sábado, 12 de marzo de 2011

Las manos del Obispo Uriona.

Con la mano en la…bombacha

Monseñor Adolfo Uriona obispo de Añatuya

Hace 14 años, que viajo en colectivos interprovinciales, prácticamente por la mitad de la Argentina. Me ha tocado viajar al lado de señoras, señores, señoritas, conversadores insoportables, roncadores, cabeceadores, exhaladores, un conjunto de seres normales y extraños a la vez, a los cuales, jamás les di la oportunidad que me denuncien por abusarlos durante el viaje, aprovechando la nocturnidad.

Pero, ¿alguien se animaría a tocarle las piernas y correrle la bombacha a su compañera casual de viaje, nada más porque es linda y no se dará cuenta porque está dormida en medio de la madrugada? Usted, probablemente me dirá…noooooo.

Todo esto que usted no entiende hasta acá, le ocurrió a Monseñor Adolfo Uriona, Arzobispo de Añatuya, en Santiago del Estero, República Argentina, en Febrero del 2006.

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Por Horacio Cecchi

“Su secretario y su chófer lo esperaban en la terminal de micros de Córdoba. Monseñor Adolfo Uriona, obispo de la diócesis santiagueña de Añatuya, llegaba de Mendoza y tenía planeado regresar a su diócesis de inmediato”.

“Pero en sus planes se cruzó una mujer, una comisión policial y un escándalo”.

“El motivo era insólito: la mujer, que viajaba en la butaca contigua, lo denunció por “manoseo”. !Aseguró que dormía durante el viaje y que al despertar descubrió la mano del hombre que viajaba a su lado metida dentro de su bombacha”.

“Pasado el mediodía, Monseñor Uriona fue liberado y se retiró en silencio. La versión policial señalaba que el obispo había reconocido el hecho.”

Su abogado Marcelo Ferrer Vega, en cambio negaba que lo dicho hubiera sucedido y dejaba en el aire la idea de algún interés por el desprestigio del sacerdote, dijo: “Todo es posible en las viñas del Señor. En ese caso, habrá que decir que Uriona es referente de los Sin Tierra en su empobrecida jurisdicción de Añatuya, y que en ese aspecto está comprometido con una línea ubicada en las antípodas del ultra ortodoxo y acérrimo opositor del aborto, ex vicario castrense Antonio Baseotto, a quien nada menos que Uriona reemplazó en Añatuya”. (¿?)

Cualquier mortal puede caer en desgracia y para eso, está la Justicia, no sólo para que sea ella (la Justicia) la que diga si él es culpable o inocente, sino, para que se castigue a su compañera de viaje, por denuncia falsa, por injuria, por calumnia y más en mérito al cargo eclesiástico del inocente sacerdote.

La cuestión terminó de esta manera:

1) Uriona, ante la prensa culpó a no sé quién porque él es muy solidario con los campesinos a los que defiende para que no les quiten las tierras, a pesar de aceptar, dentro del territorio del Arzobispado de Añatuya, el funcionamiento de 12 pistas de aterrizaje clandestino por donde se extraen bebés.

2) De la joven abusada, nunca más se supo por supuesto y la tildaron de loquita.

3) Monseñor, finalmente, llamó a la concordia y terminó rezando por todos.

Pero, la pregunta final, es ¿por qué no se investigó más esta cuestión? ¿Porque esta mujer era una pobre mujercita? o porque en realidad a Uriona, poco le interesa lo que digan de él. Es decir, si esta acusación le hubieran hecho a usted, se quedaría pancho en su casa?

Si lo tomáramos a esto como silencio, deberemos decir…“el que calla, otorga”.

De esa manera, manejan la impunidad los poderosos de esta parte del país.

La misma modalidad y silencio, en que quedó encubierta, la muerte del Obispo Gerardo Sueldo, en un accidente automovilístico, que nunca ocurrió, escondidos tras otra mujer, eta vez, la Dra. María Cárdenas, Jueza de la Causa, a la cual, con amenazas le “…ordenaron que cierre el caso”

Julio César Ruiz

Fundación Adoptar

fundacion@adoptar.org.ar

Tucumán-Argentina

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