Madre protegió siempre a "sonriente" bebé enfermo ante pedido de aborto de médicos
"Sólo porque su vida será corta no significa que no merezca vivirla", relató
LONDRES, 16 Ene. 13 / 04:01 pm (ACI/EWTN Noticias).-
"Si él podía sonreír, jugar y sentir entonces a pesar de sus daños cerebrales, él merecía disfrutar el tiempo de vida que tenga, no importa lo corta que sea,sólo porque su vida será corta y diferente, no significa que no merezca vivirla", relató la joven madre de 26 años al Daily Mail el 14 de enero.
El niño falleció nueve horas después de haber nacido. Durante el tiempo que vivió recibió todo el amor y cuidados de su madre, sus tíos y abuelos. La joven recuerda que "fue sin duda el momento más feliz de mi vida. Lucian podría morir en cualquier momento en mi vientre pero nació para conocernos".
Cuando Katyia y su pareja Shane Johnson, también de 26 años de edad, recibieron la noticia del embarazo estaban asustados pero emocionados. Incluso planearon su boda para cuando Lucian pudiera caminar y los acompañara hacia el altar.
Los planes se desvanecieron tras un chequeo médico realizado a las 20 semanas de embarazo. En esa oportunidad los doctores advierten a la pareja que el bebé presentaba daños cerebrales y les solicitaron someterse a un aborto a las 24 semanas. Katyia rechazó de plano el pedido y pidió se le hicieran otros exámenes para conocer al detalle la gravedad del problema.
Expertos del hospital pediátrico Birmingham confirmaron que el pequeño nunca hablaría ni podría caminar y necesitaría cuidados especiales siempre. Katyia no se amilanó y siguió adelante con el embarazo, haciéndose los ultrasonidos en donde podía ver al niño sonreír, hacer burbujas, patear y mover sus brazos.
"Mientras esté dentro de mí su calidad de vida será maravillosa y no diferente a otros niños, es una alegría para mi verlo".
"Investigué sobre todos los problemas que tendría para estar preparada en atenderlo, nunca tuve un momento de duda, solo tuve que mirar la ecografía y ver cómo disfruta en el vientre para saber que hacía lo correcto al darle una oportunidad".
Katyia cuenta que "sin saber cuánto tiempo viviría (Lucian), con Shane estábamos decididos a disfrutarlo lo más que pudiéramos. Aprendimos que le gustaba la ducha y pateaba cuando derramaba agua en mi vientre".
"Mientras crecía podía ver sus pequeños piececitos y manos. Él aún no nacía pero ya era nuestro hijo y cada momento era una señal que estábamos haciendo lo correcto. Le hablaba y le ponía música porque quería que experimente lo más que podía".
Sobre el deseo de ser madre ella dice: "no me importaba en absoluto, era irónico porque nunca me consideré a mi misma maternal, pero ahora no quería otra cosa más que cuidar a mi hijo y darle la mejor calidad de vida posible. Era más que feliz al dedicar mi vida totalmente a su cuidado".
Las últimas nueve semanas del embarazo, Katyia se sometió a dolorosos procedimientos para drenar el líquido amniótico que rodeaba al bebé. "Era una agonía –recordó– y sabía que algunas personas me cuestionarían si valía la pena tener que pasar por esos procedimientos por un niño con discapacidad que no viviría mucho".
Lucian nació con parto inducido cuando la fuente se rompió el 23 de octubre de 2012, en el hospital Royal Shrewsbury. Inmediatamente tras su nacimiento fue llevado a la unidad de cuidados pediátricos especiales.
Una enfermera le dijo a Katyia que su niño "tenía poco tiempo de vida", por lo que la joven madre salió de su cuarto hacia donde estaba el pequeño para poder sostenerlo en sus brazos. "Él me había dado el más grande honor de ser su mami durante los últimos nueve meses, pero dependía de él si estaba ya listo para irse", señaló.
"Yo estaba en shock pero ya habíamos decidido que después del nacimiento dejaríamos que Lucian indique el camino, no quería darle tratamiento innecesario si no lo ayudaba".
Consciente de que no podría llevarse aún a su bebé a casa como cualquier otra madre y sin saber con claridad "lo que el futuro depararía", la joven recuerda cómo fue ese primer momento cuando vio a Lucian en la unidad de cuidados especiales.
"Mi hijo se veía totalmente perfecto, el amor y la alegría que sentí en el momento que ponían a Lucian en mis brazos valía la pena. Pensé que no quería ser madre, pero Lucian me enseñó que es el trabajo más maravilloso en el mundo y estaré siempre agradecida por eso".
Katyia cuenta además que no se arrepiente de haber rechazado el aborto que le pidieron varias veces los médicos, ya que así "decidí dejar que (Lucian) disfrute su vida dentro de mí y fuera de mí. Como madre harías cualquier cosa por tu hijo y yo fui madre tan pronto estuve embarazada: mi trabajo había comenzado".
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