Lucía Muchova
WASHINGTON, Distrito de Columbia, 9 de diciembre 2011 (C-FAM) No nos tomó mucho encontrar un nuevo estudio en el que se relacionara el aborto y la salud mental, en el que se desencadenaran críticas infundadas del documento y los ataques en contra del autor.
El prestigioso Diario Británico de Psiquiatría (BJP por sus siglas en inglés.- British Journal of Psychiatry) recientemente publicó: “Aborto y Salud Mental: Síntesis Cuantitativa y Análisis de la Investigación Publicada de 1995-2009.” El documento, una culminación sobre la amplia experiencia de la Dra. Priscilla Coleman en el campo del aborto y la salud mental, encuentra que las mujeres que hayan experimentado el aborto tienen un incremento de riesgo del 81% de problemas de salud mental, y aún un riesgo mayor de abusar de sustancias y comportamiento suicidad (230% y 155% respectivamente). Cerca del 10% de la incidencia de todos los problemas de salud mental muestran que se atribuye directamente al aborto.
La Dra. Coleman utiliza un criterio metodológicamente riguroso para la selección de estudios. La muestra engloba 22 estudios, 36 mediciones de efectos de la salud mental y 877,181 participantes de donde 163,831 han experimentado un aborto.
Uno de los más grandes estudios disponibles sobre el tema, sus conclusiones sólidas garantizaron una seria atención.
Y lo que se obtuvo fue la atención. En Gran Bretaña, Irish Times, Washington Times yDaily Telegraph así como organizaciones de los Estados Unidos y extranjeras a favor de la vida lo informaron. El artículo apareció justo en el momento en que la Conservadora Miembro del Parlamento Nadine Dorries envió una propuesta para terminar con el monopolio de los proveedores de abortos, como son el Servicio Británico de Embarazos y Marie Stopes International, para que se asesoraran sobre el aborto.
Dentro de la comunidad académica, ataques agresivos cuestionaron la objetividad académica de Coleman, llamándole “defensora anti-aborto” con una “agenda sesgada” y “conflicto obvio de intereses” sobando su habilidad para revisar de manera crítica los estudios primarios. El diario supuestamente falló en detectar “errores científicos mayúsculos” y dejó a los lectores “revisar los errores serios” por ellos mismos. Varias críticas apelaron al diario BJP para retirar el artículo. Esta reacción de alguna manera es similar a la reacción que recibió el diario médico británico Lancetcuando dio un informe en el 2010 sobre cálculos falsos de la ONU sobre la moral materna.
Los comentarios despreciativos sobre la metodología, aparentemente fueron resultado del error de haber leído la sección de la Dra. Coleman con respecto a esto. Las críticas también ignoraron los datos suministrados con detalles sobre los estudios seleccionados. La metodología de la Dra. Coleman es sólida, los criterios de selección están claramente especificados y su estrategia está en la línea de los principios generalmente aceptados para el meta análisis.
Un punto de la crítica válida que la Dra. Coleman reconoció es la heterogeneidad de los estudios de fondo. Como respuesta, se llevó a cabo un meta análisis de seguimiento por parte del Profesor David Fergusson del la Universidad de Otago, Iglesia de Cristo, que únicamente estaba limitado a estudios que utilizaba un grupo de comparación de embarazos no deseados/no planeados. En este estudio (el cual está bajo revisión), el aumento del riesgo de desarrollar problemas de salud mental es menor que en el de Coleman, el cual utiliza varios grupos de control. Sin embargo, los resultados son los mismos: evidencia a toda prueba de que el aborto está asociado con un riesgo incrementado de problemas de salud mental.
El estudio tiene implicaciones para el debate de los derechos de las mujeres en la ONU. A pesar de las reclamaciones de los proponentes del aborto y de algunos que forman parte del personal de la ONU en cuanto a que el aborto legal fomenta “el empoderamiento de las mujeres,” la evidencia científica creciente demuestra lo contrario: las mujeres que han experimentado un aborto enfrentan un riesgo más alto de abusa del alcohol y de la marihuana, depresión, ansiedad y suicidio.
Entre otras cosas, las implicaciones de los estudios para la salud pública incluyen la necesidad de practicantes de la salud que informen a las mujeres sobre los posibles efectos del aborto en la salud mental. Además, demuestra que los sistemas de salud no deben consignar a las mujeres que buscan el aborto a que sean asesoradas por grupos abortistas que ignoran los descubrimientos de la relación entre el aborto y la salud mental.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano
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