El proceso para prohibir el partido neonazi alemán NPD se ha frustrado de momento al descubrirse que uno de los testigos había sido informante de los servicios secretos. La chapuza en el Ministerio del Interior es políticamente explosiva para el Gobierno dada la importancia del caso y por ser año electoral.
Ministro del Interior ex abogado de la banda Bader Meinhoff
BERLÍN. - El veterano y experimentado ministro del Interior alemán, el socialdemócrata Otto Schily, uno de los puntales del Gobierno rojiverde del canciller Schröder, vivió ayer el peor trance desde que asumió el cargo. Debido a un gravísimo error burocrático en su ministerio, el Tribunal Constitucional de Karlsruhe se vio obligado a suspender el proceso de ilegalización del neonazi Partido Nacional Democrático (NPD), una iniciativa de profundo calado político que contaba con el apoyo de las dos cámaras del Parlamento federal.
El Tribunal Constitucional canceló el proceso contra el NPD al saber, casi en el último momento, que uno de los testigos, Wolfgang Frenz, ex miembro de la cúpula federal del partido, había sido durante años un informante de los servicios secretos. El retraso puede demorarse durante meses y hasta es posible que el procedimiento contra el NPD se frustre por completo.
El episodio beneficia a los neonazis, que probablemente podrán concurrir como partido legal a las elecciones del próximo 22 de septiembre, además de suponer un grave golpe a la credibilidad del Estado de derecho.
Schily, ex abogado de terroristas de ultraizquierda y conocido ahora como "el sheriff rojo" por su espectacular conversión en adalid de "la ley y el orden", se presentó ante la prensa con cuatro horas y veinte minutos de retraso, lo que alimentó todo tipo de rumores.
El ministro rechazó las peticiones de dimisión porque se enteró del caso anteayer. Lamentó profundamente las graves negligencias en su ministerio y dijo que había reprendido con gran dureza a tres altos funcionarios, entre ellos a un secretario de Estado que se hallaba sentado a su derecha, cabizbajo, pero optó por mantenerlos en sus puestos porque tienen una trayectoria muy buena y hay que perdonarles el error.Según Schily, el topo Wolfgang Frenz, colaborador de los servicios
secretos del land de Renania del Norte-Westfalia, dejó de ser informante en 1995 porque radicalizó su discurso antisemita y xenófobo. Fue su actuación posterior a 1995 lo que fundamentó el procedimiento de prohibición del NPD y sobre lo que debía ser interrogado por el tribunal. Sin embargo, es obvio que su pasado como topo suponía un grave problema para la credibilidad del proceso y el ministerio debería haberse percatado de este hecho. Anoche había rumores de que hasta otros seis testigos previstos en Karlsruhe podrían haber sido informantes de los servicios secretos. Un ex presidente del Constitucional,Ernst Benda, dijo: "Un huevo está podrido y debe verse si hay otros".
La chapuza gubernamental tiene una gran relevancia política en pleno año electoral. Está afectado el más alto tribunal del país y se trata de una iniciativa, la lucha contra la extrema derecha, que Schily y la coalición rojiverde habían convertido en bandera. El ministro hizo un llamamiento "a la responsabilidad común de todos los demócratas" para lograr que el NPD, pese a todo, sea ilegalizado por ser antidemocrático, antisemitay xenofobo
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