LIBIA
> El nuevo primer ministro libio, Abderrahim al Kib, salió ileso de un intento de atentado que tuvo lugar en Trípoli el sábado. Fue llevado a cabo por un grupo de hombres desconocidos durante un acto oficial, según dijeron fuentes cercanas a las autoridades de la era post Gadafi.
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> El ataque se produjo el pasado sábado, cuando el primer ministro Al Kib se encontraba realizando una visita junto a una delegación del Ejecutivo a la sede de la radio estatal libia en el barrio de Ashat, en la periferia de la capital.
> En el momento en el que Al Kib entraba en el edificio, un grupo de hombres disparó contra la delegación y causó la muerte de dos acompañantes del primer ministro, mientras que otros cinco resultaron heridos, explicaron las mismas fuentes. En el atentado, Al Kib resultó ileso y dos agresores fueron detenidos, aunque se desconoce aún su identidad y su filiación.
> Las fuentes de la capital, que prefirieron mantener el anonimato por razones de seguridad, afirmaron que el ataque fue perpetrado por integrantes de lo que denominó la «quinta columna», en referencia a supuestos hombres fieles al difunto coronel Muamar el Gadafi.
> El atentado se produce sólo tres días después del anuncio del nuevo Ejecutivo elegido por Al Kib, que ha sido criticado por algunos grupos y tribus, ya que exigen una mayor representación en el actual gabinete, como ayer mismo hacía alguna de las comunidades que se sienten marginadas. Cientos de personas de la etnia amazigh se manifestaron ayer en Trípoli frente a la oficina del primer ministro para demandar mayor representación y el reconocimiento de su idioma y de su cultura ante el nuevo gobierno, establecido tras el derrocamiento de Gadafi.
> «Vete a casa»
> Los manifestantes, muchos de los cuales ondeaban banderas beréberes amarillas, azules y verdes, empujaron a los guardias de seguridad hacia la zona de aparcamiento situada frente a la oficina del primer ministro. Los manifestantes se detuvieron al llegar a la puerta principal. Después de más de una hora, salió a la puerta el primer ministro, llevando una gorra con los colores beréberes, para intentar calmar a los congregados y pronunció un breve discurso con un megáfono, aunque apenas se le oía. Sin embargo, sí se oyó la respuesta de la gente: «vete a casa».
> El nuevo primer ministro libio, Abderrahim al Kib, salió ileso de un intento de atentado que tuvo lugar en Trípoli el sábado. Fue llevado a cabo por un grupo de hombres desconocidos durante un acto oficial, según dijeron fuentes cercanas a las autoridades de la era post Gadafi.
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> El ataque se produjo el pasado sábado, cuando el primer ministro Al Kib se encontraba realizando una visita junto a una delegación del Ejecutivo a la sede de la radio estatal libia en el barrio de Ashat, en la periferia de la capital.
> En el momento en el que Al Kib entraba en el edificio, un grupo de hombres disparó contra la delegación y causó la muerte de dos acompañantes del primer ministro, mientras que otros cinco resultaron heridos, explicaron las mismas fuentes. En el atentado, Al Kib resultó ileso y dos agresores fueron detenidos, aunque se desconoce aún su identidad y su filiación.
> Las fuentes de la capital, que prefirieron mantener el anonimato por razones de seguridad, afirmaron que el ataque fue perpetrado por integrantes de lo que denominó la «quinta columna», en referencia a supuestos hombres fieles al difunto coronel Muamar el Gadafi.
> El atentado se produce sólo tres días después del anuncio del nuevo Ejecutivo elegido por Al Kib, que ha sido criticado por algunos grupos y tribus, ya que exigen una mayor representación en el actual gabinete, como ayer mismo hacía alguna de las comunidades que se sienten marginadas. Cientos de personas de la etnia amazigh se manifestaron ayer en Trípoli frente a la oficina del primer ministro para demandar mayor representación y el reconocimiento de su idioma y de su cultura ante el nuevo gobierno, establecido tras el derrocamiento de Gadafi.
> «Vete a casa»
> Los manifestantes, muchos de los cuales ondeaban banderas beréberes amarillas, azules y verdes, empujaron a los guardias de seguridad hacia la zona de aparcamiento situada frente a la oficina del primer ministro. Los manifestantes se detuvieron al llegar a la puerta principal. Después de más de una hora, salió a la puerta el primer ministro, llevando una gorra con los colores beréberes, para intentar calmar a los congregados y pronunció un breve discurso con un megáfono, aunque apenas se le oía. Sin embargo, sí se oyó la respuesta de la gente: «vete a casa».
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