jueves, 26 de julio de 2012

Evita de bolsillo.


Lanzaron la Evita de bolsillo












El día de ayer la presidente lanzó un billete conmemorativo de la figura de Eva Perón, en la presentación dejó en claro la intención de transformarlo en la nueva imagen que acompañará la denominación nominal de nuestra moneda; es muy probable que los próximos billetes de 100 pesos lleven la imagen de Eva Perón en sus caras.

Es interesante reparar, al menos ligeramente, en algunas características al momento en el que se impulsa esta iniciativa, la cual, si bien se encuadra en el terreno de los símbolos políticos, su aplicación práctica se desarrolla inobjetablemente dentro de la arena monetaria. Entonces, algunos apostillas de contexto pueden ser las siguientes; desdoblamiento del mercado cambiario con un descalce de más de 40% entre el mercado oficial y el paralelo. Control de cambio en un contexto favorable en los términos de intercambio internacional. Divergencias crecientes entorno a la necesidad de envilecer la moneda local para mejorar competitividad -devaluar-. Inflación ya confirmada en los niveles más altos del planeta. Emisión monetaria desproporcionada conjuntamente a un déficit fiscal empujado por un sistema de subsidios de tarifas insostenible en el tiempo. Negativa a la aceptación de billetes argentinos en mercados externos. Provincias que comienzan a tener en carpeta para el año próximo, la alternativa de emitir sus propios bonos de deuda para afrontar compromisos -cuasi monedas-. Entre otras cosas.

La puntualización anterior es en parte causa -y a su vez efecto- del parate en el mercado inmobiliario, de la caída -ya declarada oficialmente- de la producción industrial, de la fuga de capitales y cierta expectativa -clásica ya- de refugio en moneda extranjera, no ya para ganar, sino para perder lo menos posible en un contexto como el mencionado más arriba, o sea, mantener la capacidad de compra futura de los ahorros presentes.

Sobre todo este panorama, mas alcohol para paliar la borrachera; pesificar la economía. Pero hay una metafísica innovación, el envilecimiento monetario nominal será contrarrestado por el enaltecimiento pictórico político; la imagen de Evita en los billetes suplirá la caída del valor representativo de su número...

¿Quien hubiera imaginado que Evita iba a estar formando parte de la imagen de un billete devaluado? ¿Agradaría a nuestra heroína estar simbolizada en un papel que, representando el equilibrio entre la simetría del mercado y la administración de los festejantes que la homenajean, ve devaluar inexorablemente su valor?

¿Cuantas Evitas necesitaremos para adquirir un Benjamín Franklin? ¿Nos alanzará con seis?










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