domingo, 1 de abril de 2012

VISITA DEL PAPA A CUBA DISCURSO DE BIENVENIDA DE RAÚL CASTRO.

Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz,
Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de
Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la
ceremonia de bienvenida a Su Santidad Benedicto XVI, en el
aeropuerto internacional ?Antonio Maceo? de Santiago de Cuba, el
26 de marzo de 2012, ?Año 54 de la Revolución?.

(Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado)

Santidad:

Cuba lo recibe con afecto y respeto y se siente honrada con su
presencia. Encontrará aquí a un pueblo solidario e instruido que
se ha propuesto alcanzar toda la justicia y ha hecho grandes
sacrificios.

De Martí aprendimos a rendir culto a la dignidad plena del hombre
y heredamos la fraterna fórmula que seguimos hasta hoy: "con
todos y para el bien de todos".




Cintio Vitier, insigne intelectual y cristiano, escribió que "el
verdadero rostro de la Patria... es el rostro de la justicia y de
la libertad" y que "la Nación no tiene otra alternativa: o es
independiente o deja de ser en absoluto".

La potencia más poderosa que ha conocido la Historia ha intentado
despojarnos, infructuosamente, del derecho a la libertad, a la
paz y a la justicia. Con virtud patriótica y principios éticos el
pueblo cubano ha hecho tenaz resistencia, sabiendo que ejercemos
también un derecho legítimo cuando seguimos nuestro propio
camino, defendemos nuestra cultura y la enriquecemos con el
aporte de las ideas más avanzadas.

Sin razón, a Cuba se le calumnia, pero nosotros confiamos en que
la verdad, de la que jamás nos apartamos, siempre se abre paso.

Catorce años después que el Papa Juan Pablo II nos visitara, el
bloqueo económico, político y mediático contra Cuba persiste e,
incluso, se ha endurecido en el sector financiero. Como aparece
en el memorando norteamericano del 6 de abril de 1960,
desclasificado décadas después, su objetivo sigue siendo (cito)
"¼ causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno".

Sin embargo, la Nación ha seguido, invariablemente, cambiando
todo lo que deba ser cambiado, conforme a las más altas
aspiraciones del pueblo cubano y con la libre participación de
este en las decisiones trascendentales de nuestra sociedad,
incluidas las económicas y sociales que en casi todo el mundo son
patrimonio de estrechas élites políticas y financieras.

Varias generaciones de compatriotas se han unido en la lucha por
elevados ideales y nobles objetivos. Hemos enfrentado carencias,
pero nunca faltado al deber de compartir con los que tienen
menos.

Solo como demostración de cuánto se podría hacer si prevaleciera
la solidaridad, menciono que en la última década, con la ayuda de
Cuba se han preparado decenas de miles de médicos de otros
países, se ha devuelto o mejorado la visión a 2,2 millones de
personas de bajos ingresos y se ha contribuido a enseñar a leer y
escribir a 5,8 millones de analfabetos. Puedo asegurarle que,
dentro de las modestas posibilidades de que disponemos, nuestra
cooperación internacional continuará.

Santidad:

Conmemoramos el IV Centenario del hallazgo y la presencia de la
imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, que lleva bordado en
su manto el escudo nacional.

La reciente peregrinación de la Virgen por todo el país, unió a
nuestro pueblo, creyentes y no creyentes, en un acontecimiento de
gran significado.

Le aguardan Santiago de Cuba, que ha sido protagonista de
gloriosos episodios en la historia de luchas de los cubanos por
su definitiva independencia y también el poblado del Cobre, donde
la Corona española tuvo que conceder la libertad a los esclavos
sublevados en las minas, ochenta años antes de la abolición de
tan infame institución en nuestro país.

Nos satisfacen las estrechas relaciones entre la Santa Sede y
Cuba, que se han desarrollado sin interrupción durante setenta y
seis años, siempre basadas en el respeto mutuo y en la
coincidencia en asuntos vitales para la Humanidad.

Nuestro gobierno y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en
Cuba mantenemos buenas relaciones.

La Constitución cubana consagra y garantiza la plena libertad
religiosa de todos los ciudadanos y, sobre esa base, el gobierno
guarda buenas relaciones con todas las religiones e instituciones
religiosas en nuestro país.

Santidad:

Hace casi veinte años que Fidel sorprendió a muchos al proclamar
que "una importante especie biológica está en riesgo de
desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus
condiciones naturales de vida: el hombre", concluyó.

Hay crecientes amenazas a la paz y la existencia de enormes
arsenales nucleares es otro grave peligro para el ser humano. El
agua o los alimentos serán, después de los hidrocarburos, la
causa de las próximas guerras de despojo. Con los recursos que se
dedican a producir mortíferas armas, podría eliminarse la
pobreza. El desarrollo vertiginoso de la ciencia y la tecnología
no se encuentra al servicio de la solución de los grandes
problemas que aquejan a los seres humanos. Frecuentemente sirven
para crear reflejos condicionados o para manipular a la opinión
pública. Las finanzas son un poder opresivo.

En vez de la solidaridad, se generaliza una crisis sistémica,
provocada por el consumo irracional en las sociedades opulentas.
Una ínfima parte de la población acumula enormes riquezas
mientras crecen los pobres, los hambrientos, los enfermos sin
atención y los desamparados.

En el mundo industrializado, los "indignados" no soportan más la
injusticia y, especialmente entre los jóvenes, crece la
desconfianza en modelos sociales e ideologías que destruyen los
valores espirituales y producen exclusión y egoísmo.

Es cierto que la crisis global tiene también una dimensión moral
y que prevalece la falta de conexión entre los gobiernos y los
ciudadanos a los que dicen servir. La corrupción de la política y
la falta de verdadera democracia son males de nuestro tiempo.

En estos y otros temas apreciamos coincidencia con sus ideas.

Frente a tantos desafíos, Nuestra América se une en su soberanía
e intenta una integración más solidaria para hacer realidad el
sueño bicentenario de sus Próceres.

Su Santidad podrá dirigirse a un pueblo de convicciones profundas
que le escuchará atento y respetuoso.

En nombre de la Nación, le doy la más calurosa bienvenida.

Muchas gracias.

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