Cena en Olivos con Cristina: Moyano y Brasil los temas excluyentes
La presidenta cenó anoche en su residencia oficial junto a sus colaboradores cercanos y, según fuentes consultadas por LPO, se la vio entera y sin problemas de salud. Así la notaron también quienes la cruzaron en el acto del martes en la Casa Rosada. A sólo un mes del cierre de listas para las primarias, la preocupación de la presidenta pasa por la guerra comercial con Brasil y la relación con la CGT.
Cristina Kirchner no concurrió esta mañana a Asunción para participar del centenario de Paraguay, según se informó oficialmente, por recomendación de sus médicos ante el clima que se registraba en esa capital, lo que reavivó los rumores sobre su verdadero estado de salud.
Sin embargo, anoche cenó en la residencia oficial de Olivos con sus colaboradores más cercanos y la vieron de excelente ánimo. Tampoco la vieron mal el martes durante el acto que encabezó en la Casa Rosada, un día antes de explicar desde un escenario de José C. Paz que tenía hacer “un gran esfuerzo físico” para seguir adelante.
“Estaba espléndida. Habló un rato con nosotros y no la notamos mal”, contó a LPO una legisladora que habló con ella en la Rosada y compartió varios viajes este año donde, a diferencia de muchos rumores, la notó con todo el ímpetu.
Anoche se mostró con la misma plenitud, pero sin embargo esta mañana prefirió recluirse y no viajar a Paraguay,por consejo de sus médicos, según consignó la información oficial repetida de manera sistemática durante todo el día por los medios del Gobierno.
Durante la cena de Olivos los temas más repetidos fueron la relación con la CGT de Hugo Moyano y la crisis comercial con Brasil.
En la primera cuestión se mezclan dos problemas de coyuntura: las medidas de fuerza de los sindicatos y el cierre de listas para las primarias nacionales y bonaerenses del 14 de agosto.
Para ambos casos en 30 días deben estar cerradas las listas de candidatos y Moyano presiona para participar de la conformación de las listas, donde tuvo escasa participación en los últimos comicios. De ese desprecio nació su idea de formar la Corriente Sindical Peronista para pedirle a los gremios que, si es necesario, presenten sus propias listas para la interna.
Un rumor es que exige poner al vicegobernador bajo la amenaza de renunciar a la presidencia del PJ bonaerense, donde llegó por la enfermedad de Alberto Balestrini.
Frente a estas y otras presiones es que Cristina habría decidido jugar la carta de su renuncia a la candidatura. Más allá de que la amenaza se concrete o sea sólo eso -una amenza-, lo cierto es que los discursos de la Presidenta de los últimos días están ahogando políticamente al camionero, que en la dirigencia política del peronismo empieza a ser visto como un lastre.
Un ejemplo: Luego que su mano derecha, el taxista Omar Viviani, lanzará la postuación de Sergio Massa para enfrentar a Daniel Scioli, una sucesión de intendentes se pronunciaron en favor de la reelección del gobernador. Muchos de ellos, hasta que habló Viviani venían coqueteando con Massa.
La inicipiente guerra comercial con Brasil es otra d ela spreocupaciones centrales del gobierno, que ayer se trató en Olivos.
Este conflicto la tuvo activa a la ministra de Industria Débora Giorgi, quien ayer se pasó gran parte de la tarde en la Casa Rosada. Fue después de esas charlas cuando anunció que sólo se sentaría con su par brasileño Frenando Pimentel si el país levantaba las licencias no automáticas que afectan y mucho al sector automotriz argentino.
En el gobierno algunos piensan que este conflicto también podría estar siendo agigantado por la Presidenta, para utilizarlo como moneda electoral, ya que muestra al Ejecutivo en una posición de defensa de la industria y de firmeza en las relaciones internacionales, que acaso seduzca a alguna proción del electorado.
Claro que si esto es cierto se trata de una movida de patas muy cortas, ya que extender este conflicto comercial con Brasil podría traer consecuencias nefastas para la economía argentina.
Sin embargo, anoche cenó en la residencia oficial de Olivos con sus colaboradores más cercanos y la vieron de excelente ánimo. Tampoco la vieron mal el martes durante el acto que encabezó en la Casa Rosada, un día antes de explicar desde un escenario de José C. Paz que tenía hacer “un gran esfuerzo físico” para seguir adelante.
“Estaba espléndida. Habló un rato con nosotros y no la notamos mal”, contó a LPO una legisladora que habló con ella en la Rosada y compartió varios viajes este año donde, a diferencia de muchos rumores, la notó con todo el ímpetu.
Anoche se mostró con la misma plenitud, pero sin embargo esta mañana prefirió recluirse y no viajar a Paraguay,por consejo de sus médicos, según consignó la información oficial repetida de manera sistemática durante todo el día por los medios del Gobierno.
Durante la cena de Olivos los temas más repetidos fueron la relación con la CGT de Hugo Moyano y la crisis comercial con Brasil.
En la primera cuestión se mezclan dos problemas de coyuntura: las medidas de fuerza de los sindicatos y el cierre de listas para las primarias nacionales y bonaerenses del 14 de agosto.
Para ambos casos en 30 días deben estar cerradas las listas de candidatos y Moyano presiona para participar de la conformación de las listas, donde tuvo escasa participación en los últimos comicios. De ese desprecio nació su idea de formar la Corriente Sindical Peronista para pedirle a los gremios que, si es necesario, presenten sus propias listas para la interna.
Un rumor es que exige poner al vicegobernador bajo la amenaza de renunciar a la presidencia del PJ bonaerense, donde llegó por la enfermedad de Alberto Balestrini.
Frente a estas y otras presiones es que Cristina habría decidido jugar la carta de su renuncia a la candidatura. Más allá de que la amenaza se concrete o sea sólo eso -una amenza-, lo cierto es que los discursos de la Presidenta de los últimos días están ahogando políticamente al camionero, que en la dirigencia política del peronismo empieza a ser visto como un lastre.
Un ejemplo: Luego que su mano derecha, el taxista Omar Viviani, lanzará la postuación de Sergio Massa para enfrentar a Daniel Scioli, una sucesión de intendentes se pronunciaron en favor de la reelección del gobernador. Muchos de ellos, hasta que habló Viviani venían coqueteando con Massa.
La inicipiente guerra comercial con Brasil es otra d ela spreocupaciones centrales del gobierno, que ayer se trató en Olivos.
Este conflicto la tuvo activa a la ministra de Industria Débora Giorgi, quien ayer se pasó gran parte de la tarde en la Casa Rosada. Fue después de esas charlas cuando anunció que sólo se sentaría con su par brasileño Frenando Pimentel si el país levantaba las licencias no automáticas que afectan y mucho al sector automotriz argentino.
En el gobierno algunos piensan que este conflicto también podría estar siendo agigantado por la Presidenta, para utilizarlo como moneda electoral, ya que muestra al Ejecutivo en una posición de defensa de la industria y de firmeza en las relaciones internacionales, que acaso seduzca a alguna proción del electorado.
Claro que si esto es cierto se trata de una movida de patas muy cortas, ya que extender este conflicto comercial con Brasil podría traer consecuencias nefastas para la economía argentina.
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