Sarmiento impulsó enseñanza católica en Argentina, dice Mons. Aguer
LA PLATA, 16 Feb. 11 (ACI).-
El Arzobispo de La Plata (Argentina), Mons. Héctor Aguer, afirmó que Domingo Faustino Sarmiento, importante personaje de los primeros años de la historia argentina, fue un gran difusor del catecismo e impulsor de la enseñanza católica en las escuelas.
En un reciente discurso ofrecido en Córdoba, Mons. Aguer se refirió a este reconocido estadista, educador, militar y escritor, cuyos 200 años de nacimiento se celebraron este 15 de febrero.
El Prelado señaló que aquellos que hacen de él "un ícono del laicismo, tendrían que admitir y apreciar cabalmente" su papel como difusor de la educación católica.
Según informó la agencia AICA el 15 de febrero, Mons. Aguer recordó que en 1839 Sarmiento creó en la provincia de San Juan "una escuela para señoritas, que puso bajo el patronazgo de Santa Rosa de Lima y la protección de la Asunción de María. Él redactó los estatutos y prescribió la enseñanza de la religión y la moral católica, la oración de la mañana, el rosario por la tarde, la misa dominical y la novena de la santa patrona".
"Quince años más tarde, en su primera circular como director del Departamento de Escuelas del Estado de Buenos Aires, ordenó puntillosamente a los maestros las oraciones que se debían rezar, la asistencia a misa y la preparación de monaguillos para ayudar a los párrocos", añadió.
Mons. Aguer explicó que "por aquellos años en que propiciaba la enseñanza religiosa en las escuelas, Sarmiento no encontraba textos adecuados (
); por eso tradujo del francés el catecismo de la doctrina cristiana 'Conciencia de un niño', de Schenidt compuesto originalmente en alemán y lo editó para usarlo en la Escuela Normal durante una de sus estadías en Chile".
"Este libro se difundió ampliamente en colegios y parroquias, también en nuestro país, donde José Manuel Estrada lo adoptó, en 1866, para la provincia de Buenos Aires", indicó. Mons. Aguer pidió "no olvidar, además, que escribió una 'Vida de Jesús', que debía emplearse como complemento del catecismo".
El Arzobispo reconoció que "entre 1882 y 1884 (Sarmiento) renegó de lo que había sostenido, asumiendo el programa anticatólico de la masonería, y en el debate sobre la Ley de Educación Común no aceptó la religión como parte del currículo escolar; proponía mantenerla antes o después del horario de clases".
"Despuntó en esa época, sobre todo en su discusión con los líderes católicos, un viejo relente anticlerical y el carácter descuidado y superficial de su formación religiosa", señaló.
Sin embargo, recordó que "en aquel período (Sarmiento) todavía continuaba editando y distribuyendo catecismos y su 'Vida de Jesús', para la que obtuvo la aprobación del obispo de Cuyo".
Por ello, Mons. Aguer dijo que aunque se le quiere calificar como un promotor del laicismo, Domingo Sarmiento fue "durante toda su vida (
) un convencido difusor del catecismo".
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