martes, 31 de enero de 2012

Milicias y leales a Gaddafi ponen en jaque a nuevo gobierno en Libia.

LIBIA

La ONU denunció torturas a prisioneros y alertó sobre el descontrol de las milicias .

por Alejandro Tapia C.

En su momento, cuando reinaba la euforia y el cadáver de Muammar Gaddafi reposaba en un frigorífico en Misrata, los rebeldes prometieron una y otra vez un nuevo país, una "nueva Libia". Sin embargo, hoy esta nación norafricana rica en petróleo se encuentra en el medio del caos, con una serie de milicias fuera de control y fuerzas gaddafistas intentando recuperar algunos bastiones.

Según Naciones Unidas, tres meses después de la muerte de Gaddafi, en Libia reina la inestabilidad política, las violaciones a los derechos humanos y la incapacidad de las autoridades locales para controlar a las milicias, pese a que se supone que son leales al Consejo Nacional de Transición.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, advirtió sobre la situación de unos ocho mil prisioneros, en su mayoría leales a Gaddafi, detenidos durante la guerra civil que devastó al país. Tan dramática serían las condiciones de los presos, que la agencia humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) suspendió su trabajo en centros de detención en la ciudad de Misrata, debido a que a su personal médico se le estaba pidiendo que atendiera a detenidos en medio de sesiones de tortura, para poder seguir maltratándolos, según consignó la agencia británica Reuters.

Además, esta semana, fuerzas gaddafistas tomaron el control de gran parte de Bani Walid, situada en una zona montañosa, a 150 kilómetros al sur de Trípoli. Las fuerzas leales al hombre que los gobernó con mano de hierro durante 42 años, incluso izaron la antigua bandera verde de Libia. Al mismo tiempo, en las últimas semanas han sido frecuentes los enfrentamientos entre diferentes milicias.

Situación parecida a la película Mad Max

Según dijo a La Tercera Jon Lee Anderson, destacado periodista norteamericano que ha cubierto el conflicto en Libia para la revista The New Yorker, "todos los días hay escaramuzas entre diferentes milicias, que corresponden a diferentes grupos tribales y también regionales. Todos están armados hasta los dientes, porque Gaddafi tuvo un gran arsenal en Libia, compró miles de millones en armas desde los 70 y todo estaba en almacenes que han sido saqueados. Cualquiera anda con un fusil AK-47 o a lo mejor un misil antiaéreo guiado por láser. Entonces, hay Consejo de Transición de tecnócratas que no tienen calle, que no está logrando estabilizar al país". Jon Lee Anderson incluso compara la actual situación en Libia con lo que ocurría en Líbano hace 30 años, con Somalia y también con el escenario apocalíptico que retrata la película Mad Max (1980), protagonizada por Mel Gibson.

Pese al caos, la comunidad internacional ha enviado claras señales de que tras el fin de la era Gaddafi, el mando debe ser asumido por las autoridades libias. El jefe de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo ayer que la misión de la alianza en Libia ya terminó y que no tiene intención de regresar, a pesar de los informes de que los seguidores de Gaddafi recuperaron Bani Walid.

fuente: La Tercera (Chile)

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