OPOSITORES A LA CAMPAÑA LIBERTADORA
El centralismo porteño
A principios de 1818 sucedieron algunos hechos significativos. El 25 de marzo las fuerzas litoraleñas al mando de Francisco Ramírez, vencían en el Saucecito a las fuerzas porteñas al mando del general Marcos Balcarce. Por otro lado el 5 de abril las fuerzas patriotas vencían a los realistas en Maipú.
Estas batallas hicieron pensar al Director Pueyredón que las tropas patriotas, no teniendo motivos para continuar en Chile, debían regresar a Buenos Aires para defender la capital ante los caudillos federales.
San Martín no estuvo de acuerdo con esta postura: en una quinta de San Isidro, el 18 de mayo de 1818, se reunieron San Martín, el Director Pueyredón y el Dr. Gregorio Tagle, Secretario de Estado. Tagle hizo una cerrada oposición a los planes de San Martín de continuar la campaña libertadora en Perú, opinando que en cambio, las tropas debían regresar para ser utilizadas para defender a Buenos Aires y al Gobierno central, amenazado “por el desborde del anarquismo que prevalecía en el litoral”.
San Martín, que no estuvo de acuerdo con esta postura, logró arrancarle a Pueyredón la promesa de un financiamiento de la campaña libertadora, con un empréstito de quinientos mil pesos.
San Martín partió hacia Mendoza, desde donde le ordenó a Bernardo O’Higgins que hiciera los preparativos necesarios para organizar la campaña al Perú, en el término de tres meses. Pero los fondos prometidos nunca llegaron, y en septiembre San Martín recibe un oficio en el que Pueyredón le informaba que los escasos fondos recaudados para el empréstito habían sido utilizados en otras cuestiones de urgencia, y que por lo tanto debían suspenderse los planes de la campaña libertadora. San Martín, que no acepta la excusa del Director, renuncia a la jefatura del Ejercito de los Andes. La renuncia de San Martín produjo una reacción que impuso a Pueyredón el cumplimiento de lo prometido.
El centralismo porteño
A principios de 1818 sucedieron algunos hechos significativos. El 25 de marzo las fuerzas litoraleñas al mando de Francisco Ramírez, vencían en el Saucecito a las fuerzas porteñas al mando del general Marcos Balcarce. Por otro lado el 5 de abril las fuerzas patriotas vencían a los realistas en Maipú.
Estas batallas hicieron pensar al Director Pueyredón que las tropas patriotas, no teniendo motivos para continuar en Chile, debían regresar a Buenos Aires para defender la capital ante los caudillos federales.
San Martín no estuvo de acuerdo con esta postura: en una quinta de San Isidro, el 18 de mayo de 1818, se reunieron San Martín, el Director Pueyredón y el Dr. Gregorio Tagle, Secretario de Estado. Tagle hizo una cerrada oposición a los planes de San Martín de continuar la campaña libertadora en Perú, opinando que en cambio, las tropas debían regresar para ser utilizadas para defender a Buenos Aires y al Gobierno central, amenazado “por el desborde del anarquismo que prevalecía en el litoral”.
San Martín, que no estuvo de acuerdo con esta postura, logró arrancarle a Pueyredón la promesa de un financiamiento de la campaña libertadora, con un empréstito de quinientos mil pesos.
San Martín partió hacia Mendoza, desde donde le ordenó a Bernardo O’Higgins que hiciera los preparativos necesarios para organizar la campaña al Perú, en el término de tres meses. Pero los fondos prometidos nunca llegaron, y en septiembre San Martín recibe un oficio en el que Pueyredón le informaba que los escasos fondos recaudados para el empréstito habían sido utilizados en otras cuestiones de urgencia, y que por lo tanto debían suspenderse los planes de la campaña libertadora. San Martín, que no acepta la excusa del Director, renuncia a la jefatura del Ejercito de los Andes. La renuncia de San Martín produjo una reacción que impuso a Pueyredón el cumplimiento de lo prometido.
Planes monárquicos
Pueyredón tenía otros planes y expectativas, como era el reconocimiento de la independencia mediante el proyecto de instalación de una monarquía en las Provincias de Plata. El Director, entre otros, estaba convencido que con el proyecto monárquico, en la próxima reunión de la Santa Alianza se aprobaría el reconocimiento de las independencias Hispanomericanas.
Para informar el proyecto a San Martín, el Director envía al logista Julián Álvarez, pero en el camino es interceptado por fuerzas federales, y se ve obligado a quemar la documentación. El emisario logra fugar, y continúa hacia Mendoza para informar verbalmente al Libertador sobre los propósitos del Gobierno de enviar al canónigo Valentín Gómez ante Congreso de las potencias europeas, y le pide gestione ante O´Higgins que otorgue poderes para que Gómez lleve a Europa la representación de los dos países.
San Martín, sin esperar aprobación de Pueyredón, se trasladó a Chile para continuar los preparativos de la campaña libertadora.
Pueyredón tenía otros planes y expectativas, como era el reconocimiento de la independencia mediante el proyecto de instalación de una monarquía en las Provincias de Plata. El Director, entre otros, estaba convencido que con el proyecto monárquico, en la próxima reunión de la Santa Alianza se aprobaría el reconocimiento de las independencias Hispanomericanas.
Para informar el proyecto a San Martín, el Director envía al logista Julián Álvarez, pero en el camino es interceptado por fuerzas federales, y se ve obligado a quemar la documentación. El emisario logra fugar, y continúa hacia Mendoza para informar verbalmente al Libertador sobre los propósitos del Gobierno de enviar al canónigo Valentín Gómez ante Congreso de las potencias europeas, y le pide gestione ante O´Higgins que otorgue poderes para que Gómez lleve a Europa la representación de los dos países.
San Martín, sin esperar aprobación de Pueyredón, se trasladó a Chile para continuar los preparativos de la campaña libertadora.
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