Historia argentina: Alfa Centauro, un pionero
Historia de la cohetería argentina
Desde Pampa de Achala, Córdoba, se lanzó el primer cohete.
Era el Alfa Centauro. Fue un 2 de febrero de 1961.
La entonces Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CNIE), de la Fuerza Aérea Argentina, trabajó en cohetería hasta inicios de la década de 1990.
Chamical, La Rioja, fue la base de lanzamientos. Desde allí se lanzaron unos 70 cohetes nacionales en 30 años.
A la serie Centauro, les siguieron después Canopus, Orión y Rigel. Los Castor, en la década de 1970, fueron los más poderosos vehículos espaciales.
Tenían ocho metros de alto y 1.200 kilos que podían llevar una carga útil de 70 kilos a 480 kilómetros de altura. Usaban combustible sólido.
Luego llegó el proyecto Cóndor II (16 metros y 2,5 toneladas), que cambió su objetivo para convertirse en un cohete bélico, un misil.
El programa se canceló por presiones de Estados Unidos al entonces presidente Carlos Menem.
Mucho de esos recursos humanos y conocimientos se perdieron.
Conae retomó el desarrollo en cohetería en los primeros años de este nuevo siglo.
Mientras tanto, Chamical volvió a ver actividad gracias a las pruebas del Gradicom II, un misil bélico o de otros usos, desarrollado por el Ministerio de Defensa de la Nación. Pesa casi una tonelada y mide más de siete metros.
Desde Pampa de Achala, Córdoba, se lanzó el primer cohete.
Era el Alfa Centauro. Fue un 2 de febrero de 1961.
La entonces Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CNIE), de la Fuerza Aérea Argentina, trabajó en cohetería hasta inicios de la década de 1990.
Chamical, La Rioja, fue la base de lanzamientos. Desde allí se lanzaron unos 70 cohetes nacionales en 30 años.
A la serie Centauro, les siguieron después Canopus, Orión y Rigel. Los Castor, en la década de 1970, fueron los más poderosos vehículos espaciales.
Tenían ocho metros de alto y 1.200 kilos que podían llevar una carga útil de 70 kilos a 480 kilómetros de altura. Usaban combustible sólido.
Luego llegó el proyecto Cóndor II (16 metros y 2,5 toneladas), que cambió su objetivo para convertirse en un cohete bélico, un misil.
El programa se canceló por presiones de Estados Unidos al entonces presidente Carlos Menem.
Mucho de esos recursos humanos y conocimientos se perdieron.
Conae retomó el desarrollo en cohetería en los primeros años de este nuevo siglo.
Mientras tanto, Chamical volvió a ver actividad gracias a las pruebas del Gradicom II, un misil bélico o de otros usos, desarrollado por el Ministerio de Defensa de la Nación. Pesa casi una tonelada y mide más de siete metros.
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