ATE-Sur: 20 años construyendo un sindicalismo democrático y combativo |
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![]() | Por ANRed- E (redaccion@anred.org) |
![]() UN SUEÑO REBELDE Y COMBATIVO“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”. Rodolfo Walsh. El 6 de noviembre de 1991 se abría una nueva etapa en ATE Sur. Asumía la Comisión Administrativa que el 23 de mayo de ese año, con la Lista Marrón -llamada por entonces Movimiento Antiburocrático 1º de mayo-, había vencido en las elecciones a las listas Verde y Verde-Rosa ligadas a la dirección nacional del gremio. Desde entonces, las trabajadoras y los trabajadores estatales de la zona, pudimos ser protagonistas de la construcción de ATE Sur. Poco a poco, con una práctica democrática y participativa, fuimos haciendo realidad aquella consigna inicial “por un nuevo sindicalismo, honesto y de lucha”. 20 años de lucha contra la explotación y la injusticia, para conquistar o recuperar derechos y avanzar en nuestra conciencia y organización. Con muchos logros y por supuesto reveses. Con aciertos y errores. Pero seguros que con la iniciativa, la militancia, la fuerza, las convicciones y direcciones que surgen desde la base, más tarde o más temprano, las y los laburantes junto a nuestro pueblo, construiremos otra sociedad, justa, en la que seremos dueños de nuestro presente y nuestro futuro. ![]() LA LUCHA POR EL TRABAJO DIGNO EN LAS ESCUELASSi algo pudimos desarrollar durante los 90 ha sido una lucha consecuente por puestos de trabajo. Cuando empezamos a organizarnos en el sindicato, a mediados de los ’80, había una explosión de matrícula en las escuelas, y la cantidad de porteros, por ejemplo en Lomas, era apenas de 450. En esos años de lucha logramos algunas victorias con nuevos cargos, pero el proceso era lento. Actualmente hay más 3000 auxiliares en las escuelas de Lomas y casi otro tanto entre Brown y Pte. Perón. La modalidad de lucha que desarrollamos durante aquellos años fue el trabajo a reglamento y quite de colaboración: todos cocinaban y ninguno limpiaba, así se notaba la importancia del trabajo faltante. Avanzando en experiencia y ya desde la dirección del sindicato, esa forma de lucha la combinamos con petitorios en escuelas (concentrando donde faltaba más personal), quite de colaboración, paros y movilizaciones al Consejo Escolar, uniendo el reclamo general con reclamos particulares de escuelas en conflicto, con padres, docentes y auxiliares. Recordamos en el ’98, un plan de lucha que culminó con una ocupación numerosa, nos quisieron desalojar de entrada, mandaron un Juez, pero sostuvimos la toma con más de 50 compañeros durante toda la noche. Eso permitió que llegaran medios y la ocupación se levantó con la firma de 35 cargos para los lugares que estaban en conflicto y con el compromiso de una cantidad de cargos más para el distrito. Fueron más de 100 cargos, un hecho importante porque en ese momento el mismo Gobierno anunciaba un congelamiento. Recordamos también una lucha provincial de principios de los 90: el gobierno quería cesar a todos los porteros temporarios, mensualizados y suplentes. Decidimos hacer una permanencia en la Dirección de Escuelas, convocada por ATE Provincia. Después de la toma, todos los despedidos pasaron a planta permanente. Fue una conquista muy importante, provincial, que ayudó a ver que se podía pelear y ganar... Antes de ganar el sindicato, ya habíamos presionado en el Consejo Escolar de Lomas con una movilización de auxiliares para lograr que las suplencias se empiecen a cubrir en actos públicos, también para cargos nuevos, cosa que no pasaba en otros distritos. Así fuimos logrando que se respetara a rajatabla el listado. También fuimos capaces de proponer que cuando venían puestos de trabajo nuevos al distrito, los titulares puedan elegir la escuela donde trabajar. Necesitábamos un mecanismo universal y justo, que hoy en día ya nadie cuestiona. No se cambia nadie de escuela si no es en un acto público de pases. Entonces, así como pasó esto, las cosas se fueron reglando, las conquistas que fuimos consiguiendo de entrecasa años después fueron trasladándose a la Legislación Provincial, a los acuerdos paritarios. En esos años del ajuste, los sueldos de los que entraban se pagaban ad-referéndum del acto administrativo, los primeros dos o tres meses era complicado cobrar; y llegó un punto en que se hacía cada vez más largo, pasaban por más controles, tardaba hasta diez meses. Así en el ’94 hicimos un plan prolongado, arrancó con petitorios en las escuelas, olla popular en el Consejo Escolar, una permanencia de 24 horas y después a La Plata. A esa altura, ya habíamos aprendido a meternos en la Dirección General de Escuelas, como para hacer trámites, entrábamos por distintas puertas, en pequeños grupos y después ya estábamos adentro. En este caso, se filtró vía ATE Provincia que movilizábamos y para el mismo día los funcionarios nos esperaban en un salón con los cheques ahí, todos los que se movilizaron cobraron ese día. Son cosas que no se olvidan, la emoción de los compañeros que estaban endeudados, tantos meses sin cobrar, contar con toda esa plata junta. Esas fueron cosas que fortalecieron mucho al Sindicato, y establecimos esa movida con cada problema de cobros, la olla en Consejo, la permanencia, la ida a La Plata, siempre con nuevos elementos, como la retención de tareas y la alcancía para el pasaje de los compañeros que no cobraban. Para nosotros lo importante era que las conquistas fueran producto de la presencia. Hubo veces en que no nos salió, que resolvimos en los marcos que ellos nos impusieron, pero siempre en una tensión donde nosotros poníamos muy nerviosos a los funcionarios porque nuestra táctica es meter a todos los compañeros adentro. ![]() ORGANIZAMOS NUESTRA PROPIA FUERZADespués de esto, en el 99, tuvimos otro conflicto importante, una toma muy fuerte del Consejo Escolar de Almirante Brown, muy peleada, con una especie de empate. Logramos que se hiciera un acto público y entraron titulares a cubrir comedores de verano, pero no pudimos revertir el desplazamiento de muchos suplentes forzados a hacerse cargo del trabajo sin cobrar el plus. Sin embargo, este conflicto tuvo la importancia de enfrentar la decisión de cubrir todos los comedores de verano con suplentes ahorrándose toda la plata del plus. Al año siguiente, llegó el momento de imponernos, con base en las seccionales más combativas, que confrontábamos con la fracción de ATE Provincia a la que solo le interesaba hacer propaganda para sus diputados. Mientras los sectores donde había organización en educación tomábamos con fuerza ese reclamo, la conducción provincial promovía una marcha a la Legislatura para hacer hablar a los diputados de la Alianza. Unos 500 compañeros entramos a la Dirección General de Escuelas, y como el gobierno no quería recibirnos y había montado un fuerte operativo de Infantería, un grupo de compañeros encendió fuego en el hall. Fue una movilización muy combativa. Les llenamos las oficinas de humo, la policía y la Infantería querían desalojar el edificio, venían con extinguidores, y del otro lado una masa de trabajadores gritando las consignas y tocando los bombos. Fue un 28 de diciembre del 2000. La policía amenazaba con reprimir si no apagábamos el fuego, pero con mucha incomodidad de parte de nuestros dirigentes provinciales, les dijimos: “si no nos reciben no lo apagamos”. Nos recibieron ya de noche y apagamos el fuego, pero dejamos los elementos para prenderlo hasta el final de la reunión. Una funcionaria del Ministerio de Trabajo suspendió la vigencia de la resolución hasta el 28 de febrero. Una manera elegante de no derogarla, para abrirse la posibilidad de sostenerla después, y calmar la conflictividad de ese día. Entonces en todos los lugares donde habían nombrado personal se cobró el plus, entre ellas todas las seccionales que estaban ahí y las que no estaban también. Fue una gran victoria, combativa, a escala provincial. ![]() LA PARTICIPACIÓN MASIVASiempre fuimos partidarios de incorporar a la lucha a la mayor cantidad posible de compañeros, en vez de hacerlo con un pequeño grupo, para avanzar en conciencia, en comprensión y que no se genere la falsa conciencia de que mientras me quedo en casa hay un grupo de héroes que luchan por mí y me resuelven los problemas. Porque en definitiva, eso genera también una conciencia dependiente, una conciencia caudillista, vanguardista, que si bien en algún aspecto fortalece la decisión de luchar de una camada, separa a la base de un sector más activo. Siempre luchamos por la unidad y apostamos a la fusión entre el activismo y la base, lo máximo posible, para contar con una identidad de clase más amplia y una conciencia más general, tanto gremial como política. Las luchas de fines de los 90 y principios de los 2000 activaron tendencias vanguardistas. Porque, claro, uno lucha con lo que puede. Claro que reivindicamos que a veces cuarenta tipos se planten por una injusticia, aunque otros mil no la vean, y luchamos con las herramientas que tenemos a mano. Pero cuando se puede luchar masivamente, hay que promover que el conjunto de las masas no se quede afuera. Ese es el gran dilema. A poco de asumir y hasta fines de los ’90, fuimos rompiendo el aislamiento y establecimos algunos niveles de acuerdo con el sector más democrático y combativo del oficialismo de ATE y CTA. En 1997, en un contexto de disputa política, donde el menemismo venía en declive, junto a ese sector, promovimos instalar un campamento frente a la Legislatura en reclamo de aumento salarial que duró treinta y siete días. Nuestra seccional tuvo un papel muy destacado. Supimos combinar movilizaciones semanales con paros, influimos mucho en la orientación provincial, logramos mostrar que se podía movilizar masivamente, llevar banderas y carteles desde las escuelas, desde los sectores, y ponerlos en las carpas. Eso nos permitió ganarnos cierta autoridad. No lo aprovechamos como hubiéramos podido si hubiéramos sido más audaces y más confrontativos con la dirección del sindicato, pero fue una experiencia muy importante donde ganó un peso fuerte nuestra seccional. Y los compañeros, el activismo sobre todo, vieron que se podía tener una política provincial fuerte. ![]() LA LUCHA EN SALUD Y LA POLÍTICA TERRITORIALEn el Hospital Gandulfo tuvieron lugar varios conflictos importantes. El hospital venía de ser municipal, una vieja casona refaccionada, donde se transitaba de un lugar a otro bajo la lluvia, con veredas rotas, una estructura edilicia desastrosa. Y sin existir plantel de camilleros. Además, con una política de privatización que fue vaciando el hospital y las vacantes no se cubrían. Los compañeros y compañeras de enfermería estaban sobrecargados de tareas que los más “viejos” ya no podían ni querían cumplir, haciéndose pelota la cintura, trasladando pacien4 tes en camilla, aún en el peor estado de salud, o trasladar muertos a la Morgue. Entonces desde el sindicato hicimos un trabajo de base: consultas, encuestas, para recoger lo más sentido en cada sector y anotarlo. Se hicieron asambleas por turno, y en cada uno se propuso que si no se nombraban camilleros no se trabajaba más con las camillas. Fue una medida fuertísima, aunque costaba sostenerla al cien por ciento, por la situación de las emergencias, de mucha presión de los parientes, de viejitos, de chicos. Sin embargo, fue muy sostenida en muchos casos. Las asambleas eran muy numerosas y muy activas. Ahí se conquistaron horas extras para el personal masculino de mantenimiento y de choferes para trabajar como camilleros. A la vez se abrieron expedientes para que se nombraran camilleros, que con el tiempo, terminaron nombrados. En otro momento, en el ‘94, visualizamos una operación del Ministerio de Salud con el duhaldismo, aprobaron un proyecto de construcción del nuevo hospital Gandulfo. El plano implicaba el cierre y la demolición de la vieja estructura, y nosotros nos dábamos cuenta de que iban trasladar a todos los trabajadores al Hospital Oñativia (que empezaban a construir) y que iban a abrir sin personal un hospital nuevo, un negocio inmobiliario y trabajo bajo condiciones de flexibilización. Entonces denunciamos el negocio, y en las asambleas se llegó a votar: “nos paramos delante de las topadoras si vienen acá”. Nunca hubo asambleas tan numerosas en ningún hospital. Una cosa muy emotiva de la gente, de defender su hospital. Así que nos animamos a largar una campaña nacional y prendió de una manera impresionante. El trabajo con la comunidad lo tomó todo el gremio, incluso en escuelas, con SUTEBA y la CTA. El conflicto del Gandulfo generó una movida territorial, con un punto cumbre que fue el “abrazo al Gandulfo”, con más de seiscientas personas, y grupos de diferentes sectores. Teníamos oficialmente una política de acuerdos con el degenarismo y de ir construyendo nuestra fuerza dentro de la CTA. Pero paralelamente, traíamos desde nuestros inicios la intención de romper el aislamiento, éramos el único sindicato donde una Comisión de Solidaridad con Cuba hacía festivales y se reunía en nuestro local. Se hizo un primer encuentro anti represivo del que surge la Coordinadora Sur Contra la Represión Policial, donde había movimientos estudiantiles, organizaciones barriales y de Derechos Humanos, y que confluyó en torno a la Masacre de Budge. Nuestro Sindicato sirvió de centro de atención telefónica para casos de gatillo fácil, denuncias por detenciones y abusos de la policía, etc. También en ATE Sur funcionó un espacio multisectorial con esas y otras organizaciones sociales, como los Vecinos Autoconvocados de Glew. Impulsamos un Congreso Comunitario de la Salud, con la idea de construir organización popular en defensa de la salud, denunciar la política oficial, promover la participación popular y la formación de agentes comunitarios, toda una discusión sobre el modelo de salud. Uniendo nuestras necesidades sanitarias con la solidaridad con Cuba, se exigía al Estado argentino que incorpore al calendario la vacuna cubana contra la meningitis. Hubo un conflicto importante en Don Orione en defensa de las salitas para que se mantengan abiertas durante todo el día y para impedir que el gobierno provincial municipalice la atención primaria. Fue un conflicto grande donde se llegó a vapulear al Secretario de Salud del Municipio cuando quiso venir a romper una huelga. Y con estas iniciativas y estos vínculos, surgió con nuestro apoyo lo que hoy es la Agencia de Noticias “Red- Acción”, un espacio de comunicación popular de compañeros de la Universidad de Lomas de Zamora y el Galpón Cultural de Claypole. Un trabajito donde hicieron toda una experiencia que después fue superándose y articulando con la Red de Medios Alternativos a nivel nacional. Entonces, con todas esas experiencias que fuimos haciendo, se abría una vía multisectorial, con altos y bajos, que iba desarrollándose. Para nosotros construir en la CTA era algo medio formal, pero apuntábamos a que todo esto fuera parte de esa construcción. Después pensamos que en la CTA se podía construir un sindicato de desocupados y convocamos a algunos compañeros que tenían contacto con otros de Quilmes, Solano y Varela. Trabajamos junto a compañeros que después construyeron las Cátedras Che Guevara de La Plata, el Encuentro de Organizaciones Sociales, el Movimiento Teresa Rodríguez, el MTD Aníbal Verón, el MTL, entre otros. Cuando vino el auge de los Movimientos de Desocupados, abrimos un debate político dentro del sindicato, decidimos acercarnos a algunos cortes y apoyar esa modalidad. Y también veníamos de apoyar la Carpa Blanca Docente, que llenamos varias veces de auxiliares. Pero lo que se estaba disputando en la Argentina, entre la Carpa Blanca y los cortes de ruta, eran dos métodos opuestos para encarar la situación política nacional. Uno apuntaba a la acción de la dirigencia, sin huelgas, una especie de apostolado pacifista, para una salida más institucional que cada tanto se alimentaba con la movilización. Y otro donde la asamblea y el piquete daban protagonismo a la base, y la acción directa abría paso a una situación de confrontación mucho más dura con el poder. Todo ese proceso lo vivimos discutiendo, acompañando esos procesos de luchas de masas, siendo parte. Tomando partido frente a esos aliados que teníamos dentro del degenarismo, abriendo un debate tendiente a un “sindicalismo piquetero” y a rescatar el clasismo. Eso va abriendo diferencias, especialmente después del 99, al verificar que no daba para más el intento de abrir un espacio afín al nuestro dentro de la Verde provincial y nacional. Ya por el 2000, con mayor generalización de la lucha piquetera, una mayor disposición a la lucha desde lo barrial, nos llevó a hacer nuestro primer corte del Puente La Noria. Un año después, llevamos un segundo corte días después que mataran a Aníbal Verón y a otros compañeros en Salta. Desde ese momento quisimos hacer cortes coordinados en distintos puntos, los estatales junto a los desocupados, y ninguno de nuestros aliados de la Verde cumple el acuerdo de sostenerlos. Nosotros sostuvimos el acuerdo solos, y logramos los primeros 100 puestos de trabajo para los compañeros desocupados, entre ellos los que se incorporan a la FTV y de esa experiencia deviene lo que hoy es la Barrial Víctor Choque. Después, ya tuvimos una actividad permanente de cortes, hasta el mismo diciembre del 2001. ![]() LA LUCHA POR EL SALARIOHubo un conflicto provincial muy importante en el 2003, que podríamos decir fue una verdadera rebelión de los porteros de escuela. El 23 de mayo eran las elecciones de ATE y el 25 asumía Néstor Kirchner. A los auxiliares de escuela no les pasaba por la cabeza la existencia de las elecciones de ATE, ni del cambio institucional que íbamos a tener en el país. La cosa era que no se aguantaba más la situación salarial. Se había cuadruplicado el precio de las cosas por la devaluación, y el salario seguía en trescientos veinte pesos, perdiendo ciento dos con cincuenta si faltabas tres días. La dirección nacional de nuestro sindicato se negaba a plantear la cuestión salarial. Entonces el eje de nuestra campaña empezó a ser el aumento del salario. Antes de irse, Duhalde había otorgado un nuevo aumento al sector privado de 150 pesos. Entonces tomamos esa cifra y exigimos “150 ya para todos los estatales”. Nosotros habíamos armado una lista provincial que había unificado a todo un sector combativo que había ganado espacio en ministerios como el de Salud... 2001 y 2002 permitieron surgir nuevas direcciones, nuevos delegados en la Dirección de Escuelas, toda una camada que tenía otra posición ante la situación política. Y al revés, la conducción de ATE venía de la crisis de la experiencia del FRENAPO, que se había quedado contando votos mientras la población golpeaba un gobierno y daba batalla. Nosotros lanzamos la consigna “150 ya”, convocamos a una medida de fuerza con asamblea en la Dirección de Escuelas muy numerosa. La única seccional que ese día movilizó y paró fue la nuestra. Al término de la asamblea movilizamos a Gobernación con una olla popular. Crónica TV lo pasó todo el día... En poco tiempo, el conflicto prendió en muchos Consejos Escolares, Secretarías de Inspección y de allí a los auxiliares. En Bahía Blanca surgió un paro que duró más de 40 días, y se generalizó esa rebelión a todos los rincones de la provincia. Ese fue un conflicto muy importante, que produjo varios efectos. El primero fue la rotura del congelamiento salarial histórico, la puesta en primer plano de la potencialidad del sector de auxiliares en toda la provincia de Buenos Aires, como el sector más dinámico de ATE Provincia, y la obligación del oficialismo verde de incorporar el incremento salarial como consigna principal de toda la etapa. Esas medidas como las ocupaciones de la Casa de la Provincia, fueron hechos importantes en los que desafiamos los acuerdos, y donde nos jugamos toda la ropa que nos quedaba, aunque no logramos modificar la situación, por supuesto. Pero sirvieron como hechos de denuncia que tuvieron cierta influencia. ![]() EL CENTRO DE MENORES DE LOMASEl año 2007 nos recibe con un conflicto en un sector poco conocido para nosotros, el Centro de Menores, con adolescentes en grave situación de encierro y pobreza. Su perfil parecido al penitenciario, de vigilancia, castigo y vulneración de derechos, empezaba a ser reemplazado en el discurso oficial. Así ingresaron compañeros con otra formación, jóvenes incluso con antecedentes en participación de algún Organismo de Derechos Humanos. Pero los “derechos humanos” de los pibes no eran más que un discurso, y los de los laburantes directamente no existían, los centros no eran más que cárceles para los pibes y los trabajadores. Ya en 2006 hubo un despido que se revirtió con nuestra movilización, aunque ATE Provincia acordó su traslado a otro sector. Había un grupo de compañeros muy decididos a modificar esa situación y salen a dar algunas de las primeras peleas. En la seccional no sabíamos cómo acompañar, cómo orientar, pero el 23 de marzo de 2007 se realizó un paro de ATE Provincia, y los compañeros pararon en el sector de trabajo. En esa huelga, que fue boicoteada por el Sub Director Rojas en forma personal, con un séquito de alcahuetes, pago de horas extras a delegados de UPCN para romper la huelga, hechos de violencia, etc., los compañeros en un módulo se plantaron y dijeron: “ésta huelga es nuestra, no van a venir a hacer esto”. El mismo día, se les abría sumario, iniciaban causa penal y ordenaban el traslado de 4 compañeros... Llegaron a pegar en las puertas, fotos ampliadas de los cumpas con la prohibición de su ingreso... Ese conflicto fue muy importante para ATE Sur, porque fue tremenda la actitud represiva y nosotros pudimos desplegar una batería de acciones con un plan preestablecido. En un momento en que adentro no se podía hacer nada, desde el sindicato trabajamos mucho en el afuera, para ir construyendo condiciones de solidaridad y de denuncia que en algún momento pudiera contactar con una mejor situación interna. Hicimos ollas populares, plenarios de delgados y movilizaciones en la puerta, hasta llegar a un paro de toda la seccional y conquistar otro paro provincial de ATE de todo ese ministerio. Nuestra apuesta estuvo en sostener el conflicto hasta que empalmara con un alza de la lucha general de los estatales, y efectivamente fue así. En las primeras grandes movilizaciones a La Plata aprovechábamos antes o después, para desprendernos con nuestra Seccional y la de Brown, con otros compañeros que se quisieran sumar, y ocupamos varias veces el Ministerio. Es decir, no los dejamos en paz durante meses hasta que desplazaron al Sub Director, desde allí cada nueva dirección no pudo ordenar el funcionamiento del lugar, empieza haber un clima de ebullición interna, y asambleas masivas. Y se termina de definir, precisamente dentro del sector de trabajo, en una huelga de cuatro días con una parálisis total del Instituto. El Ministerio jaqueado por una crisis absoluta del CREU, tuvo que habilitar instancias en el Ministerio de Trabajo para negociar y se logró la reincorporación en dos tandas de los cuatro compañeros. ![]() CONFLICTO DE LOS “RECO”Al año siguiente, 2008, tuvo lugar el cierre de un conflicto histórico, el de los “RECO” figura que aparece cuando logramos reemplazantes para suplentes y mensualizados, así como se le ponían suplentes a los titulares. Al principio, logramos una especie de reglamentación que establecía que se les iba a abonar bajo la figura de RECO pero que era para cubrir esas suplencias. En una movilización donde logramos frenar el cese, regularizaron esa figura con la particularidad que expresamente le prohibían tener cualquier derecho, pero en una nueva movilización les forzamos a reconocer el derecho a huelga y por accidente de trabajo. Si bien era muy poco, fue un avance y nos permitió ir acumulando fuerzas. Muchos que habían sido Reco después mensualizaron, después pelearon por su pase a planta, y después fueron titulares. Cada fin de año o receso invernal luchábamos logrando su continuidad. Pero esa vez el gobierno estaba decidido a echarlos. Hicimos un plan de varias acciones: movilizaciones a los Consejos y tomas en la Dirección General de Escuelas (una de las conquistas de esa lucha fue la devolución de días de huelga descontados a compañeros de Brown). Después de la segunda toma, para descomprimir, sacan una resolución dándole continuidad a todos los RECO que hubieran entrado antes del 1º de julio de ese año. A todos los que entraron después los dejaban en la calle. Nosotros sostuvimos la lucha igual, fuimos a una tercer toma, en el piso 14 de la Torre, hubo represión y cinco detenidos. Resistimos a la infantería, recibimos mucha solidaridad en la calle, y en horas lográbamos la libertad de nuestros cumpas y la firma de la continuidad de todos los “reco”. ¡En todala provincia no quedaría un solo cesante! ¡Qué gran logro! Esa fue una conquista importantísima, que además venía alimentada con la experiencia de los compañeros de Menores y de Patronato, que ahora tenían un destacado rol en la lucha por los RECO. Eso alimentó mucho la unidad del Sindicato. ![]() EN EL TINTEROMuchas cosas nos quedaron en el tintero en esta breve historia de nuestro sindicato. Actividades masivas para los pibes y con nuestras familias realimentando los lazos y la identidad entre los compañeros. Tantas luchas en los hospitales, contra los despidos de becarios allá por el ‘98, ollas populares, movilizaciones y tomas del ministerio, o las más recientes denuncias contra el trabajo “en negro”. Las ocho semanas de paros progresivos en Patronatoen 2008, con una combativa toma apoyada por auxiliares de ambas seccionales que fue el principio del fin de una gestión ultra represiva y el comienzo de importantes conquistas del sector. Las luchas en tantas escuelas en los tres distritos, por la comida, por personal, por problemas de infraestructura, que tantas veces resonó en los Consejos Escolares. Los acampes en La Plata para rechazar pésimos acuerdos salariales burocráticos. Las prolongadas retenciones en los Consejos Escolares, con conquistas salariales, de equipamiento y en el caso de Lomas logrando cubrir vacantes administrativas con los auxiliares que concursaron. La pelea de las UDIS, que puso a Rayuela de Fiorito y a las “Infancias” de Claypole a la cabeza de movidas provinciales y de la unidad de los laburantes de niñez, arrancando más y mejor alimento para los pibes, bonificaciones y los pases a planta de Olga y Silvia, tercerizadas a quienes quisieron despedir tantas veces. O el más reciente triunfo con la reincorporación de todas las trabajadoras tercerizadas del Hospital Esteves que habían sido despedidas. La conmoción ante los crímenes de Víctor Choque, Teresa Rodríguez, Ojeda y Escobar, Aníbal Verón, Santillán y Barrios, todos los del 19 y 20 de diciembre, Darío y Maxi, Carlos Fuentealba, Mariano Ferreira, la desaparición de Julio López; tantas veces tomando medidas de fuerza, año tras año, para recordarlos y enfrentar tanta impunidad... Todo está guardado en la memoria. Recuperémosla entre todos para ponerla al servicio de acabar con la explotación, la opresión y la injusticia. Leer el Boletín Especial de ATE Sur |
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