sábado, 10 de mayo de 2014

Los cosacos de Lienz.

La masacre de los cosacos en Lienz

Imagen de un cosaco integrante del éjercito alemán durante la II G.M. (Portada de la "Revista Española de la Historia Militar".
Imagen de un cosaco integrante del éjercito alemán durante la II G.M.
(Portada de la “Revista Española de la Historia Militar”.
Las masacres en tiempos de guerra son horribles acontecimientos que deben figurar en los anales de la Historia con el fín de no provocarlas de nuevo, pero no para reviviras con afanes de venganzas o reivindicaciones.
Si nosotros publicamos esta carta es para hacer llegar a quién la lea, el conocimiento de actos realizados por los que la “historia” ha calificado como “los buenos” durante la II Guerra Mundial y, como podemos apreciar, aún terminada la misma.
Carta del Ataman Suplente de los cosacos de Don, Comandante del Estado Mayor General – Mayor Poliazov:
Lienz, Austria el 12 de mayo de 1949
Al Representante del Ataman de los cosacos de Don en Norteamérica y América del Sur, Teniente- General S. V. Denisov.
Su Excelencia,
En vista de acercarse el cuarto aniversario de la horrible tragedia de los cosacos, durante su extradición forzada a la Unión Soviética, yo creo que es el momento apropiado para conmemorar brevemente este terrible evento en la memoria de los cosacos.
Como ya es conocido, los Cuerpos cosacos del General Domanov, integrados por aproximadamente 28.000 personas, incluyendo a mujeres, niños y ancianos, dejaron territorio italiano a principios de mayo del año 1945, cruzando la cordillera de los Alpes, con destino a Austria acampando en el valle del río Drau.
Los cosacos y una parte de las unidades administrativas lo hicieron dentro de los límites urbanos del pueblo de Lienz. Los regimientos cosacos (todos desarmados) se alojaron en este lugar en tiendas de campaña, mientras que el personal no combatiente – los ancianos, las mujeres y los niños, encontraron refugio en el campamento Peggetz, aproximadamente dos millas a fuera de la ciudad.
La actitud de las autoridades británicas hacia los cosacos no iba más allá del reproche e incluso a veces era benévola hasta antes del día 26 de mayo, sin embargo ese día un camión británico se detuvo delante del banco de campaña de los cosacos, y los soldados británicos les exigieron las llaves de las cajas fuertes. Después las cargaron al camión y se marcharon apresuradamente ante las protestas del director del banco, ya que las cajas contenían los ahorros personales de los cosacos. Según la declaración del director, esas cajas fuertes contenían aproximadamente 6 millones en Marcos alemanas, y una cantidad indeterminada de liras italianas .
Este mismo día, un funcionario británico se presento en el hotel donde se había alojado el General Shkuro y cuatro de sus oficiales y les pidió que preparan todas sus pertenencias para dirigirse al otro lugar. A la pregunta, “A qué lugar?”, contestó, “Donde estará toda su gente”(*) .
Simultáneamente en el campamento principal cosaco había sido leída una orden británica según cual todos los cosacos recibirían aumento de las raciones alimenticias. En realidad, el motivo verdadero de este sorpresivo aumento de raciones era de calmar cualquier posible sospecha que podría haber surgido entre los cosacos, y de esta forma hacer más fácil llevar a cabo sus verdaderas intenciones.
Pero la buena recepción de la noticia sobre el aumento de raciones duró poco. Al día siguiente, en 27 de mayo, aproximadamente a las 10 de la mañana., el comandante británico exigió que todos los funcionarios y miembros de la comunidad cosaca le entregaran las armas que, hasta ese momento, les habían permitido portar. Se exigió que todos los altos funcionarios, oficiales militares y personal médico se reportarán a la 13 h. del día siguiente 28 en la plaza principal del campamento, para ser trasladados en camiones según lo ordenado por el General británico.
El Comandante del Pueblo de Lienz, el Mayor británico Sr. Davis, declaró que no se podía llevar equipaje alguno, ya que todos regresarían al cabo de tres o cuatro horas. La veracidad de esta declaración se tomó válida ya que tenía el valor de ser dicha directamente por un oficial británico. Pero, en cuanto el convoy de los camiones arrancó con más de 2,000 funcionarios y oficiales, encabezados por el General Krasnov, fue rodeado por los tanques británicos y escoltado hacia un destino aun desconocido.
Escoltados de esa forma llegaron al campo de concentración de Spittal, que fue rodeado de alambradas y vigilado fuertemente por los británicos.
Veinticuatro horas después, los prisioneros fueron transportados a la zona soviética y fueron entregados a los rusos. Sólo cinco personas pudieron escapar.
Ante los hechos, numerosos presos se suicidaron, y otros murieron por los disparos de los guardias británicos mientras intentaban escapar; otros ya habían corrido la misma suerte se en la zona soviética. Hasta el momento se desconoce exactamente cuantos, pero más de 2.000 oficiales lograron llegar con vida a la Unión Soviética (supuesto destino final del traslado)
En la tarde del 29 de mayo, camiones británicos equipados con altavoces se dirigieron al campamento de Peggetz, donde los regimientos cosacos y sus familias estaban acampando, y anunciaron que todos tenían que estar listos para ser repatriados voluntariamente (?) a la Unión Soviética. El oficial británico repitió este anuncio en 30 y 31 de mayo.
La reacción unánime de los cosacos fue negarse, se declararon una huelga de hambre e izaron los estandartes negros. Cuando los camiones de suministro británicos se estacionaron en los puntos de distribución, no se presento nadie para recibir las raciones y, después de descargar la comida en la tierra, los británicos se fueron. Ningún cosaco tocó esa comida.
En la mañana del 1 de junio los cosacos del campamento de Peggetz habían decidido para rezar. Para tal propósito se levanto un altar de campaña en la plaza del campamento y una muchedumbre de miles de ancianos, mujeres y niños, se congregó para la celebración de la misa. Los jóvenes Cadetes, para protegerles, formaron un anillo exterior y se agarraron de las manos.
La imagen de esa muchedumbre era profunda y imponente al mismo tiempo. Era imposible contener la emoción viendo a esta multitud arrodillada, orando y llorando amargamente.
Durante la liturgia los británicos rodearon el campamento con los tanques y soldados armados con ametralladoras. Junto con los tanques aparecieron los camiones y al fondo se veía un largo tren compuesto por vagones de carga y de ganado, en espera de las víctimas .
Los británicos esperaron un rato. Entonces, ya que la gente continuaba orando, dispararon una descarga de ametralladoras al aire y empezaron a arrastrar a las personas que, indefensas, se habían sentado en tierra abrazados entre sí, negándose a subir a los camiones.
En este momento es cuando un derramamiento de sangre bestial, bruta y inhumano, los británicos empezaron pegar a apalear y herir a la gente con bayonetas causando un pánico indescriptible. En este caos muchos fueron pisoteados hasta la muerte, principalmente los niños.
Los británicos lograron cargar a los camiones solamente a aquella gente que estaba inconsciente tras los golpes, muchos tenían extremidades y costillas rotas, y a quien tiraban arrojaban como leña a bordo de los camiones. Ya edentro de ellos, algunos cosacos recobraban el sentido y intentaban saltar a fuera, pero eran golpeados nuevamente hasta que ellos se desmayaran y los tiraban de nuevo a los camiones. Los cadetes se opusieron y ferozmente , no solamente se defendieron, además hicieron todo lo humanamente posible para ayudar a las mujeres, niños, y ancianos.
Por algunas razones desconocidas, las autoridades británicas habían decidido dar una tregua, y el próximo transporte “voluntario al hogar” con las víctimas restantes fue fijado para el 3 de junio.
Durante la noche del 1 al 2 de junio allí empezó el segundo acto de la tragedia de los cosacos: la población local empezó a saquear las posesiones de los cosacos. Como cuervos que olfatean el olor a la sangre, los austriacos se llevaban los enseres de los cosacos a carretadas.
Durante esos días, y con procedimientos iguales, 15 Cuerpos de ejército (unos 18.000 soldados y oficiales) fueron entregados por los británicos a los soviéticos cerca del pueblo de Judenburg. De esta multitud solamente lograron escapar con vida 10 oficiales y entre 50 y 60 cosacos que habían conseguido romper el cordón usando granadas de mano,
En la actualidad el campamento de Peggetz ha desaparecido. Solamente en las colinas, aún ahora se pueden encontrar algunas tumbas olvidadas de las víctimas, con unas pequeñas cruces deterioradas con el tiempo, como un recuerdo de la tragedia cosaca.
Un historiador futuro dará su visión imparcial de esta tragedia y un veredicto a estos representantes de la ” Orgullosa Albión ” quiénes no son dignos de llamarse defensores del mundo civilizado.
Pérdidas de personas tan grandes como las sufridas por estas dos unidades – del General Domanov en Peggetz y de los 15 Cuerpos cosacos en Judenburg, en el curso de un par de días, en condiciones de una guerra terminada, no tiene ningún precedente en la historia.
Entre los ejecutados estaban los combatientes heroicos y los líderes del Ejército Blanco del desaparecido Imperio Ruso, destacados por su valentía durante la Primera Guerra Mundial.
Los cosacos que lucharon en la Guerra Civil: Ataman General P.N. Krasnov, los Generales Shkuro y Príncipe Sultán Girei-Klytch, y otros.
En calidad del Ataman suplente de los cosacos del Don, es mi deber recordar y honrar a los cosacos que sufrieron masacre monstruosa, entre estos a una de sus víctimas – el distinguido Ataman cosaco del Don y líder del Ejercito Blanco, General de Caballería Peter Nikolaevich Krasnov.
Expresamente solicito que den amplia publicidad a este evento para conmemorar en estos días el aniversario de tal triste acontecimiento de una manera solemne en los lugares donde los cosacos se hayan establecido más densamente.
Creo que todos los cosacos, también aquellos de los nuestros compatriotas quién no lo son, ofrecerán sus oraciones conmemorando a los soldados rusos caídos y el trágico destino de sus familias.
Estoy firmemente convencido que los cosacos, unidos en pesar común por estos días de luto, se olvidarán de sus discordias personales, y que ellos se unirán en sus esfuerzos para servir a nuestra estimada Patria, como los hijos fieles de ella quien somos..
Firmado:
Comandante del Estado Mayor General/ Mayor Poliakov
(*) Más tarde se supo que el General Shkuro y sus ayudantes les habían trasladado al campo de concentración Spittal .

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