martes, 22 de enero de 2013

Abu Zubeida, aún detenido en la base naval estadounidense de Guantánamo, es para Occidente la principal fuente de información sobre al-Qaeda.

ESPECIAL

La tortura como fuente de información

Abu Zubeida, el hombre que «delató a al-Qaida»


Por Kevin Ryan

Al ser sometido a la tortura, Zubeida reveló los nombres de otros responsables de la organización terrorista, quienes al ser arrestados gracias a sus revelaciones proporcionaron a su vez otras informaciones, de las que también disponen las autoridades de Estados Unidos. En pocas palabras, todo lo que las autoridades estadounidenses dicen saber se debe, en primer lugar, a Abu Zubeida. El problema es que ahora se sabe que Abu Zubeida nunca fue miembro de al-Qaeda y que todo lo que confesó bajo la tortura lo dijo únicamente para que no siguiesen torturándolo. O sea, la mayor parte de lo que el contraespionaje estadounidense dice saber sobre al-Qaeda salió de la fértil imaginación del torturado y es todo falso.



Red Voltaire | Washington DC (EEUU) | 19 de enero de 2013  

Abu Zubeida, presentado en otros tiempos como el «jefe de operaciones» de al-Qaeda, parece haberse convertido en el elemento fundamental de una gran interrogante que pone en duda toda la leyenda oficial alrededor de esa organización. Desde su captura, a principios de 2002, Zubeida es conocido como el primer «detenido» que fue torturado [por la CIA]. La información que le sacaron sus torturadores fue determinante en la elaboración de la versión oficial sobre el 11 de septiembre, además de haber servido para justificar el uso permanente de esa forma de interrogatorio. Sin embargo, en septiembre de 2009, el gobierno de Estados Unidos reconoció que Zubeida nunca fue miembro de al-Qaeda y que ni siquiera estuvo vinculado a esa organización. Ello da pie a un alarmante número de interrogantes sobre la veracidad de lo que se sabe de al-Qaeda. Interrogantes que además nos llevan a reconsiderar todo lo que creíamos saber sobre la verdadera identidad de las personas sospechosas de haber estado detrás de los ataques del 11 de septiembre.



Contrariamente a los demás presuntos líderes de al-Qaeda, como Khaled Cheikh Mohammed (KCM) y Ramzi al-Chaiba, Zubeida nunca fue acusado del menor crimen. Mientras que los demás principales sospechosos del 11 de septiembre están a la espera de un juicio militar constantemente pospuesto, Zubeida ha sido borrado de la historia. ¿Por qué quiere el gobierno de Estados Unidos que nos olvidemos de este personaje, a pesar de que se le considera como el primero y el más importante de los agentes de al-Qaeda arrestados después del 11 de septiembre?



ESTADOS UNIDOS TORTURA Y ASESINA EN GUANTÁNAMO


La Comisión sobre el 11 de Septiembre calificó a Zubeida de «socio de al-Qaeda», de «viejo aliado de ben Laden», de «lugarteniente de ben Laden» y de «lugarteniente de al-Qaeda» [1]. Sin embargo, las alegaciones de la Comisión parecían algo contradictorias ya que, en su informe oficial, se acusaba a Zubeida de ser un simple terrorista asociado a esa organización, con la cual colaboraba en el reclutamiento y entrenamiento de agentes operativos. Por ejemplo, la Comisión informó que Zubeida «contribuyó a poner en funcionamiento un célebre campo de entrenamiento terrorista cerca de la frontera con Pakistán [el campamento Khalden]». Pero también afirmó paralelamente que ben Laden se había puesto de acuerdo con él para «realizar esfuerzos recíprocos de reclutamiento [,] en los cuales se prometía a los individuos que se entrenaban en los campamentos que serían invitados a incorporarse a al-Qaeda». No parece clara la razón por la cual un «lugarteniente de ben Laden» tendría necesidad de obtener ese tipo de acuerdo.



La Comisión sobre el 11 de Septiembre lanzó también otras acusaciones, afirmando que «KCM [Khaled Cheikh Mohammed] y Zubeida desempeñaron ambos un papel central en la facilitación de los viajes de los agentes de al-Qaeda» y que «Zubeida había sido una figura clave en los proyectos terroristas [de esa organización previstos para el paso al año 2000]». Esas alegaciones se basaban principalmente en las confesiones obtenidas por los torturadores de Zubeida y de otros individuos, y del «diario» del propio Zubeida.

La serie de televisión ?24? (2001-2010), distribuida mundialmente, fue evolucionando poco a poco hasta llegar a presentar la tortura como una técnica corriente de interrogatorio. Fue financiada parcialmente por la CIA.

En 2009, en lo que constituyó un increíble cambio de rumbo, un abogado de Zubeida escribió en el diario británico The Guardian que la mayoría de las acusaciones contra su cliente eran consideradas falsas? por ambas partes. En realidad, escribió, «su carácter falso ya se conocía cuando fueron formuladas» [2]. El abogado Brent Mickum declaró que su cliente, a quien se había descrito como «el número 3 de al-Qaeda», nunca había estado vinculado ni había sido miembro esa organización y que «ese hecho ya no era realmente cuestionado: Zubeida no fue, ni nunca ha sido, miembro del taliban ni de al-Qaeda. La CIA así pudo comprobarlo después de torturarlo durante mucho tiempo». En realidad, «nunca fue miembro o partidario de tal o más cual fuerza armada contraria a Estados Unidos», ni tampoco fue «jefe de un campamento militar que entrenaba terroristas. Esa acusación es totalmente falsa».



Resulta que el artículo del Guardian era exacto y que la «supuesta relación de Abu Zubeida con al-Qaeda [era] enteramente una leyenda» [3]. Ahora podemos confirmarlo ya que, a partir de septiembre de 2009, el gobierno de Estados Unidos reconoció que Zubeida nunca había sido agente de al-Qaeda. Cuando se presentó el recurso de habeas corpus a favor de Zubeida [o sea, al denunciarse judicialmente que su detención era arbitraria], el gobierno reconoció que Abu Zubeida nunca había formado parte de esa organización y que nunca había estado implicado en los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en África ni en los ataques contra Estados Unidos registrados el 11 de septiembre de 2001 [4]. En la respuesta presentada por el gobierno estadounidense se afirmó que:





«[?] en este procedimiento, el Gobierno no sostuvo que el Demandante [Zubeida] fuese miembro de al-Qaeda, o que estuviese formalmente identificado como miembro de esa organización.



La Defensa [el Gobierno de Estados Unidos] no sostiene que el Demandante haya sido un ?miembro? de al-Qaeda, en el sentido de que haya prestado juramento de fidelidad (bayat) o de que haya llenado algún otro criterio considerado necesario por el Demandante o por al-Qaeda para ser miembro de esa organización. El Gobierno tampoco mantiene detenido al Demandante sobre la base de una acusación que afirme que este último se considere miembro de al-Qaeda, según su conciencia personal y subjetiva, su ideología o su visión del mundo.



En este procedimiento, el Gobierno no ha sostenido que el Demandante haya desempeñado un papel directo o que haya tenido conocimiento previo de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.



[?] el Gobierno no ha sostenido que el Demandante haya estado personalmente implicado en la planificación o la ejecución de los atentados con bombas de 1998 contra las embajadas [estadounidenses] [?] o de los ataques del 11 de septiembre de 2001.»



En su artículo publicado en The Guardian en 2009, el abogado Mickum prosigue sus revelaciones subrayando que Zubeida era una figura central en las grabaciones de las torturas destruidas por la CIA ?y sobre las cuales la propia CIA mintió ante la Comisión sobre el 11 de Septiembre. Según Mickum, «las cintas de video de sus torturas fueron suprimidas. Muy recientemente, el gobierno reveló que 90 de los 92 videos destruidos por la CIA tenían que ver con nuestro cliente». Mickum amplió sus revelaciones al declarar que el gobierno de Estados Unidos había borrado toda «referencia a [su] cliente de las actas y los factual returns [o sea, las respuestas gubernamentales a los recursos de habeas corpus] de los demás prisioneros sometidos a juicio. Los relatos de los medios de prensa y los documentos oficiales de [la prisión de] Guantánamo vincularon a Zubeida con casi 50 detenidos y ex prisioneros. De ellos, unos 25 vieron sus acusaciones abandonadas, o fueron liberados». En realidad, [el gobierno de Estados Unidos] «borró a Abou Zubeida de la historia».



Es evidente que este intento de tratar de que pase al olvido un importante presunto responsable del 11 de septiembre debería modificar radicalmente la versión oficial de los acontecimientos. Sabiendo ya que este hombre nunca estuvo vinculado a al-Qaeda sería de esperar una importante revisión del Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre.





Para entender hasta qué punto fue Zubeida una fuente importante para la versión oficial del 11 de septiembre, hay que analizar las numerosísimas acusaciones que el gobierno estadounidense y la prensa dirigida al gran público profirieron contra él durante años. Ya hemos visto que la Comisión sobre el 11 de Septiembre lo llamó (injustamente) «lugarteniente de al-Qaeda». En la investigación de la comisión mixta del Congreso, también se le llamó «lugarteniente de ben Laden capturado en marzo de 2002», así como «Abu Zubeida, un líder de al-Qaeda». Todavía en 2006, el informe del inspector general del Departamento de Justicia sobre los ataques del 11 de septiembre lo calificaba de «lugarteniente de ben Laden».



En marzo de 2002, cuando Zubeida fue capturado, los responsables del gobierno de Estados Unidos lo presentaron como la captura más importante de la guerra contra el terrorismo, al menos hasta el arresto de Khaled Cheik Mohamed (KCM). Robert Mueller, el entonces director del FBI, declaró que su captura ayudaría a impedir nuevos atentados [5]. El vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, afirmó que Zubeida podía ser una mina de información sobre al-Qaeda [6]. El secretario de Defensa Ronald Rumsfeld llegó a decir que era «un hombre al corriente de otros ataques», que había «entrenado gente para eso» y que era un pez gordo con amplios conocimientos [sobre al-Qaeda] [7].



Las numerosas acusaciones proferidas contra Abu Zubeida fueron en aumento. Se dijo que era:

  junto a KCM, uno de los «principales dirigentes operativos de al-Qaeda». Palabras de Richard Clarke, el «zar del contraterrorismo» de los presidentes Bill Clinton y George W. Bush, en su libro Contra todos los enemigos;

  «siniestro» y que «existen pruebas que demuestran que es un planificador así como un dirigente [de al-Qaeda]. Pienso que es una figura clave [de esa organización]». Palabras de Michael Sheehan, ex director del contraterrorismo en el Departamento de Estado [8];

  «extremadamente peligroso» y que era un organizador del 11 de septiembre. Palabras de John B. Bellinger III, consejero jurídico del Departamento de Estado, en una reunión de información en junio de 2007 [9];

  un formador, un reclutador, con conocimientos en fabricación de bombas, que era un falsificador, un planificador en cuestiones de logística, alguien que concretaba los proyectos y que había hecho «funcionar al-Qaeda». Palabras de Bob Grenier, ex jefe de estación CIA [10];

  «un socio cercano [de Osama ben Laden] y, a falta de ser el numero 2, [estaba] muy cerca de la persona que ocupa esa posición dentro de la organización [al-Qaeda]. Pienso que todo eso está bien demostrado.» Palabras del secretario de Defensa Donald Rumsfeld [11];

  «un muy alto responsable de al-Qaeda que estuvo estrechamente implicado en una serie de actividades por la al-Qaeda [sic].» Palabras de Donald Rumsfeld [12];

  un «agente muy importante de al-Qaeda». Palabras de Donald Rumsfeld;

un «reclutador esencial de terroristas [,] un planificador operativo y miembro del primer círculo de Osama ben Laden». Palabras de Ari Fleischer, vocero de la Casa Blanca [13];

  alguien cuya captura era un «revés muy serio» para al-Qaeda y que, por lo tanto, uno de los «numerosos tentáculos» de esa organización había sido «cortado». Palabras de Ari Fleischer;

  «uno de los más importantes agentes [de al-Qaeda] que elaboran y planifican la muerte y la destrucción en Estados Unidos». Palabras del presidente George W. Bush [14];

  «uno de los más altas dirigentes de al-Qaeda» y que «estaba entre los principales responsables operativos [de esa organización], dedicando mucho tiempo a elaborar y planificar asesinatos.» Palabras del presidente George W. Bush [15];

  «el jefe de operaciones de al-Qaeda». Palabras del presidente George W. Bush [16];

  «uno de los 3 más altos responsables» dentro de al-Qaeda. Palabras del Presidente George W. Bush [17];

  alguien cuyos interrogatorios [bajo la tortura. Nota de Red Voltaire.], «condujeron a informaciones fiables», un «proveedor prolífico» de información, que dio origen al 25% de la información de origen humano sobre al-Qaeda. Palabras del director de la CIA Michael Hayden [18];

  uno de los 3 individuos mejor «situados para estar al corriente de atrocidades terroristas inminentes». Palabras de Michael Hayden [19].

En el film ?Unthinkable?, realizado en 2010 y difundido en España como ?Amenazados?, el contraespionaje estadounidense tiene que ?sacarle? a un terrorista musulmán la información necesaria para impedir la explosión de varias bombas nucleares. Para proteger su patria, los interrogadores caen en la más profunda barbarie.

Mientras se alimentaba la leyenda alrededor de Abu Zubeida, se dijo en la prensa que este hombre:

  «valía una tonelada de tipos en Guantánamo» [20];

era «un alto responsable de ben Laden» y el «ex jefe de la Yihad Islámica basada en Egipto» [21];

  «tuvo un papel central en los ataques contra las embajadas [de Estados Unidos] en el este de África» [22];

  estaba clasificado como un «ayudante de confianza» de ben Laden, con un «creciente poder[dentro de su organización]» [23];

  controlaba al-Qaeda [24];

era un ayudante de ben Laden que había dirigido campos de entrenamiento en Afganistán y había «coordinado células terroristas en Europa así como en América del Norte» [25];

  era un «reclutador esencial de terroristas, un planificador operativo y miembro del primer círculo de Osama ben Laden» [26];

  era el «Presidente-Director general de ben Laden» [27], así como «una figura central dentro de al-Qaeda» [28];

  era el «planificador de los viajes» de ben Laden [29];

formaba parte de «un puñado de hombres encargados de dirigir la red terrorista en caso de muerte o captura de Osama ben Laden» [30];

  era un importante lugarteniente de Ben Laden, sospechoso «de organizar los recursos de al-Qaeda para perpetrar ataques contra objetivos estadounidenses» [31];

  era el número 4 de al-Qaeda, después de Osama ben Laden, Ayman al-Zawahiri y Mohammed Atef [32];

  conocía las identidades de «miles» de terroristas que habían pasado por los campos de entrenamiento de al-Qaeda en Afganistán [33];

  era un colega de Richard Reid, el terrorista de los zapatos explosivos [34];

era uno de los principales planificadores de operaciones terroristas por cuenta de ben Laden y que conocía los planes de al-Qaeda así como los planes de sus células [35];

  representaba la «conexión entre ben Laden y la mayoría de las células operativas de al-Qaeda» [36];

  era la fuente de la información según la cual el vuelo 93 de United Airlines debía estrellarse contra la Casa Blanca [37].



Como ahora resulta que Zubeida nunca fue agente de al-Qaeda y que ni siquiera estuvo vinculado a esa organización, no nos queda otro remedio que llegar a la sorprendente conclusión de que todo eso historia era mentira. Entre las interrogantes que así se plantean se encuentra la siguiente: ¿Cuánto de lo que se sabe sobre al-Qaeda y cuánto de la guerra contra el terrorismo se elaboró con los testimonios ?arrancados mediante la tortura? de un hombre que no podía saber absolutamente nada de esa organización?



Al principio se nos dijo que Zubeida fue el primero en identificar a KCM como el socio de ben Laden designado como «Mokhtar». Esa información viene de Ali Sufan, el funcionario del FBI que fue la primera persona en interrogar a Zubeida en una prisión secreta de la CIA en Tailandia. Sufan dijo también que Zubeida había acusado a KCM de ser el «cerebro» de los ataques del 11 de septiembre. En su libro publicado en 2007, el director de la CIA George Tenet fue más lejos aún, afirmando que «interrogar a Abu Zubeida había llevado hasta Ramzi ben al-Chaiba» [38].



Pero ahora sabemos que, durante un interrogatorio, la CIA dijo a Zubeida que había descubierto que él no era combatiente, miembro y ni siquiera alguien vinculado a al-Qaeda [39]. Sin embargo, KCM Y ben al-Chaiba fueron, de todas maneras, capturados y torturados.



El Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre se basaba en gran parte sobre relatos elaborados por terceros a partir de lo que estos detenidos habían declarado al ser torturados ?«2 de las 3 partes [implicadas] en la comunicación eran empleados gubernamentales» [40]. La propia Comisión escribió que los «capítulos 5 y 7 se basan ampliamente en las informaciones obtenidas de los miembros de al-Qaeda capturados» [41]. En realidad, más de la mitad del Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre se basa en testimonios totalmente sesgados ya que fueron obtenidos mediante la tortura, testimonios a los que la Comisión no tuvo absolutamente ningún acceso ?ya que ni siquiera fue autorizada a entrevistar a los interrogadores. Los testimonios de KCM, obtenidos mediante la tortura, son citados 221 veces en el Informe. Y los de ben al-Chaiba son citados 73 veces. En total, la Comisión utilizó como fuente uno o varios de esos «interrogatorios» en 441 ocasiones en las notas de su informe.



El gobierno de Estados Unidos admitió que Zubeida había sido sometido al suplicio de la bañadera [también conocido en español como ?el submarino?. NdT.] en 83 ocasiones y que KCM fue torturado de la misma manera 183 veces. Sabiendo que la mayoría de las personas no soportan esa tortura más allá de unos cuantos segundos, es evidente que aquellas sesiones no estaban destinadas a obtener información. Pero sí pudieron haber tenido como objetivo la eliminación de información sensible a través de la destrucción física de las víctimas. En los breves testimonios que sus abogados fueron autorizados a presentar, Zubeida describió también cómo fue mantenido durante largos periodos en una jaula que calificó de «minúsculo sarcófago» [42].

Nominado a los premios Golden Globes y Oscar, el filme ?Zero Dark Thirty? (2012) afirma que ben Laden pudo ser eliminado gracias al uso de información obtenida mediante la tortura.

Las torturas que sufrió Zubeida fueron utilizadas específicamente para apoyar las alegaciones sobre los planes y acciones de ben Laden, las orientaciones de al-Qaeda, el reclutamiento de los secuestradores aéreos y de los demás agentes de esa organización, así como los detalles sobre los responsables de la planificación del 11 de septiembre [43]. Según la autora Jane Meyer, el agente de la CIA John Kiriakou declaró que «Zubeida admitió abiertamente su papel en los ataques del 11 de septiembre [y que] dijo sentir arrepentimiento por haber matado tantos ciudadanos de Estados Unidos» [44]. Es evidente que la Comisión sobre el 11 de Septiembre estimó que aquella declaración no era creíble, pero aceptó otras informaciones dudosas que parecen haber sido obtenidas torturando a los sospechosos [del 11 de septiembre].



Después de ver los evidentes «errores» vinculados al hecho de que se describiera a Zubeida como un líder de al-Qaeda, importantes revisiones de la versión oficial del 11 de septiembre parecen necesarias. Pero en realidad es poco probable que las informaciones atribuidas a Zubeida sean excluidas a estas alturas del mito oficial que legitima la guerra contra el terrorismo y también las correspondientes acciones del gobierno de Estados Unidos. La razón es que las torturas aplicadas a Zubeida fueron utilizadas como instrumento de apoyo para actos y cambios políticos sin precedente:



El presidente Bush en persona utilizó la importancia atribuida a la captura y a la tortura a la que fue sometido Zubeida para justificar los métodos de tortura de la CIA, así como la detención de sospechosos en las prisiones secretas de esa agencia a través del mundo [45].

  El gobierno de Estados Unidos utilizó las dudosas informaciones obtenidas [torturando a] Zubeida para justificar la invasión de Irak. Los responsables gubernamentales declararon que Zubeida era la fuente de las alegaciones que vinculaban a al-Qaeda con Irak. Esas alegaciones apuntaban a que esa organización y ese país entrenaban en conjunto a individuos en el uso de armas químicas. Esas acusaciones nunca fueron objeto de una verificación independiente [46].

  El testimonio de Zubeida obtenido mediante la tortura fue utilizado también para justificar la utilización de tribunales militares, lo que impide procesar a los supuestos sospechosos de al-Qaeda ante las jurisdicciones civiles y públicas. En un discurso pronunciado en septiembre de 2006, el presidente Bush pidió al Congreso que elaborara reglas especiales para juzgar a Abu Zubeida ante una comisión militar en Guantánamo [47]. Pero al final del mes de abril de 2002, o sea menos de un mes después, Zubeida era «un candidato casi ideal para un juicio ante los tribunales [civiles]» [48]. Irónicamente, Zubeida pudiera ser el único sospechoso principal [del 11 de septiembre] que nunca será juzgado.

  Además de la justificar la utilización de los métodos ilegales de tortura, la administración Bush utilizó la captura de Zubeida para acelerar la aplicación de su programa de espionaje interno. El argumento utilizado en aquel momento fue que ese programa permitiría actuar rápidamente para explotar los números telefónicos y las direcciones obtenidas durante el arresto de Zubeida [49].



Recientemente, un segundo abogado de Abu Zubeida escribió otro artículo, que apareció en la prensa de gran audiencia. En ese artículo, la abogada Amanda Jaconbsen subrayó que:





«Los responsables [del gobierno] estadounidenses han declarado que Abu Zubeida era un terrorista de primer plano en al-Qaeda. Dijeron que era el ?Número 3? de esa organización, el jefe de operaciones que trabajaba directamente con Osama ben Laden. Afirmaron que estaba personalmente implicado en los ataques del 11 de septiembre de 2001, así como en cada operación importante de al-Qaeda, y que conocía en detalle los planes de los futuros ataques.

Pero todas esas acusaciones eran falsas.» [50]



Ahora que el gobierno de Estados Unidos ha reconocido que no existe ninguna razón para acusar a Abu Zubeida y que este último nunca tuvo la menor relación con al-Qaeda, ¿lo van a liberar? ¿Será autorizado a contar su propia versión de la historia, como ha solicitado su abogado Brent Mickum? Pregunta más importante aún: Para que las falsas informaciones sobre Zubeida dejen de alimentar la guerra contra el terrorismo, ¿será revisada la versión oficial del 11 de septiembre para eliminar las afirmaciones atribuidas a Zubeida (así como las acusaciones de las que fue objeto)?



La respuesta es que no, es casi seguro que no.



Una decisión de tipo jurisdiccional impone que se considera clasificado [o sea, secreto. Nota de la Red Voltaire.] «cualquier testimonio pronunciado por los acusados» durante los juicios de KCM y de los demás sospechosos [del 11 de septiembre] [51]. Pero si Zubeida es autorizado a declarar, descubriremos quizás que su mente no fue totalmente destruida por las torturas a las que fue sometido. Y la leyenda oficial sobre el 11 de septiembre y al-Qaeda podría acabar desmoronándose ante los testimonios públicos ?no obtenidos bajo la tortura? de las personas acusadas de haber cometido esos crímenes. Finalmente, parece que el caso de Zubeida representa una amenaza para el propio al-Qaeda. Ese caso constituye además una confesión pública de que ciertas mentiras tienen que subsistir para poder mantener el engaño global que legitima la guerra contra el terrorismo.

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Maxime Chaix.

Kevin Ryan  

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