
Hilary White
ROMA, 31 de marzo 2011 (Notifam) – Lord Nicholas Windsor, el hijo menor del Duque y la Duquesa de Kent, y primo hermano de la Reina Isabel II, le dijo a Lifesitenews/Notifam a principios de este mes, que se requiere de paciencia para aquellos que pueden ofrecer un verdadero liderato moral y espiritual, para entonces echar para atrás la oleada anti-humana y anti-vida en Gran Bretaña.
Lord Windsor fue entrevistado por Lifesitenews/Notifam durante la asamblea plenaria anual de la Pontificia Academia para la Vida del Vaticano, el pasado 25 de febrero. Él habló de lleno sobre su conversión al catolicismo, debido a la influencia del fenecido Papa Juan Pablo II, y sobre su dedicación a la filosofía pro-vida.
La esperanza de que la sociedad pueda alejarse de una amoralidad post-cristiana, dijo él, descansa con la generación que proviene de aquella generación que fue parte de una explosión de la natalidad: “Nuestra generación es una que viene luego de la otra que tomó, me parece, estas decisiones calamitosas. Hasta cierto punto, nuestra generación observa todo aquello con horror”.
Él dijo que “sin duda”, los verdaderos líderes emergerán de la generación desilusionada con la revolución social. “Existen personas que inspiran mucho”, él añadió, pero “quizás no están presentes en el escenario nacional…uno tiene que ser paciente”.
Hace diez años, Lord Windsor fue recibido dentro de la Iglesia Católica y se convirtió en el primer miembro de la presente familia real inglesa en casarse en el Vaticano, y el primero desde 1554 en casarse según los ritos de la Iglesia Católica. Su hijo Albert es el primer miembro de la familia real en ser bautizado como católico, desde 1688.
Bajo el Acta de Resolución de 1701 (del Reino Unido) (Act of Settlement of 1701), Lord Windsor perdió su lugar en la línea de sucesión al trono inglés, debido a su conversión. Él estudió teología en la universidad, y recientemente se mudó a Italia. Sin embargo, cuando se encuentra en Londres, él y su esposa regularmente asisten a Misa en el Oratorio de Brompton. Katherine, la duquesa de Kent y madre de Lord Windsor, y Lady Helen Taylor, la hermana de Lord Windsor, también se convirtieron al catolicismo.
Recientemente, los medios de comunicación estadounidenses se enteraron de que un miembro de la familia real inglesa era un católico con fuertes convicciones pro-vida, cuando la revista Los Asuntos Primordiales (First Things) publicó un artículo en donde Lord Windsor aseveró que el aborto es una amenaza de mayor envergadura para Europa que el terrorismo islámico.
Así como lo dicen muchos jóvenes conversos, él le da crédito a la influencia del Papa Juan Pablo II para que la fe despertara en él.
“Fue un reconocimiento de la riqueza y la plenitud de la exposición cristiana, lo que significa la fe. Yo admito que no la había encontrado de esa manera dentro de la iglesia anglicana”, él dijo.
Habiendo nacido en 1970, Lord Windsor se encuentra situado dentro del grupo demográfico que se ha venido a conocer, dentro de los círculos católicos, como “la generación de JPII”. Esta es la generación que vio directamente los resultados “calamitosos” de la revolución sexual y la revolución social, de la segunda parte del siglo 20.
Él comenzó a conocer el mensaje de Juan Pablo II durante sus años de adolescencia, y lo recuerda como el papa esquiador, dinámico y joven, que era una figura tan atrayente entre los jóvenes. Fue la realización de entusiasmo potencial de una vida de fe, planteada por el Papa Juan Pablo II, que lo animó a estudiar más a fondo lo que proponía la Iglesia Católica.
“La invitación extendida a los jóvenes, como un reto, de vivir una fe ortodoxa con integridad y de ser testigos de la misma dentro de sus capacidades, fue algo muy atrayente. La franqueza del Papa, durante su mensaje a los jóvenes, fue algo que no estaban acostumbrados a escuchar.”
El Papa, y la Iglesia que él representaba, ofrecía “un alimento que enriquecía y nutría”, a la vida espiritual. “Quizás la palabra ‘nutrir’ es la mejor de todas. Él no estaba ofreciendo algo diluido o blando para nuestra generación. Era algo muy difícil pero era una hermosa y amorosa presentación de la fe y la vivencia en ella”.
“Cuando yo era adolescente, tengo que decir que yo conformé mi vida, más o menos, con la cultura prevaleciente. Y yo no estaba recibiendo, por parte de la iglesia anglicana a la que pertenecía, un mensaje de que yo me alejara de dicha cultura”.
Una peregrinación a la Jornada Mundial de la Juventud en Roma, durante el Año de Jubileo 2000, trajo a su vida un cambio profundo y lo encaminó a alejarse de la aceptación de las normas sociales y sexuales modernas.
“Fue entonces que yo comencé a comprender un poco las cosas. ¿Cómo es posible que la Iglesia pudiera estar sosteniendo estas posiciones que la sociedad hallaba tan improbable? ¿O peor, que fuesen retrógradas o hasta malignas? Y me fui dando cuenta que, no sólo tenían sentido, sino que tenían sentido de modo muy benéfico. Era un medio, no para decir las cosas sin más, sino para el florecimiento de los seres humanos, y con el deseo de que obtuviesen felicidad”.
Cuando se le hizo la pregunta del millón de dólares: “¿Qué le pasa a Gran Bretaña?”, Lord Windsor dijo lo siguiente: “Yo oigo a muchas personas decir que algo ha cambiado, bien sea que es algo que tiene que ver con la pérdida de la cortesía por la que eran tan famosos los ingleses, o de su reserva, o quizás de su sentido conservador innato, su sentido conservador social”.
“Realmente ya no existe, o si bien existe, se encuentra al margen de la vida. Y quizás esto es, en parte, donde tiene cabida la cuestión pro-vida, porque es algo envuelto dentro de una matriz de preguntas sobre el modo de vivir, el modo de amar, y el de sostener relaciones humanas. Incluso, cómo es la vida de familia, y por qué es importante como la base para la sociedad”.
Él dijo que, aunque es mucha la crítica profunda sobre el sentido de dirección de la sociedad británica, su propia impresión es que todavía hay esperanza. “Un componente de la vida británica es su capacidad de recuperación. Yo no estoy seguro de que estas cosas que la gente ve, deben ser vistas como un cambio permanente hacia lo peor. Yo creo, definitivamente, que hay esperanza”.
Sin embargo, donde las cosas han pasado a ser “particularmente malas”, es dentro de la clase obrera cuyas vidas y prospectos se han visto arruinadas por el quebrantamiento de la moralidad que prevaleció durante las décadas de los 1960, 1970 y 1980, unido al quebrantamiento social que le siguió.
“La vida para muchas personas dentro de la clase obrera, en las ciudades y los residenciales, se ha tornado muy, muy difícil, con las expectaciones y las oportunidades bastante restringidas. Se ve bien desolador en ciertos casos para muchas personas, quienes posiblemente no se dan cuenta de ello”.
Él dijo que esto es de lo que “posiblemente” el Primer Ministro David Cameron se ha estado refiriendo a menudo, cuando alude a “la sociedad quebrantada” de Gran Bretaña, y habla de sus propuestas a favor de “los esfuerzos voluntarios y la sociedad civil, que pueden ayudar algunas de las personas, a las que el Estado no logra tener acceso”, él dijo. “Sacándolos de su necesidad, en sus varias formas, incluyendo a través de la educación”.
Sin embargo, él dijo que es la pobreza espiritual, lo que está fuera del ámbito del Estado, que afecta la vida británica con más profundidad.
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