Ella se cruzó y resultó terriblemente herida.
Tras el impacto huyó y todos pensaron que había muerto. Pero dos semanas después apareció y su dueño quedó impactado ante su recuperación, ya que había perdido toda su nariz.
La perrera local ofreció sacrificar a la perra, pero su dueño notó que ella no estaba sufriendo y que se adaptaba a comer sin su mandíbula superior, por lo tanto decidió que siguiera viviendo.
Ahora, Kabang se prepara para una cirugía reconstructiva que se puede realizar en la Universidad Davis de California, EEUU, y para ello necesitaba de un presupuesto de 20 mil dólares.
Su dueño logró conseguir el dinero a través de una fuerte campaña en Facebook y Twitter.
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