miércoles, 5 de mayo de 2010

Colapso electrico en Misiones.

Misiones ¿rumbo al colapso eléctrico?

Deben evaluarse muy bien las alternativas reales de cobertura de la demanda eléctrica y cabe exigir responsabilidades concretas por el subdesarrollo crónico de quienes están de hecho instigando la futura crisis eléctrica provincial.

Por el C.P.N. Carlos Andrés Ortiz (*)

En países y regiones organizados, el desarrollo eléctrico se concreta previa una rigurosa planificación, proyectada al menos a dos décadas, la cual debe ser objeto de correcciones y adaptaciones de acuerdo a los datos de la realidad; a la vez que la propia planificación básica es extendida en el tiempo, de forma tal de contar siempre con el margen de tiempo necesario para implementar en tiempo y forma las obras y las orientaciones debidas.

Dentro de las destrucciones sistemáticas del Estado Argentino, que fueron impuestas bajo las presiones del “pensamiento único” neoliberal, no solo se desarticularon o directamente desguazaron todos los entes dedicados a la planificación económica del Estado Nacional y los Estados Provinciales, sino que dicha perversa filosofía fue también aplicada en las pocas Empresas y Entes Estatales que no pudieron ser “privatizados” o directamente disueltos.

De algún modo, el Sector Eléctrico de Misiones, desde hace ya décadas, no cuenta con un organismo de planificación y de asesoramiento técnico especializado; como debería tener el Estado Provincial.

En su momento, esas funciones eran realizadas con respetable eficiencia y buen nivel técnico, por la hoy disuelta Dirección General de Electricidad –luego Dirección General de Construcciones Eléctricas. Sin duda la enorme importancia que el tema tiene actualmente, hace más que aconsejable crear una Secretaría de Energía de Misiones, dotada de rango ministerial; pero ese es otro tema, al cual ya me referí y del cual podré volver a opinar en otros artículos.

El caso es que de algún modo, la empresa provincial de Electricidad –EMSA- supo suplir esas funciones con su buena plantilla de profesionales, muchos de ellos de larga experiencia y probada capacidad.

Como sea, la experiencia nacional en el tema, demuestra la conveniencia de separar las funciones de prestación del servicio –con sus urgencias y sus cuantiosas necesidades de inversiones y gastos-, de las delicadas tareas de planificación, las cuales necesitan otro entorno y no estar supeditadas o incluso “devaluadas” frente a los diarios desafíos que impone la correcta prestación del servicio eléctrico.

Se puede constatar que en todos los países en los que la planificación energética llega a tener niveles de excelencia, esas funciones son realizadas separadamente de los organismos y empresas prestadoras del servicio público.

Analizando la buena y bien fundamentada exposición de los Ings, E. Soracco y Darío Beltramo –de la reciente conferencia de la Federación Argentina de Ingeniería Especializada-, y evaluando todo desde la óptica general y del conocimiento del tema que me dieron mis casi dos décadas de trabajo en distintas áreas de la electricidad provincial; se puede estimar que más allá de los esfuerzos de estos y otros profesionales, y seguramente de quienes tuvieron y tienen la responsabilidad de conducir y orientar al Sector Eléctrico en Misiones; existe un serio déficit de inversiones, el marco de las planificaciones que pueden existir es muy breve (solo una década); y subsisten serias indefiniciones respecto a la postura oficial de Misiones respecto a las grandes obras hidroeléctricas nacionales (Corpus, Garabí y Roncador); además de lo cual los estudios y proyectos de otras alternativas hidroeléctricas en cursos de agua interiores –varios de ellos a nivel de Proyecto Ejecutivo, terminados hace décadas y hoy parecería que “extraviados”-, parecerían seguir totalmente soslayados, a pesar del muy serio cuadro de situación general existente, y de las previsibles complicaciones que se presentarán a corto plazo de no implementarse un vigoroso y muy bien fundamentado plan de inversiones.

Debe tenerse presente que el Sector Eléctrico es muy particular, y su propia dinámica y sus características técnicas hacen imprescindible planificar con tiempo suficiente, pues todas sus inversiones requieren sus ineludibles protocolos de acciones, procesos que inevitablemente requieren contar con los márgenes de tiempo necesarios, además de lo cual se deben precisar cuales son las necesidades actuales y las futuras al menos en el mediano plazo.

Eso es válido para las tres grandes áreas técnicas de inversiones: Generación, Transmisión y Distribución.

Evalúese que una buena planificación, sólidamente fundamentada, es un proceso complejo, que partiendo de cero, sus tiempos fácilmente exceden un año, sino bastante más, si los datos a utilizar estuviesen dispersos o fuesen desactualizados.

Los propios procesos de compras, con toda su lógica dinámica de licitaciones y adjudicaciones, se miden en meses, o incluso más si se tratara de elementos o bienes de grandes volúmenes de inversiones, como grandes centrales eléctricas, los sistemas de transformadores y las redes de alta tensión.

Y por supuesto, los plazos de concreciones de obras, aún de las centrales térmicas adquiridas “llave en mano”, se miden en años. Téngase presente que usualmente las pocas fábricas existentes de esos grandes bienes de capital, trabajan con sus capacidades de producción colmadas y sin existencias de bienes terminados; menos aún aquellos que se fabrican a medida de las necesidades de los usuarios, como sucede con las turbinas hidroeléctricas (verdaderos “trajes a medida”) entre otros casos.

Es evidente, y muy conocido para quienes estamos al tanto de la realidad técnica del Servicio Eléctrico, que Misiones –más aún que la media nacional- sobrelleva grandes atrasos en las inversiones, las cuales seguramente son críticas en los casos de Generación y de Transmisión; en los cuales previsiblemente se afrontan problemas de subinversión, de desgaste, y de obsolescencia.

Es decir que “el problema no se arregla solo con plata”, requiere tiempo y correctas evaluaciones previas, durante y después de concretadas dichas imperiosas nuevas inversiones.

Adviértase que la situación puede asimilarse a la padecida en Corrientes durante el verano pasado, donde por falta de previsión y/o de inversiones (cabe a los profesionales correntinos terminar de definir el cuadro de situación), la población tuvo que soportar prolongados cortes del servicio, con todos los contratiempos y perjuicios que eso significa.

Téngase en cuenta que en Misiones se está enfatizando y alentando el desarrollo turístico, lo propio respecto a las industrias madereras y algunas otras; a la vez que se está avanzando en la concreción del primer Parque Industrial –en las cercanías del nuevo Puerto de Posadas. Y es de básica elementalidad considerar que sin la debida provisión de energía eléctrica, nada de eso podrá tener la debida sustentación en el tiempo.

Salvo –claro está- que se “tapen los baches” de generación, alentando la muy costosa autogeneración, la cual además de antieconómica, es marcadamente contaminante. Pero este tema, parecería que “no lo ven” los vocingleros “ecologistas antirrepresas”.

Y por supuesto, es utópico y descolgado de la realidad, suponer que esas cuantiosas necesidades eléctricas que previsiblemente tendrá Misiones, no podrán suplirse con alguna que otra pequeña central de biomasa, con el muy costoso y aún experimental hidrógeno, ni con las promocionadas pero inútiles (al efecto considerado) micro centrales hidráulicas. Y suponer que con las centrales solares y eólicas se podrán suplir a las grandes hidroeléctricas, carece de toda seriedad científica.

Evalúese que para suplantar la energía media anual que producirá Corpus Christi, o Garabí, una usina solar equivalente debería cubrir –e inutilizar- una enorme superficie… todo con un exiguo uso de pocas horas al día... sin capacidad de generación en las horas pico de la noche; y con una vida útil de solo 20 años. ¡Un muy pobre rendimiento de las solares, que “por supuesto” los ecologistas ultras “no ven”!

Si en cambio se considerase la energía eólica, además de las serias limitaciones de dicha tecnología para operar “al fin de la línea” como está Misiones…nuestra provincia no posee vientos constantes que puedan –muy hipotéticamente- hacer sustentable a la generación eólica. La vida útil estimada también es de dos décadas. Compárese con el siglo largo que ya superaron muchas hidroeléctricas, que con poco mantenimiento tienen vida útil prácticamente ilimitada ¡Esto –que es elemental- tampoco “lo ven” los fundamentalistas de la ecología!

Deben evaluarse muy bien las alternativas reales de cobertura de la demanda eléctrica (léase Potencia Instalada y Generación de Punta), y cabe exigir responsabilidades concretas por el subdesarrollo crónico de quienes están de hecho instigando la futura crisis eléctrica provincial, y los serios perjuicios de muy probables grandes apagones, a quienes oponiéndose total e irracionalmente a la utilización de nuestro vasto potencial hidroeléctrico; los que de hecho están operando para volver a hacernos dependientes del petróleo y gas que no tenemos, o peor aún, a sumirnos en la miseria y el subdesarrollo crónicos.

(*) Ex Investigador y Docente = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. = UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mbororé

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