Según un informe presentado por Cáritas, y el Observatorio de la Deuda Social Argentina, “el 34,9% de la población, unos 4,4 millones de personas en el área metropolitana, vive bajo la línea de pobreza”.
De acuerdo a estas cantidades, contradice lo expuesto por el INDEC, quien declaró que ‘el índice de pobreza alcanza al 15,2% de los habitantes’ porque toma un ingreso de una familia tipo de 1250 pesos por mes para acceder a la canasta básica, pero la investigación presentada en la Universidad Católica Argentina (UCA) considera que “el ingreso familiar debe ser de $ 2150 mensuales”.
Estos datos salieron a la luz tres semanas después de las elecciones presidenciales, y la investigación se efectuó en 1722 hogares.
El licenciado Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, indicó al presentar el informe que “No queremos entrar en una polémica sobre si hay más o menos pobres. Queremos asistirlos y promover que haya mejores condiciones de vida. Y que esta investigación sirva a las autoridades para que sustenten sus políticas y diseñen acuerdos de Estado, que permitan disminuir francamente la pobreza”.
Según el informe de Caritas, “el 10,8% de la población (1,2 millones de personas) reside en villas o asentamientos precarios. Algunos datos registran una amplia brecha entre la ciudad de Buenos Aires y el conurbano: el 46,4% de la gente no tiene acceso a cloacas (59,3% en el Gran Buenos Aires y sólo el 2,7% en la Capital) y el 25,2% habita en lugares próximos a basurales (28,8% en la provincia y 13,1 en la ciudad autónoma)”.
En todos los distritos, es homogénea la preocupación por la inseguridad: “El 54,7% de la gente considera que vive sin protección policial, uno de cada tres personas mayores de 18 años (29,3%) fue víctima de un delito en el último año y el 68% tiene miedo a ser víctima de un hecho delictivo en su barrio, con similares proporciones en la Capital y en los municipios bonaerenses”.
Salvia aclara que “En la grave crisis de 2001, los números eran muy superiores. Se hizo mucho y todavía falta más, pero se mantienen proporciones muy altas”.
“La pobreza no sólo tiene que ser medida por los niveles de ingreso, sino también por la capacidad de las familias para atender distintas demandas”.
El estudio, realizado en el último trimestre de 2010, analiza en seis capítulos “distintos indicadores sociales, como la vivienda y los recursos del hábitat urbano; la satisfacción de necesidades de subsistencia; la exclusión laboral, déficit escolar y trabajo infantil, el capital humano, integración social y seguridad; la confianza en las instituciones y la integración a través del trabajo y la seguridad social”.
Y los resultados fueron, “el 16,13% de la gente vive en riesgo alimentario, una categoría que incluye a quienes padecieron situaciones de hambre en el último año. Uno de cada cuatro personas (24,7%) no tiene cobertura médica y el 22,6% dejó de pagar las cuentas, una proporción que está llamada a crecer en lo inmediato, con las recientes medidas oficiales que impactarán en el costo de los servicios públicos. Sólo el 15,1% de los encuestados declaró tener capacidad de ahorro y el 36,7% (42,3% en el conurbano) consideró insuficientes sus ingresos”.
“En una región marcada por las fuertes desigualdades, los promedios esconden realidades extremas muy preocupantes. Por ejemplo, el 34,9% de personas castigadas por la pobreza trepa al 42,3% en la zona oeste del conurbano bonaerense y al 40,9% en los municipios del Sur”.
“La aplicación de planes sociales aún no muestra impactos reales en algunos campos. Por ejemplo, el 9,3% de los adolescentes de 13 a 17 años no asiste a la escuela y el 25,6% no concurre o está atrasado en el trayecto escolar. En algunos casos, los números reflejan situaciones de extrema gravedad, que ponen en evidencia la ausencia del Estado. Por ejemplo, el 29% de los encuestados señaló que conocía ‘dónde se vende droga en el barrio’”.
Salvia fue acompañado para la presentación del informe por los directores de Cáritas de Buenos Aires, Daniel Gassmann, y de Lomas de Zamora, Marcelo Dallorso, quienes insistieron en la necesidad de pensar más allá de la urgencia y emprender políticas de mayor integración social”.
El sacerdote Emilio Gabrielli, vicepresidente de Cáritas de San Isidro, llamó, no sólo a asistir a los que lo necesitan ayuda inmediata, sino a “combatir las causas profundas de la marginación”.
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