasan por La Rioja, por el nudo vial de Patquía. Hay un contacto permanente, siempre estamos discutiendo y viendo cómo hacemos las cosas en conjunto. Miento si digo que va a haber una regionalización de los bloqueos, pero la lucha sí se lleva adelante de forma regional.
Op.—Desde la capital de la provincia, la Unión Cívica Radical (UCR) no solo decidió brindarles su apoyo, sino que abiertamente celebró la determinación de impedir el paso de maquinaria pesada minera por el territorio de La Rioja. ¿Hasta dónde contribuye o interfiere la política en las decisiones que toma la asamblea? Como contrapartida, ¿cuánto han influido las acciones de la asamblea en la agenda política riojana?
Romero—Creo que es mucho más lo que hemos influido en las decisiones políticas; es fundamental. En La Rioja se conoció una encuesta que habla de un 70 % de la población en contra de la minería. Obviamente, junto a las grandes movilizaciones que hubo el año pasado, eso ha ido obligando tanto al Gobierno como a la oposición a tomar partido. El último relevamiento que se ha hecho en la provincia habla de dos millones de hectáreas cedidas a la exploración minera: por lo menos un 60 % corresponden a la zona cordillerana. El Gobierno sigue adelante y endurece cada vez más su posición pese a la resistencia. Pero la oposición necesita estar de este lado para no quedar afuera de esta tendencia, que es fuerte. Muchas veces, la población no tiene idea del poder que tiene: es la fuerza de la movilización del pueblo la que los obliga a recapacitar y a tomar una postura no necesariamente oportunista. Algunos compañeros creen que puede haber alguna opción dentro de una estructura partidista; pero, en general, el trabajo se discute, se debate y se hace desde las asambleas.
Op.—Los rumores que corrían el 4 de febrero indicaban que la columna de camiones vista durante aquel mediodía no sería la última en pasar hacia Gualcamayo —de donde salieron 147 310 onzas de oro en 2012, y cuya producción aumentaría entre un 30–40 % a comienzos de 2014—.
Romero.—Son muchos los emprendimientos y la actividad no es muy pública. Se realiza en bastante oscuridad: la gente ve que pasan camionetas, ve movimiento, hay huellas en las montañas, pero no se sabe cuál es el avance de los proyectos. En un viaje hasta Olta, que queda a 130 km de la capital, identifiqué cinco camiones que iban a la Alumbrera. A lo mejor hay empresas a las que no identifico. También estuve viajando por la zona norte, entre Aimogasta y Los Sauces, y encontré una cantidad similar de camiones. Pasan constantemente: vienen desde San Juan, pasan por Chepes y en Patquía toman la ruta 38 hacia la Alumbrera. El tema de los camiones mineros es una constante en La Rioja; no descarto que más adelante vaya a producirse otra situación.