sábado, 28 de enero de 2012

Las verdades de Cuba.

CUBA
Editorial del diario cubano GRANMA

En los últimos días, medios de prensa y representantes de algunos
gobiernos tradicionalmente comprometidos con la subversión contra
Cuba han desatado una nueva campaña de acusaciones, aprovechando
inescrupulosamente un hecho lamentable: el fallecimiento de un
preso común, que quizás solo en el caso de Cuba, se convierte en
noticia de repercusión internacional.

El método utilizado es el mismo de siempre, que pretende
imponerse infructuosamente, a golpe de repetición, para satanizar
a Cuba, en este caso, a partir de la deliberada manipulación de
un acontecimiento totalmente inusual en nuestro país, a
diferencia de otros.

El denominado "preso político" cumplía una sanción de privación
de libertad de 4 años, tras un proceso justo durante el cual
estuvo en libertad y de un juicio conforme a derecho, por haber
golpeado brutalmente y en público a su esposa, agredir a los
policías y resistirse violentamente a la detención.

Esta persona murió a causa de un fallo multiorgánico asociado a
un proceso respiratorio séptico severo, a pesar de haber recibido
toda la atención médica necesaria, incluidos los medicamentos y
el tratamiento especializado, en la sala de cuidados intensivos
del principal centro hospitalario de Santiago de Cuba.

¿Por qué algunas autoridades españolas y de la Unión Europea se
apresuraron a condenar a Cuba sin intentar siquiera informarse
sobre el tema? ¿Por qué usan, siempre y de antemano, la mentira
cuando de Cuba se trata? ¿Por qué, además de mentir, censuran la
verdad? ¿Por qué a la voz y la verdad de Cuba se le niega, sin
ningún disimulo, el más mínimo espacio en los medios de
comunicación internacional?

Se actúa con gran cinismo y doble rasero. ¿Qué calificativo le
darían ellos a la brutalidad policial puesta de manifiesto en
España y en la mayor parte de la "culta y civilizada Europa", muy
recientemente, contra el movimiento de los "indignados"?

¿Quién se ha preocupado por la dramática situación de
hacinamiento en las cárceles españolas que albergan a una
población penal inmigrante muy alta, que sobrepasa el 35 % del
total de reclusos en el país, según el último informe disponible
del sindicato de prisiones ACAIP, fechado el 3 de abril del 2010?
¿Quién se ha preocupado por investigar el fallecimiento en julio
del 2011, en el centro penitenciario de Teruel, en España, de
Tohuami Hamdaoui, un preso común de origen marroquí, que perdió
la vida tras una huelga de hambre voluntaria que duró varios
meses? ¿Quién ha referido que el recluso se había declarado
inocente?

¿Acaso ha perdido la memoria y la noción de la realidad el vocero
chileno que nos calumnia cuando afirma que el difunto era un
disidente político que se mantuvo 50 días en huelga de hambre?
Debe conservar recuerdos de sus días de líder estudiantil
vinculado a los militares golpistas de Pinochet que masacraron a
su pueblo y extendieron la desaparición y la tortura a todo el
Cono Sur mediante el "Plan Cóndor", pero no se le conocen
declaraciones sobre la brutal represión contra los estudiantes
que se manifiestan pacíficamente en defensa del derecho humano a
la educación universal y gratuita. ¿Será de los que quisieron
rebautizar en los libros escolares a la dictadura como régimen
militar? ¿Habrá dicho algo sobre la represiva y arbitraria Ley
Antiterrorista que se aplica a los mapuches de la huelga de
hambre?

No podía faltar en esta campaña el gobierno de Estados Unidos,
principal instigador de cualquier esfuerzo por desacreditar a
Cuba, con el único propósito de justificar su política de
hostilidad, subversión y bloqueo económico, político y mediático
contra el pueblo cubano.

Impresiona la hipocresía de los voceros de Estados Unidos, país
que ostenta un pobre récord en materia de derechos humanos, tanto
dentro de su territorio como en el mundo. El Consejo de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas ha reconocido que en ese país
ocurren a diario graves violaciones en materia de los derechos de
la mujer, la trata de personas, la discriminación racial y contra
minorías étnicas, las condiciones inhumanas en las prisiones, el
desamparo de los reclusos, un patrón racial diferenciado y los
frecuentes errores judiciales en la imposición de la pena de
muerte, la ejecución de menores y enfermos mentales, los abusos
del sistema de detención migratorio, las muertes en la
militarizada frontera sur, los actos atroces contra la dignidad
humana y los asesinatos de víctimas inocentes de la población
civil por parte de efectivos del ejército estadounidense en Iraq,
Afganistán, Paquistán y otros países, y las detenciones
arbitrarias y torturas perpetuadas en el ilegal centro de
detención de la Base Naval de Guantánamo que usurpa nuestro
territorio.

Apenas se conoce en el mundo que en noviembre del 2011, en los
Estados Unidos, tres personas murieron en medio de una huelga de
hambre masiva de prisioneros en California. Según los testimonios
de los presos alojados en las celdas contiguas, los guardias no
les ofrecieron ninguna asistencia, e incluso deliberadamente
ignoraron sus gritos de auxilio, a diferencia de su abusiva
práctica de someter a los huelguistas a alimentación forzada.

Semanas antes, había sido ejecutado el afroamericano Troy Davis a
pesar de la copiosa evidencia que demostraba el error judicial
sin que la Casa Blanca ni el Departamento de Estado hicieran
nada.

En los Estados Unidos, 90 prisioneros han sido ejecutados desde
enero del 2010 hasta la actualidad, mientras que otros 3 222 reos
esperan su ejecución en el corredor de la muerte. Su gobierno
reprime asiduamente con brutalidad a quienes se atreven a
denunciar la injusticia del sistema.

Este nuevo ataque contra nuestro país tiene una franca intención
política que nada tiene que ver con una legítima preocupación por
la vida de las cubanas y cubanos. Se fustiga con la complicidad
de emporios financiero-mediáticos como el Grupo Prisa y el que
administra la CNN en Español, en el mejor estilo de las mafias de
Miami. Se acusa de manera irracional al gobierno de Cuba, al que
se culpa, sin siquiera haber investigado mínimamente la realidad
de los hechos. Se condena primero y se juzga, si acaso, después.

Es visible en este caso que ni las autoridades que se han
referido con inmediatez y torpeza a este hecho, ni el aparato al
servicio de la agresión mediática contra Cuba, se tomaron
siquiera el trabajo de confirmar la información. Poco importa la
verdad si lo que se pretende es fabricar artificialmente y vender
una imagen falsa de supuestas violaciones flagrantes y
sistemáticas de las libertades en Cuba que algún día justifique
una intervención con el fin de "proteger a cubanos civiles
indefensos".

Resulta evidente la intención de imponer una matriz de opinión
diabólica, encaminada a mostrar un deterioro sensible de la
situación de derechos humanos en Cuba, construir una supuesta
"oposición victimizada que muere en las cárceles", donde incluso
se le niega el acceso a los servicios de salud.

El mundo entero conoce la vocación humanista de nuestros médicos
y personal de la salud, que no escatima esfuerzos ni los escasos
recursos con que cuenta el país ?en gran medida debido al
criminal bloqueo que sufre nuestro pueblo desde hace más de 50
años? para salvar vidas y mejorar el estado de salud de su pueblo
y de muchos otros en todos los confines de la Tierra.

Cuba cuenta con el respeto y la admiración de los pueblos y de
muchos gobiernos que reconocen su obra social en la isla y en el
mundo.

Los hechos hablan más que las palabras. Las campañas anticubanas
no harán mella en la Revolución cubana ni en su pueblo, que
continuará perfeccionando su socialismo.

La verdad de Cuba es la del país donde el ser humano es lo más
valioso: una esperanza de vida al nacer de 77.9 años como
promedio; una cobertura de salud gratuita para todo su pueblo; un
índice de mortalidad infantil de 4.9 por cada mil nacidos vivos,
cifra que supera los estándares norteamericanos y es la más baja
en el continente, ligeramente inferior que la de Canadá; toda una
población alfabetizada y con pleno acceso a todos los niveles de
educación de manera gratuita; un 96% de participación en las
elecciones generales del 2008, un proceso democrático de
discusión de los lineamientos económicos y sociales, previo al VI
Congreso del Partido.

La verdad de Cuba es la del país que ha llevado sus universidades
y escuelas a los centros penitenciarios, en los que los reclusos
fueron oportuna e imparcialmente juzgados, reciben salario igual
por su trabajo y disponen de elevados niveles de atención médica
sin distinción de raza, sexo, credo ni origen social.

Quedará otra vez demostrado que la mentira, por muchas veces que
se la repita, no necesariamente se convierte en verdad, porque
"un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que
un ejército".

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