Un bombero sonriente, con un paquete de cereales, parece una foto simpática tomada por un compañero simulando una publicidad, pero en el fondo puede apreciarse, desde una ventana, el rostro de una niña.
Una vez descubierta la imagen, otro integrante del cuartel, más veterano admitió haberse encontrado con la niña en cuestión uno diez años atrás en el mismo cuartel situado en Ituzaingó y Tucumán, de la zona céntrica de Pilar.
“La imagen es igual a la que yo vi hace unos diez años atrás. Ocurrió en el mismo lugar, pero del lado de adentro de la oficina. Yo estaba de guardia, eran como las tres de la mañana y de pronto se me apareció una nena de siete u ocho años, con un vestido negro y una vincha blanca. Salí corriendo del susto”, contó el suboficial Maximiliano Coronel en diálogo con el diario ‘Muy’.
El bombero contó sobre otros episodios extraños que le tocó vivir en el cuartel como recibir un zapatazo desde un cuartel donde solo se encontraba un compañero totalmente dormido, mientras que asegura que constantemente se escuchan ruidos desde la sala superior, en momentos en que se encuentra vacía.
Coronel contó que la niña también se le apareció el año pasado en la zona del garaje, entre los camiones de bomberos, a un grupo de chicos que realizaba una visita al lugar.
Otro bombero, Kevin Quiñones, sostuvo que: “a la medianoche se escuchan movimientos en la cocina, se oyen pasos, y se ven sombras en la escalera”.
Si bien no encuentras explicaciones a los extraños fenómenos ocurridos generalmente cuando no hay luz diurna, los bomberos lo relacionan con la historia del cuartel donde, aseguran, en la década de los 70 se depositaba a los cadáveres de las víctimas de accidentes antes de llevarlo a su destino en la Morgue.
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