Hugo Cháves 0 – Gauchito Gil 1
“Cuando la pobreza entra por la
puerta, el amor sale por la ventana”.
Thomas Fuller
Que metiera en esa bolsa a Lugo y, sobre todo, a Dilma Rousseff, habla a las claras del nivel de inteligencia del ya casi simpático papagayo caribeño.
Sin embargo, al menos en tierras argentinas, nuestro santo local, el Gauchito Gil, que hoy es celebrado, pudo más que don Hugo y consiguió el milagro más inesperado: doña Cristina no tiene, ni tuvo, esa desagradable enfermedad y, por el contrario, goza de una envidiable buena salud. Lamentablemente, también convirtió a nuestra ciencia médica en el hazmerreir del mundo entero.
Nada ni nadie podrá criticar, en mi presencia, al sistema de comunicación de la Casa Rosada. Los trágicos anuncios y los confusos partes médicos, tan aplaudidos hace pocos días por resultar una valiosa modificación en la tradicional desinformación gubernamental, se han revelado como lo que, en verdad, fueron: una cortina de humo destinada, con éxito, a ocultar las fabulosas operaciones inmobiliarias de la señora Presidente y los ajustes nacional y provinciales y a mojar, transitoriamente, la pólvora a los líderes gremiales de toda índole.
También puso en blanco y negro una sospecha generalizada: la brutal lucha por el poder interno en el cristi-kirchnerismo que, a partir de ahora, ya no abandonará las páginas de los diarios, se trate de los santacruceños, de los rionegrinos, de los cordobeses o de los bonaerenses. El pobre don Daniel Scioli seguirá sufriendo los embates de su Vicegobernador -¿no llama la atención que lo criticado en Cobos se aplauda en don Mariotto?-, y el solitario don Peralta deberá hacer malabares para que la dupla Máximo-Ulloa no lo expulse de Río Gallegos.
Más allá de las rencillas entre La Cámpora -¡cada vez funciona mejor como agencia de colocaciones, con altas remuneraciones!- y los aparatos locales del ex PJ, que tan útiles le resultaron a don Néstor (q.e.p.d.) para construir su fantástica maquinaria de poder, me parece que la dura y pura realidad, aletargada por un breve lapso por la magnificada internación y cirugía de doña Cristina, ha comenzado a mostrar su peor rostro.
En materia de ingresos fiscales, La Niña se ha transformado en un verdadero ciclón en contra del “modelo”. Si las previsiones que hoy manejan todos los expertos en materia agropecuaria se concretan, el descenso en el volumen de las cosechas implicará una disminución muy grave de recursos, en un año que éstos se volverán un bien muy escaso.
El espanto frente al Ajuste, con mayúscula, instrumentado por el Gobierno pero enmascarado tras la “sintonía fina”, la “reasignación de recursos”, y las “naturales tensiones producto del crecimiento”, ha hecho que se junten don Hugo Camión, don Luis Barrionuevo, la CTA de Micheli, Barrios de Pie (los piqueteros desilusionados con los K), los ruralistas de Venegas y ATE.
Con la mirada fija en qué sucedía dentro de los muros del Hospital Austral, pasó casi desapercibida –salvo para sus directos destinatarios- la mención a la “revisión” a la que serán sometidos los sueldos de los empleados públicos. Don Piumato, funcional además a la estrategia de don Hugo Camión frente a la Casa Rosada, ya cruzó al Gobierno diciendo que éste pretende “demonizar” esos salarios. Entonces, sólo falta saber cuándo el oficialista don Andrés Rodriguez, enriquecido líder de UPCN, presionado por sus bases, se verá forzado a presentar su pedido de incorporación al club de resistentes.
La viuda de Kirchner está convencida –pese a las enseñanzas de la historia- de que logrará torcerle el brazo a los caciques gremiales, y obligarlos a aceptar ajustes menores que impliquen un marcado deterioro frente a la inflación que, día a día, devora planes sociales y salarios. En Madrid se puso de moda, con los indignados de Puerta del Sol, un dicho que pronto podría ser escuchado en estas tierras: “cada vez queda más mes cuando se acaba el sueldo” y las amas de casa pueden explicar, con más claridad que cualquier Indec o medición privada, qué significa el índice de las góndolas.
El mes de febrero, con la obligada paritaria de los docentes, traerá los primeros cimbronazos a nivel nacional en materia de puja porque, a pesar de que la Nación negocia no debe afrontar salario alguno en la actividad, las arcas provinciales, que son las que deberán pagar los aumentos, están absolutamente exhaustas. Y, en marzo, el problema se expandirá al resto de los sindicatos, que seguramente confirmarán la frase que encabeza esta nota.
Consciente de la falta de recursos generalizada por el agotamiento de las cajas habituales, pero obligado a gastar cada vez más para importar todo tipo de combustibles y para mantener sueños idiotas como Aerolíneas Argentinas, el Gobierno ha descargado un brutal impuestazo sobre una población que ya sufre una desmadrada presión fiscal, en pago de servicios públicos cada vez peores, mientras que, contemporáneamente, se niega a aumentar el nivel del mínimo no imponible en el impuesto a las ganancias, que se ha constituido en un verdadero dislate.
Para verlo con claridad basta con reflexionar acerca de la aplicación del cargo por importación de gas, que se ha decidido prorratear entre todos los meses del año, para evitar que su concentración en el invierno dispare el monto de las facturas hasta cifras impensables y, sobre todo, impagables.
Es por eso que, presumo, el humor social que tan alto mantiene hoy la imagen presidencial, cambiará de dirección, como ha sucedido en todos aquellos países y todos aquellos momentos en que la economía deja de acariciar los sueños de los ciudadanos y comienza a aniquilarlos.
El cristi-kirchnerismo, especialmente en materia energética, ha cometido todos los crímenes posibles contra la economía, pretendiendo transformar sus inmutables leyes a fuerza de discursos y relatos.
El año 2012, con su aterradora carga de problemas, internos y externos, nos hará comprender a todos el tamaño de la oportunidad que don Néstor (q.e.p.d.) y doña Cristina dolosamente desperdiciaron -con el único propósito de concentrar los recursos para generar poder- para invertir en infraestructura, ampliar la exploración y la producción de hidrocarburos, mejorar la red caminera, recrear los ferrocarriles, construir hospitales, escuelas y viviendas, dotar al país de las inversiones extranjeras indispensables para su verdadero desarrollo, ampliar la capacidad de generación de energía, y tantos otros temas que, cuando se juzgue sus gestiones, les acarrearán seguros aplazos, salvo que, además, Dios y la Patria, finalmente, se decidan a demandarlos.
Quienes han seguido mis notas seguramente recordarán el pronóstico más erróneo que formulara desde que comenzara a analizar la realidad argentina y sus curiosidades. Me refiero, obviamente, a la nota que titulé “No se presentará”, publicada el 14 de marzo de 2011.
Esa columna, amén de costarme una burrada en materia de apuestas perdidas, contenía las razones por las cuales, a mi criterio, doña Cristina decidiría dar un paso al costado y pasar a disfrutar de los dineros que su sociedad conyugal le había proporcionado. En el análisis estrictamente político, es claro que me equivoqué fiero.
Sin embargo, las razones económicas que describí entonces como impulsoras de la imaginada decisión de doña Cristina se han visto confirmadas por la implacable realidad, y hoy se ven agravadas por la crisis externa y por la sequía. La pobreza está entrando por la puerta de la casa argentina; ¿qué sucederá con el amor?
Bs.As., 8 Ene 12
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