Soria, la muerte y la justicia.
por Rene IrurzunLa Fogata
La muerte del recién asumido gobernador Soria, altera fundamentalmente la esfera del desenvolvimiento institucional en la provincia de Río Negro. Producirá corrimientos y reacomodamientos en cargos y puestos ejecutivos. Cuestión ésta que será resulta en los días venideros al parecer sin grandes sobresaltos, y sin que implique ninguna otra cuestión que haga a un ejemplo de ética, o alguna otra consideración política, o social, que pueda tener alguna relevancia para la vida. Una gran mayoría de la sociedad, sostiene el aletargado estado de las consumisiones findeañeras, y el estado de zombis, de ausencias de razonamientos vivificantes, mirando por ello la situación desde la pasividad. Sus ojos solo tienen sentidos para el espectáculo de la política y por lo tanto, sólo como espectadores de una tragedia que se supone como lejana y que a ellos no los atraviesa.
Y dentro de ese cúmulus nimbus se expresan distintos sentimientos que lejos están de constituir una extendida expresión de profundas conciencias. Así están desde quienes sienten profundamente la ausencia producida por esta muerte, hasta quienes se alegran profundamente e incluso quienes arrojan la frase de que: por “fin alguien hizo justicia”, u otra variante: “ no se merecía estar vivo”.-
Respecto a estas últimas apreciaciones me interesaría decir simplemente: por los Sorias, que son muchos y que además la máquina los multiplica, de acuerdo a la necesidad del mercado, hay quienes sentimos una visceral repulsión. Y también una nausea mayor por cómo se han ido envileciendo las relaciones del poder y de la sociedad. ¿Y ello porque? Solo la decadencia que vivimos en el país de los DD.HH. puede posibilitar que un hombre que aún figura en una causa abierta por violaciones a los DD.HH, que haya pasado indemne por actuaciones como las de la AMIA, que haya actuado en la investigación de la voladura de la embajada de ISRAEL, durante el Menemismo, con las connotaciones que ello tuvo y lo más significativo: que haya sido uno de los responsables políticos de la resolución de la muerte de mis queridos compañeros Darío y Maxi, y que con semejante “curriculum vitae”, he aquí lo asombroso, pueda haber sido elegido gobernador de una provincia, contando con el mayor beneplácito del ejecutivo Nacional.-
Entiendo desde mis convencimientos, que la justicia no se logra con un juicio- Claro que la justicia no se logra tampoco con la condena, incluso hasta con la pena de muerte de asesinos. La Justicia creo que se logra con la erradicación de todas las causas que impliquen la muerte, o el genocidio.
Esto no será resuelto en los próximos días, seguramente se extenderá por el horizonte de las utopías, como sucede con las mejores aspiraciones de justicia.-
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