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VOLADURAS SIN “MEMORIA” Todos los aniversarios de ambos atentados, “Memoria Activa” condena con razón las voladuras de la Embajada de Israel y de la DAIA/AMIA. Con amnesia parcial, sin embargo, la comunidad judía local como la del resto del mundo jamás rememora ni —mucho menos— repudia sus setenta cruentos atentados terroristas con explosivos en Palestina durante 1946, asesinando cuarenta y cinco soldados británicos, como tampoco su voladura del hotel “Rey David” de Jerusalén (sede de la Secretaría del Gobierno mandatario) el 22 de julio de ese año, masacrando a otros noventa y un súbditos de SMB, ni su reincidencia al volar otro hotel, el “Semíramis” el 5 de enero de 1948, dejando otros veinte occisos, por no detallar otras explosiones. Al igual que dicha comunidad, es evidente que las autoridades nacionales —incluyendo las educativas, que hacen dar clases acerca de los dos atentados mencionados— padecen de memoria selectiva o amnesia parcialísima al no recordar ni incluir en el calendario escolar otras voladuras anteriores como lo fueron —entre otras muchas “menores”— la del Comedor Policial el 2 de julio de 1976 con veintiún muertos (más de sesenta y seis mutilados y quemados); la de la Subsecretaría de Planeamiento del Ministerio de Defensa, el 15 de diciembre de 1976, asesinando a otras dieciséis víctimas (e hiriendo gravemente a otras veinte), así como la destrucción total de dos edificios de departamentos en Melo 1959 y 1965/69, perpetrada el 1º de agosto de 1978 para atentar contra la familia del Almirante Lambruschini, asesinándole a su única hija —Paula— de quince años. Las dos primeras de estas tres voladuras de edificios perpetradas todas por marxistas “montoneros” fueron de autoría intelectual y responsabilidad mediata denunciada y nunca rebatida del hoy muy homenajeado (plazas, calles, cátedras, premios, etc.) Rodolfo Jorge Walsh. La bomba (“mina vietnamita” o “Claymore”) dejada en el Comedor abierto a todo el personal policial, sus familias e invitados en Moreno 1547, la colocó el ex agente José María Salgado según el testimonio publicado por el periodista Eugenio Méndez en su libro “Confesiones de un montonero” en las páginas 159/60 (notas 6-7) que transcribimos: (Salgado) “Tuvo una reunión con su responsable, el oficial Esteban (Rodolfo Walsh) que lo había infiltrado en la Policía Federal… Deciden colocar la bomba el 4 de junio de 1976. Se posterga porque en la Policía lo dan de baja. Esteban le indica que no devuelva la chapa. Ingresa a la Superintendencia con paquetes tentativos. No lo controlan. Considera que el comedor es el lugar apropiado. La bomba se la entrega Esteban y el Monra le indica cómo hacerla detonar, que va a tener veinte minutos para escapar. El 2 de julio de 1976 ingresa y la coloca, cubriéndola con su sobretodo. Se retira. Cambia de vehículo en Loria y Rivadavia, encontrándose con Esteban que le manifiesta: «El operativo salió perfecto»”. Si bien se aclara entre paréntesis la verdadera identidad de “Esteban”, no se da la del “Monra”, alias del célebre Marcelo Daniel Kurlat, jefe de la Columna Norte de la banda, abatido en Boulogne el 9 de diciembre de 1976. Lo mismo hizo “el escritor desaparecido” (abatido en un tiroteo que él inició en plena Avenida Entre Ríos entre Humberto I y Carlos Calvo, Capital Federal, el 25 de marzo de 1977, ante numerosos transeúntes) para la segunda voladura sin “Memoria Activa” (ni pasiva siquiera), perpetrada por el sociólogo José Luis Dios contra quienes fueron sus compañeros de trabajo durante nueve años reunidos en el microcine de su Subsecretaría. Para entonces ya había caído con su compañero y otros secuaces en el combate urbano (requirió artillería) para tomar la Jefatura de Inteligencia de la banda en Corro 105 esquina Yerbal, Capital Federal, el 29 de septiembre de 1976, la hija del instigador, María Victoria Walsh (a) “Isabel”, cuya hermana Patricia aún insiste en conquistar el poder por las urnas. Ya que nadie recuerda estas voladuras —quizá discriminadas por haber causado únicamente víctimas cristianas— nosotros lo hacemos, repudiando a la vez toda forma de terrorismo. Adolfo Muschietti Molina |
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