El hombre, Dante Autullo, de 32 años, se dio cuenta de que la máquina gatilló, y le pidió a su novia que se fijara si su cabeza sangraba. Ella le dijo que todo parecía normal.
Dante continuo con su día, fue a trabajar, sacó la nieve acumulada de su propiedad y mantuvo charlas con su familia. Pero 24 horas después, luego de una siesta sintió nauseas.
Se trasladó a un hospital cercano y los médicos le hicieron una tomografía computada donde increíblemente se veía un clavo de casi 9 centímetros.
Consecuentemente debió cometerse a una operación de urgencia para remover el clavo, que afortunadamente no había dañado significativamente su cerebro.
Actualmente se recupera en el hospital y su evolución parece ser favorable.
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