“Lili” Gimenez y Susana Evelina Levy, dos delincuentes sicopatológicas sueltas en un baño público.

Nuestra sociedad está enferma.

A cada paso, la pútrida entraña aflora, execrando el resultado de décadas de alienación, telenovelas venezolanas, y programas de chismes.

Las tilingas en cuestión, encuentran en la interrelación social la grieta para dar rienda suelta a sus frustraciones e histerias acumuladas en una vida de fracasos, chatura y chotura.

Las sujetas en cuestión operan en las redes sociales, de la mano de los avances tecnológicos y su religión alpedística.

Llenando su justificado vacío existencial, las delincuentes tratan de participar en dichas redes desplegando un abanico de insultos y prepotencia inusitados, y recurriendo a un léxico tribunero y prostibulario a la altura del enanismo moral que las distingue.

Pero no se detienen allí.

Por espíritu traslativo, buscan personas relacionadas con el objeto de su histéria y los hacen objeto de agravio, degradación e insultos.

Estas sujetas fueron eyectadas de un grupo social a raiz de su conducta prostibularia, lo que no es admisible para su concepción de la vida y las cosas.

Hubo que expulsarlas por los insultos y amenazas sistémicas en un grupo en el que LOS INSULTOS ESTÁN EXPRESAMENTE PROHIBIDOS.

Sin límite, moral ni ético alguno, no trepidan en difamar alegremente, quizás con la irrisoria idea de que degradar a los demÁs verbalmente las eleva en su enanismo ético.

Actúan como los sociópatas en un baño público.Ni mas ni menos.

Son voceras cloacales de la decadencia argentina.

Estas delincuentes van a dar cuenta de sus tropelias en el ámbito apropiado en el que los gritos destemplados, los insultos y los agravios fáciles, solo serviran para complicarles la situación procesal.

Les vamos a enseñar que la CN no se invoca alegremente para justificar el delito como estilo de vida.

Hay límites.

Y se van a comer uno.

Mientras tanto, procuraremos de alertar a la población para el resguardo social.