SALTA: CRECEN LAS HUERTAS COMUNITARIAS |
(AW) En Gral. Mosconi, fiel reflejo de desigualdad en la distribución de riquezas, lxs excluidxs quintuplicaron el número de huertas orgánicas y comunitarias, para atenuar el hambre que les deja la falta de trabajo, y es, con los frutos de la tierra ante la crisis económica y social, que los sigue precarizando en una caída sin fin, que resisten, organizándose en grupos con objetivos que les permite sobrevivir.
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La crisis económica, social, e institucional que afecta al país, degrada con mayor intensidad a los sectores más desprotegidos de la sociedad. Ante este recurrente estado de trance en la historia de la humanidad, los actores sociales afectados se agrupan y establecen objetivos para contrarrestar esta decidía ocasionada por estados ausentes.
Las necesidades básicas insatisfechas, se multiplican por la falta de trabajo genuino en la provincia de Salta. El norte, región rica en petróleo, gas, monocultivo, y azúcar, sigue siendo distributivamente injusta.
Las simetrías de ganancias son desiguales, son los mismos de siempre que acumulan dividendos, mientras las mayorías se empobrecen, siendo la labor cotidiana el trabajo precario. Ante la falta de oportunidades laborales genuinas y la alta desocupación, son las changas las que permiten la subsistencia de miles de familias en el interior profundo y desigual, de Salta la Linda.
El trabajo transitorio informal, ya es una contante. El paupérrimo ingreso de esta labor precaria, no alcanza para la alimentación cotidiana de las familias. Por ello, las huertas comunitarias, labradas por los excluidos, están en aumento.
En la ciudad petrolera, gasífera porotera y sojera, de Gral. Mosconi, fiel reflejo de la desigualdad en la distribución de las riquezas, los excluidos, quintuplicaron el número de huertas orgánicas y comunitarias, con el fin de atenuar el hambre, con los frutos de la tierra ante la crisis económica y social, que los sigue precarizando en una caída sin fin, que estos resisten, organizándose en grupos con objetivos concretos, que les permite sobrevivir.
Tal es el caso de la Unión de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi, organización reconocida nacional e internacionalmente, como ejemplo de construcción del tejido social, reconstruido en solidaridad, en rebelión ante la injusticia, en lucha ante la desigualdad y en especial en propuestas de nuevas oportunidades de trabajo, hacia el camino de una redistribución equitativa de los ingresos del estado.
La Unión de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi, es una organización con mirada profunda sobre los problemas de exclusión, confrontando con esta, cotidianamente. Esto les permitió vislumbrar sobre la imperiosa necesidad de regresar al labrado de la tierra, para garantizar la comida en sus hogares. Hoy los desocupados agrupados en la U.T.D trabajan unas 50 huertas orgánicas comunitarias, las que alimentan a miles personas en especial a niños y niñas. Lo hacen en el Departamento San Martin en Gral. Mosconi, Aguaray, Embarcación e Hipólito Yrigoyen en el Departamento Orán, huertas orgánicas labradas por la Comunidad originaria guaraní de la Loma.
“Las huertas orgánicas y comunitarias, nos permiten tener diariamente en nuestras mesas, desde choclos a lechuga, mandioca y caña de azúcar, entre otras verduras y frutas de estación” dice Tomás Moreno, un ex trabajador de lo que fuera la vieja empresa estatal YPF, ahora integrante de la U.T.D. y referente de la lucha de esta organización. Los trabajadores agrupados en la U.T.D que trabajan en las huertas, realizando una contraprestación de cuatro horas por turno, por percibir el beneficio al derecho del salario único, ayuda gestionado por esta organización, llevan los frutos de la huerta a sus hogares diariamente, el excedente de la producción de la huerta es vendido a precios más económicos que los comercios de la zona. Clara, es una joven madre que trabaja en las huertas orgánicas y comunitarias. “ingreso a las ocho de la mañana a la huerta y las doce salgo con mi atado de lechuga, algunos choclos y zapallo, y también mandioca cuando hay, esto no lo podría comprar dirimente con lo que percibo por el salario por hijo” dice Clara. La lucha por la tierra José Gustavo Fernández, más conocido como “Pepino” es el pensador de estas propuestas para la subsistencia de los excluidos del sistema. Para “Pepino” el trabajo y la alimentación cotidiana son fundamentales para mantener unido al grupo familiar. Y entre ellos las huertas, son una solución ante las necesidades insatisfechas, como la comida. “La situación en la zona, no es mejor, sino peor. Es por ello que debemos organizarnos para paliar en especial el hambre, que es donde las huertas dan resultado”, dice “Pepino”, agregando “De no modificarse esta crisis que padecemos desde la privatización de la vieja Y.P.F, con la puesta en vigencia del neoliberalismo desde la década del 90, la tendencia es volver al labrado de la tierra, para la subsistencia cotidiana, nos tendremos que acostumbrar a esta alternativa, ante la falta de trabajo. Ya que la prioridad para el ser humano es la comida y el campo la satisface”. Para tal fin la Unión de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi, ha proyectado intensificar este proyecto en una parcela comunitaria, que garantice frutas, verdura y carne. Si bien la tierra es una solución para el problema de la comida en la zona, el inconveniente es la tenencia de esta, debido a las grandes extensiones desmontadas y apropiadas por latifundistas poroteros y sojeros, entre ellos políticos, que cercan poblados como Mosconi, lo que no permite acrecentar el cultivo de hectáreas en frutas verduras y carne, lo que “Pepino” define “como la otra lucha, la lucha por la tierra”. Marco Díaz Muñoz. Director Agencia de Noticias. Copenoa |
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