Estimado D. José Carrillo, Rector de la Universidad Complutense
Sé que estará usted muy liado y no tendrá mucho tiempo, pero confío en que esta carta llegue a sus manos antes de que sea tarde.
Dado el cargo de rector que desempeña y las responsabilidades que éste conllevan, creo que tendría que interesarse por la opinión de una de sus muchos alumnos de la Universidad Complutense acerca de las políticas que quiere llevar a cabo, porque éstas se hacen para que esos alumnos, personal docente y trabajadores de la UCM se encuentren lo más satisfechos posibles y contentos con esta Universidad y en mi caso, y en el de muchos otros, hay una en concreto que está haciendo mucho daño: la proximidad del cierre de las capillas.
A mi juicio, las capillas que hay ahora mismo abiertas en las facultades, que si no estoy mal informada son nueve, no hacen ningún daño a nadie; es más, hacen muchísimo bien a mucha gente.
Además, suponen coste cero para la Universidad, ya que es el mismo Arzobispado el que se encarga de gestionarlas y cuidarlas, así como de remunerar a los capellanes que las dirigen.
Por eso, no entiendo la necesidad de quitarlas; para muchos, incluida yo, al quitarlas de las facultades nos harían polvo y estaríamos perdiendo un derecho que nos concede la Constitución Española, que es el de libertad religiosa y de conciencia, en los artículos 16 y 20; y otros decretos oficiales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
"Toda persona tiene derecho a la libertad de religión; este derecho incluye la libertad de manifestar su religión, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”
O como el Código Penal:
"Incurrirán en pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican”
Por eso, al querer quitar las capillas, lo que está haciendo es no solo no respetar a la Iglesia, que, como puedo observar, no le importa demasiado, sino que tampoco me respeta a mí y a todos los que forman parte de la UCM que profesamos la misma fe, y me parece que valores como la tolerancia o el respeto son valores que tendríamos que tener todos, y que ya que es usted el que dirige toda una gran empresa de formación de jóvenes alumnos, aparte de la formación académica que tenemos que tener cuando terminemos nuestras correspondientes licenciaturas o grados, también es una empresa que debe enseñar y cultivar los valores de la persona, y que los que se encuentran a la cabeza de ésta, como es usted en este caso junto con todos los que forman parte de los decanatos, deberían ser los primeros en dar ejemplo y en llevarlos a la práctica de su día a día.
Como respuesta a muchos que argumentan diciendo que si hay capillas católicas que también haya lugares de culto para judíos o musulmanes, a mí me parece fantástica la idea, me parecería estupendo que se habilitara una sala que no se utilice en las facultades, que de esas hay varias porque yo he visto más de una, y así, igual que hay capillas en las facultades, que también haya lugares de culto para ellos, aunque desconozco si tanto judíos como musulmanes sienten la misma necesidad de tener un lugar donde acercarse a su dios, como yo la tengo con el mío, por lo que solo puedo hablar de mi religión.
Por tanto, intentando ser lo más escueta posible para que no pierda el tiempo leyendo mi carta, le pido por favor que no ponga en marcha este plan, ya que saldríamos muchas personas perjudicadas y nos haría mucho daño, atentando contra nuestra persona y nuestras creencias.
Reflexiónelo bien y piense en las consecuencias que puede llegar a tener, además de estar incumpliendo el acuerdo de 1992 que su anterior sucesor, Gustavo Villapalos firmó con monseñor Ángel Suquía, por entonces arzobispo de Madrid y que sigue teniendo vigencia desde hace más de veinte años.
Sin más dilación y atentamente,
Ana Martín.
PD: le copio una de las frases que D. Juan García Izna, Dr. en Derecho Canónico le escribía en una carta abierta hace unos días para que la medite: "Sr. Carrillo, demuestre usted ser verdadero universitario teniendo siempre abiertas las puertas a todo el saber, también al de la Teología. Si usted cierra las puertas a Dios en su Universidad, Dios se colará por las ventanas. No se puede poner puertas al campo, y el campo de la fe es demasiado amplio para querer reducirlo a la conciencia individual y privada de los creyentes.”
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