VATICANO, 13 Ene. 12 (ACI/EWTN Noticias).-El Papa Benedicto XVI advirtió esta mañana que cuando en la sociedad priman los criterios del utilitarismo, el provecho y el tener, que no respetan la dignidad humana, la justicia terminada siendo "pisoteada".
En su tradicional discurso al inicio del año a los miembros de la Inspectoría General de Seguridad Pública en el Vaticano, el Santo Padre hizo referencia a su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que se celebró el 1 de enero, titulado "Educar a los jóvenes en la justicia y la paz".
Al respeto y con el objetivo de clarificar algunos conceptos, el Papa explicó que "la justicia no es una simple convención humana. Cuando, en nombre de una presunta justicia, predominan los criterios de la utilidad, del provecho y del tener, se puede llegar a pisotear el valor y la dignidad de la persona".
"La justicia –prosiguió– es una virtud que encamina la voluntad para que dé al otro lo que le corresponde en razón de su ser y su obrar. Del mismo modo, la paz no es la mera ausencia de guerra o el resultado de la acción de los seres humanos para evitarla; es, ante todo, un don de Dios que hay que pedir con fe y que encuentra en Jesús el camino para alcanzarla".
El Santo Padre resaltó que "la paz verdadera, además, es una obra que se debe construir diariamente con la aportación de la compasión, la solidaridad, la fraternidad y la colaboración de cada uno".
Benedicto XVI dijo además que "la tutela del orden público, sobre todo en un área tan frecuentada por los turistas y peregrinos de todo el mundo, no es una tarea fácil. Efectivamente, la Sede de Pedro constituye el centro de la cristiandad y los católicos quieren venir, al menos una vez en la vida, a rezar ante las tumbas de los apóstoles".
"La presencia, tanto de la Santa Sede, como del gran número de personas que visita el centro de la Iglesia Católica no constituye, ciertamente, un problema ni para la ciudad de Roma ni para Italia sino una riqueza y un motivo de orgullo".
El Pontífice se refirió luego a los episodios de violencia en los que, en distintas partes del mundo, han sido afectados los cristianos e incluso "han pagado con la vida su pertenencia a Cristo y a la Iglesia".
Finalmente el Papa hizo votos para que "como fuerzas de policía sean siempre promotores auténticos de la justicia y sinceros artífices de paz. Pidamos a la Madre de Dios, Reina de la Paz, que sostenga con su intercesión nuestros propósitos y nuestra actividad".
"Le confiamos el año 2012 para que lo vivamos a la enseña del respeto recíproco y del bien común deseando que ningún acto de violencia se lleve a cabo en nombre de Dios, supremo garante de la justicia y la paz", concluyó.
En su tradicional discurso al inicio del año a los miembros de la Inspectoría General de Seguridad Pública en el Vaticano, el Santo Padre hizo referencia a su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que se celebró el 1 de enero, titulado "Educar a los jóvenes en la justicia y la paz".
Al respeto y con el objetivo de clarificar algunos conceptos, el Papa explicó que "la justicia no es una simple convención humana. Cuando, en nombre de una presunta justicia, predominan los criterios de la utilidad, del provecho y del tener, se puede llegar a pisotear el valor y la dignidad de la persona".
"La justicia –prosiguió– es una virtud que encamina la voluntad para que dé al otro lo que le corresponde en razón de su ser y su obrar. Del mismo modo, la paz no es la mera ausencia de guerra o el resultado de la acción de los seres humanos para evitarla; es, ante todo, un don de Dios que hay que pedir con fe y que encuentra en Jesús el camino para alcanzarla".
El Santo Padre resaltó que "la paz verdadera, además, es una obra que se debe construir diariamente con la aportación de la compasión, la solidaridad, la fraternidad y la colaboración de cada uno".
Benedicto XVI dijo además que "la tutela del orden público, sobre todo en un área tan frecuentada por los turistas y peregrinos de todo el mundo, no es una tarea fácil. Efectivamente, la Sede de Pedro constituye el centro de la cristiandad y los católicos quieren venir, al menos una vez en la vida, a rezar ante las tumbas de los apóstoles".
"La presencia, tanto de la Santa Sede, como del gran número de personas que visita el centro de la Iglesia Católica no constituye, ciertamente, un problema ni para la ciudad de Roma ni para Italia sino una riqueza y un motivo de orgullo".
El Pontífice se refirió luego a los episodios de violencia en los que, en distintas partes del mundo, han sido afectados los cristianos e incluso "han pagado con la vida su pertenencia a Cristo y a la Iglesia".
Finalmente el Papa hizo votos para que "como fuerzas de policía sean siempre promotores auténticos de la justicia y sinceros artífices de paz. Pidamos a la Madre de Dios, Reina de la Paz, que sostenga con su intercesión nuestros propósitos y nuestra actividad".
"Le confiamos el año 2012 para que lo vivamos a la enseña del respeto recíproco y del bien común deseando que ningún acto de violencia se lleve a cabo en nombre de Dios, supremo garante de la justicia y la paz", concluyó.
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