El jefe del Servicio Penitenciario representará al país ante ONU |
El jefe del Servicio Penitenciario Federal, Víctor Hortel, suspenderá las comparsas y fiestas de reinserción de presos y la promoción de la polémica fuerza kirchnerista Vatayón Militante, cuyas fiestas eran usadas como “salidas culturales” para sacar peligrosos delincuentes, para desempeñarse como representante de la Argentina ante la ONU.
La designación de Hortel como representante en las Naciones Unidas se da a conocer en momentos en que la Argentina llevó a los estrados del máximo organismo mundial el litigio con la nación de Ghana, por la decisión de la justicia de este país de paralizar al Fragata Libertad a pedido una gestión de embargo de bienes nacionales promovida por un fondo de inversión que reclama una deuda en bonos defaulteados superior a los 300 millones de dólares.
La noticia fue confirmada por el propio abogado platense en su cuenta de Facebook, con un mensaje en el perfil que dice: “representar a la Argentina ante ONU. Bancar en el escenario internacional al Proyecto Nacional y Popular es PURA FELICIDAD”. El mensaje de su estado de face iba a acompañado de respaldos de conocidos y allegados que le daban su respaldo y deseaban suerte en su nuevo emprendimiento; no faltó el amigo que a modo de broma le sugirió “afánate las toallas del hotel negro”, despertando la lógica sonrisa de otros ciberamigos.
Hortel tiene 49 años de edad y más de 30 de ellos en la Justicia penal, con antecedentes como docente en la Universidad de La Plata, donde algunos ex alumnos lo tienen conceptuado como soberbio y otros bien. Como jefe del Servicio Penitenciario, tiene a cargo las 45 unidades penitenciarias federales, con la consigna de “llevar a las cárceles la batalla cultural que el kirchnerismo está dando afuera”, según dijo al comienzo de su gestión.
Con ese objetivo, fue quien le dio vía libre a la creación del Vatayón Militante en las cárceles. Se trata de un grupo de profesionales kirchneristas de distintas disciplinas que ideó un conjunto de actividades y redes de participación para promover salidas transitorias de los delincuentes privados de su libertad a través de actividades lúdicas. Con ese paraguas, comenzaron primero con fiestas y recitales y después con el armado de murgas, para terminar con malvivientes de máxima peligrosidad y con apenas meses de condena cumplida saliendo a jugar a fútbol, a hinchar a su equipo, a ver bandas de música y otros espectáculos.
El tema causó indignación popular porque muchos asesinos, extorsionadores y narcotraficantes aparecieron en fiestas y gozando de salidas y sin consentimiento de los jueces intervinientes. Pese al revuelo, el mentor del Vatayón Militante es ahora representante argentino ante la ONU; colgó por un tiempo sus estandartes de murga, el parche y el redoblante junto a los delincuentes, para sentarse con lo más selecto de la diplomacia mundial. (Contexto 24)
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