Lo que Peña Esclusa le dijo al juez Cabrera15 FEBRERO 2011Alejandro Peña EsclusaCaracas, 15 de febrero.- Seguidamente, las palabras del prisionero político Alejandro Peña Esclusa ante el juez Luis Cabrera en la audiencia realizada el pasado 27 de enero: Muy buenas tardes. Antes de comenzar quisiera aclarar que -como soy un hombre de letras y no de armas- voy a utilizar durante mi presentación un recurso literario muy pedagógico, el recurso de la ironía. La ironía no es burla, ni es una falta de respeto; sino la contraposición de hechos tan contradictorios entre sí, tan mutuamente excluyentes, que causan risa al espectador -si se trata de una obra de teatro- o al lector -si se trata de una obra literaria. Antes de abordar mi exposición debo decir que quedé sorprendido cuando el fiscal Didier Rojas dijo hace unos instantes que en mi caso había “peligro de fuga” porque soy un ciudadano norteamericano. Quiero dejar muy claro que soy única y exclusivamente ciudadano venezolano, no tengo ninguna otra nacionalidad. Ciertamente nací en Washington, porque mis padres trabajaban allá cuando yo nací; pero nunca he pedido la nacionalidad americana, a pesar de que podría hacerlo, porque yo no quiero tener de ninguna otra nacionalidad. Soy venezolano, de padres venezolanos, de abuelos venezolanos, y amo profundamente a mi país. Por eso, quiero vivir aquí toda mi vida. Así que no es cierto que hay peligro de fuga en mi caso, como dijo el fiscal. Se me imputan dos delitos: asociación para delinquir y tráfico de armas de guerra, en la modalidad de ocultamiento. Quiero declararme absolutamente inocente de ambos cargos; pero además quiero cambiar la calificación de esos dos presuntos delitos a otro muy distinto. Hoy no debemos dilucidar si soy “terrorista”, como me acusa el gobierno, sino si estoy loco o desquiciado. Seguidamente veremos por qué. No conozco a Francisco Chávez Abarca. Nunca lo he visto en mi vida. La primera vez que supe de él, fue cuando lo detuvieron en el aeropuerto de Maiquetía. Aquí se produce la primera incongruencia: De acuerdo al informe policial presente en el expediente, Chávez Abarca “presuntamente” me describió como un hombre bajito y gordito, lo cual no corresponde a mi fisonomía. “Presuntamente” también dice que me conoció en Honduras, antes de la crisis de junio de 2009, cuando Manuel Zelaya era todavía presidente; pues bien, la primera vez que viajé a Honduras fue en julio de 2009, cuando ya había asumido la Presidencia Roberto Micheletti; y eso consta en mi movimiento migratorio. Y debo recalcar la palabra “presunta” porque LAS DECLARACIONES DE CHÁVEZ ABARCA NO APARECEN EN EL EXPEDIENTE. Ese señor nunca declaró en un tribunal, su supuesta declaración no está firmada por él, no están sus huellas digitales, no he visto ni escuchado su grabación. Lo único que existe es un informe del Comisario David Colmenares sobre lo que supuestamente le dijo Chávez Abarca, que a su vez un tal “Daniel” supuestamente le dijo, sobre lo que yo supuestamente le había dicho. !Tremenda prueba presentó la Fiscalía! Pero hay algo más, sumamente grave, en dicho informe policial, David Colmenares dice que le ofreció a Chávez Abarca interceder para no ser enviado a Cuba a cambio de su declaración. Es decir, el mismo Colmenares confiesa que Chávez Abarca declaró presionado, bajo coacción. Pero, lamentablemente, Chávez Abarca fue enviado a Cuba, así que no podemos saber si su declaración es cierta; y si existe el tal “Daniel”, que nadie sabe quién es, cuál es su apellido, o dónde está. La segunda incongruencia es ésta: Chávez Abarca fue capturado el 1 de julio de 2010 en el aeropuerto de Maiquetía; lo cual salió reflejado en todos los medios. Pero presuntamente Chávez Abarca dijo que yo lo había contactado para “que hiciera unos trabajitos en Venezuela”. Pero no cualquier “trabajito”, sino nada menos que desestabilizar al Estado. Si en efecto, supuestamente él era mi socio en una aventura para desestabilizar al Estado, lo más lógico es que yo me fuera corriendo del país, para protegerme. Y ciertamente, tres días después, el 4 de julio, viajé al exterior con mi esposa, en un viaje que ya estaba planificado. Si yo hubiese tenido algo que ver con Chávez Abarca, me habría quedado fuera de Venezuela; sobre todo cuando, a partir del día 6 de julio, en el canal del Estado (Venezolana de Televisión), se me acusó varias veces de estar relacionado con Chávez Abarca. Sin embargo, así debo estar yo de loco, que regresé tranquilamente el 8 de julio a Caracas, a través del mismísimo aeropuerto de Maiquetía, y seguí llevando mi vida normalmente. Por eso yo creo que esta audiencia preliminar no es para determinar si hay motivos para una imputación sobre ocultamiento de arma de guerra o por asociación para delinquir, !no señor!, aquí lo que se está discutiendo es la sanidad mental de Alejandro Peña Esclusa, si soy un loco, un insensato, que en lugar de quedarme fuera del país, regreso para que me atrapen. Aquí me detengo para decirle al fiscal Didier Rojas que, como puede verse, conmigo no hay peligro de fuga, sino de “contra-fuga”, porque estando ya “fugado” me regresé para ser detenido en mi propia casa. No estoy por encima de ningún ciudadano, soy un ciudadano común; pero también es cierto que me dedico a la política, he sido candidato a Presidencia de la República dos veces. Además es evidente que tengo un claro perfil opositor al actual gobierno; he ido a los tribunales internacionales a acusar a este gobierno, he estado en La Haya en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El tribunal y los fiscales tienen que saber que cuando un dirigente opositor esta “echando mucha broma”, hay que ponerle una piedra, por eso todo dirigente político de cierto nivel ha ido a la cárcel, ya sea Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, o cualquier dirigente político latinoamericano que se haya opuesto con firmeza a sus respectivos gobiernos. Así que a partir del día 6 de julio, cuando estando fuera del país, el canal del Estado comenzó a vincularme a Chávez Abarca, supe que, como dicen coloquialmente, me estaban “montando en la olla”; supuse que yo estaba siendo objeto de un montaje. Eso me lleva a la tercera incongruencia: en vista de todo lo anterior, decidí dejar un mensaje video grabado por si algo me llegaba a ocurrir. Grabé el mensaje el sábado 10 de julio, y lo difundí por las redes sociales de Internet ANTES del allanamiento. Lamentablemente, por razones técnicas, no pude presentar aquí el video; pero allí explico claramente que mis adversarios políticos querían involucrarme falsamente con hechos terroristas, específicamente con Chávez Abarca; y que próximamente se tomarían acciones en mi contra para tratar de acallarme. Pero entonces yo soy tan loco, y mi sentido común es tan fallo, que sabiendo que me van a ejercer acciones en mi contra, supuestamente dejo un explosivo en mi casa y lo coloco nada menos en el escritorio de mi hija de 8 años. Pasemos ahora a analizar la cuarta incongruencia: El día ANTES de allanamiento, el domingo 11 de julio, el semanario La Razón publicó una nota advirtiendo que el SEBIN iba a allanar mi casa, en relación al caso Chávez Abarca. Al fiscal y a los funcionarios que estuvieron en mi casa, les dije: “señores, yo los estaba esperando”; y seguidamente les mostré el semanario La Razón. Allí se explicaba claramente que Chávez Abarca había suministrado un listado de sus presuntos cómplices, entre quienes supuestamente se encontraba Peña Esclusa. Y también decía textualmente que “en los próximos días habrá allanamientos en Caracas”. Dado que yo me dedico a la política, es mi obligación estar informado; pero además, ese domingo el teléfono no dejó de sonar, advirtiéndome que el SEBIN allanaría mi casa en las próximas horas, según informaba La Razón. Los explosivos nunca estuvieron en mi casa, pero en el supuesto negado de que estuviesen allí, lo más lógico es que yo los sacara de inmediato. Las incongruencias señaladas dejan claramente establecidos dos puntos: primero, yo sabia que el allanamiento era no sólo posible, sino inminente; por tanto, resulta totalmente inverosímil que yo guardase sustancias explosivas en mi casa. Segundo, no tenía ninguna intención de fugarme; no tengo la intención de irme del país, aunque me metan preso y me pudra allí. Mi labor como político es dar la cara por lo que yo pienso, y no voy a dejar de cumplir con mi deber de defender mis ideales, ni por temor a la cárcel, ni por ningún otro motivo. Aquí está hablando un hombre con el corazón, un hombre que ama a Venezuela. Estoy orgulloso de portarme como me estoy portando, no huyo aunque me quieran encarcelar. Ahora quisiera hablar de algunas irregularidades en torno a mi caso, además de los ya señalados por mis abogados defensores en diversos escritos. Primero: Desde hace años ha habido una campaña en mi contra por parte de los medios oficiales; e incluso por parte de altos funcionarios del gobierno. Se ha vendido una imagen equivocada de mi persona; se me han atribuído públicamente terribles crímenes; pero nunca se han presentado pruebas, ni se me han comprobado ninguna de esas acusaciones verbales. En mi opinión esto se ha hecho para darle credibilidad a cualquier delito que se me quiera imputar. Con esto quiero decir que se me ha juzgado y condenado, pero no ante un tribunal, sino ante la opinión pública. Segundo: Si Chávez Abarca era tan peligroso, si pretendía desestabilizar al Estado ¿Por qué lo deportan para Cuba? ¿Por qué no hicieron una prueba anticipada? ¿Por qué no permitieron que yo lo viera aquí? Lo enviaron a Cuba, y ahora no podemos saber si lo que dijo es cierto o no. Tienen que basarse en lo que dijo un funcionario policial. Pero ¿Por qué creer en sus supuestas declaraciones, si es que en realidad las dio? Si altos funcionarios de este gobierno dicen que las declaraciones de los terroristas de la ETA no tienen ninguna credibilidad ¿Por qué las de este presunto terrorista sí las tienen? Tercero. Quisiera referirme al allanamiento. Allí ocurrieron varias irregularidades. Entraron a mi casa alrededor de 20 funcionarios. Al verme dos funcionarios me apuntaron con dos pistolas. Me esposaron y me inmovilizaron, sin todavía ser imputado. Me pusieron en una esquina donde no podía ver lo que estaba ocurriendo en mi casa. Además, estábamos preocupados por nuestras hijas, quienes creían que era un asalto o un robo. Estaban llorando. Nosotros no pudimos supervisar la visita domiciliaria. Entraron personas vestidos de civil, con bolsos tipo “koala”. Cinco funcionarios que aparecen firmando el acta no estaban autorizados judicialmente para participar en el allanamiento. Además, a mi abogado no lo dejaron entrar, aunque estaba parado en la puerta. Pero lo que más me preocupa es la manera cómo se comportaron los funcionarios. Ocuparon todos los espacios de la casa simultáneamente, lo cual se presta para cualquier tipo de irregularidad, como en efecto ocurrió No había forma de supervisar lo que estaban haciendo. Debo decir algo muy duro. Yo no puedo asegurar que alguno de esos funcionarios plantó la evidencia, pero sí puedo decir que en ese allanamiento se robaron el dinero de mi hija mayor; rompieron su alcancía y se robaron el dinero. Los aparatos electrónicos de las niñas se los llevaron y eso no está reflejado en el acta; es decir, que robaron. y quien es capaz de robar, también es capaz de sembrar falsa evidencia. Cuarto. Tengo motivos para pensar mal; sobretodo tengo motivos para pensar que soy un objetivo político. Me esposaron de una vez. Altos funcionarios me condenaron públicamente, cuando ni siquiera se había llevado a cabo la audiencia preliminar. Además se presumió sin motivo alguno que yo me iba a fugar, cuando todo indicaba lo contrario. Es más, hice lo contrario a fugarme. Estaba en el exterior, y regresé a Venezuela. El hecho de que me hayan privado de mi libertad es una prueba de que se trata de una persecución política. Si hay sobradas evidencias de que yo sabía de antemano del allanamiento a mi casa, y no quise huir ¿Por que no estoy siendo juzgado en libertad? ¿Por qué altos funcionarios de gobierno y las agencias del Estado ya me señalan como culpable, si el juicio ni siquiera a comenzado? Este tipo de cuestionamientos es el que ha llevado a pensar a personalidades reconocidas dentro del país y a altos dignatarios de otros países a pensar que hay un interés político en criminalizarme y así lo han manifestado públicamente. Finalmente, Quisiera hablar de mi perfil como persona, en contraposición al perfil que me quieren imputar. Un hombre que tiene el perfil de un terrorista es una persona desquiciada; una persona capaz de asesinar gente inocente poniendo bombas. Una persona inestable, sin familia, que se mueve de un lugar a otro. Ése no es mi perfil. Tengo 56 años. No tengo antecedentes penales. No conozco de armas. Soy mas bien un hombre de letras; mis libros circulan en otros países y se han traducido a otros idiomas. Un hombre de 56 años no es tan tonto para poner unos explosivos en su casa. Yo tengo una trayectoria internacional que cuidar. He escrito varios libros. Tengo 20 años de casado. Lo más importante respecto lo datos de mi cuenta bancaria, que la Fiscalía consignó en el expediente, es que fue abierta en el año 78, !hace 33 años! !Tremendo terrorista que usa la misma cuenta bancaria desde hace 33 años! Siempre he vivido en mi apartamento, tengo tres hijas que pertenecen a las Orquestas Sinfónicas Juveniles e infantiles. !Tremendo terrorista éste que tiene hijas en orquestas, que ha escrito libros! Evidentemente soy víctima de un montaje. Soy un conferencista. ¿Ustedes saben, en el exterior, de qué me consideran experto? !Como una persona que da charlas en contra del terrorismo! Los que me montaron este “peine” actuaron con poca inteligencia. En mis charlas en contra del terrorismo doy los argumentos porque el terrorismo no sirve. Doy los argumentos sobre el por qué poner bombas no sirve. Las bombas tienen un enorme problema y es que matan gente inocente. Ninguna causa basada en el terrorismo triunfa políticamente. Mi opinión es que los movimientos políticos que recurren al terrorismo todos fracasan. El poner bombas no conviene a un movimiento político porque las personas que recurren a eso se van degradando moralmente, yo explico eso en mis charlas. El terrorismo va en contra de mis creencias morales y espirituales. Si llaman a la Disip (SEBIN) y preguntan por mis visitantes, van a ver que muchos de ellos son sacerdotes, incluso jerarcas de la Iglesia. Ellos conocen mi forma de pensar; saben que soy incapaz de tener bombas en mi casa o de recurrir al terrorismo; ellos saben que eso que me achacan no tiene ningún tipo de relación con la persona que conocen desde hace muchos años; por eso los jerarcas de la Iglesia me han apoyado públicamente. Creo que hay una vida eterna. Creo que hay un Dios en el cielo. Creo que hay un juicio, el más importante de todos, que se llama el Juicio Final. Se lleva a cabo cuando uno muere. En ese juicio todo queda al descubierto. No hay artimañas que valgan. No valen los falsos testigos. No cuentan las pasiones políticas. Porque Dios lo ve todo y lo sabe todo. No hay forma ni manera de engañarlo. No me gusta perjudicar a otros, aparte de que me gusta hacer el bien, confieso que “tengo temor de Dios”. Por eso nunca se me ocurriría colocar explosivos. Amo profundamente a mi país. Pasaré por el sacrificio que sea necesario para colaborar con el bienestar de mi patria. Eso lo he demostrado luego de seis meses de estar injustamente privado de mi libertad. Tengo mi consciencia tranquila y Dios es mi testigo. Espero que ustedes, al tomar las decisiones que vayan a tomar, puedan también responder de sus actos ante Dios Todopoderoso. El Gran Juez a quien nadie puede engañar. En resumen: Me acusa un testigo a quien nunca he visto; y que nunca podré ver, porque fue enviado a Cuba. Me acusa un informe de un hombre que no firmó sus presuntas declaraciones. Consiguen explosivos en mi casa, cuando es evidente que yo sabía del allanamiento. El allanamiento mismo estuvo plagado de irregularidades. Pudiendo haber salido del país en diversas oportunidades y no lo hice. Tengo poderosos adversarios políticos que han desarrollado una masiva campaña en mi contra; y que querían verme preso. Y mi forma de pensar y de vivir demuestra claramente que soy lo contrario a un terrorista y que me opongo con firmeza al terrorismo. Para terminar, quiero dirigirme a usted con todo respeto señor juez: Creo que todas las irregularidades que he planteado usted las conoce bien. Usted ya sabe las causas por las cuales mi abogado ha solicitado su recusación. Usted sabe que Chávez Abarca nunca dio esa declaración. Usted también debe saber que hay una campaña política en mi contra. El señor juez sabe que soy objeto de ataque político muy fuerte y que eso desvirtúa una gran cantidad de cosas, y cuando uno ve esas irregularidades que yo he expresado aquí, eso me lleva a pensar que aquí hay una parcialización de algún tipo. No critico que usted tenga una militancia política; pero creo que eso que quita a usted la imparcialidad. En la audiencia de presentación usted dio un discurso político. Tengo razones bien fundadas para dudar de su imparcialidad, por eso quiero ejercer mi derecho ciudadano de recurrir al artículo 86 del Código Orgánico Procesal Penal, y deseo recusarlo en este momento. Agradezco la paciencia que ha tenido en escucharme, pero estoy siendo objeto de una canallada que no tiene nombre. Mi intención no ha sido ofender a nadie. Es todo. |
miércoles, 16 de febrero de 2011
Peña Esclusa ante el juez Cabrera.
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