martes, 9 de noviembre de 2010

La parturientas santiagueñas huyen de los cazadores de bebes.

Las parturientas de Añatuya, defienden sus hijos huyendo…si pueden
…”Me tuve que ir a Los Juríes por miedo a que me quiten mi hija”
Las mujeres de Añatuya, cansadas de los acosos y las persecusiones, no saben qué más hacer. Las que pueden, escapan para parir en casas de amigos o en lugares alejados.
Van advirtiéndo y aconsejándose de no utilizar los servicios del Hospital Zonal, ya que si no aceptan entregarlos “voluntariamente”, en el parto, les cambian sus bebés por cadáveres, mintiéndoles que nacieron muertos

24.10.2010 – Este es el relato de Juana, una de las dos mamás que se animaron a denunciar
A diferencia de María, con Juana la persona interesada en apropiarse de su hijo hizo lo que en la jerga policial le llaman “el trabajo fino”. Hace un año, cuando estaba llegando al final del embarazo de su última beba, tuvo al menos tres encuentros con una mujer en la sala de espera del Hospital de Añatuya que le llegó a ofrecer hasta una casa a cambio de la criatura.
Juana no tiene dudas. “A mí me estaban siguiendo”, asegura, porque no encuentra otra explicación a la aparición de la misma persona cada vez que ella iba a los controles.
Según recordó, todo empezó como una charla común entre mujeres en una sala de espera. Así surgió el tema del embarazo y derivó en una crisis de pareja que en ese momento Juana estaba atravesando. Ése era el dato que la interesada esperaba conseguir para hacer su proposición.
“Yo estaba esperando que me atiendan cuando se acercó y me preguntó de cuántos meses estaba, si tenía otros hijos, si tenía marido y después ya me dijo si quería darle el bebé cuando nazca. Yo le he dicho que no y quedó ahí”, recordó.
A los pocos días Juana regresó al hospital. “Me volvió a preguntar si la quería dar, entonces me decía”: “Pensalo, todavía tienes tiempo para pensarlo. Te vamos a ayudar bien, vas a tener una casa, te vamos a ayudar a hacer tu casita –porque yo le había dicho que vivía en un rancho- no te va a faltar nada y cuando quieras verla la vas a poder ver”. “Me insistía que con tres chicos no iba a poder vivir bien”.
En aquella segunda charla la extraña mujer reveló más de lo que debía. De repente, estaba hablando en plural, el interés por la beba ya no era solamente suyo, sino también de una o más personas.
Siempre los encuentros fueron durante la mañana, entre las 8 y las 9, en la sala de espera. Sin embargo, Juana cree que aquella persona no trabaja en el hospital, por su apariencia y por su permanente preocupación por no ser advertida por las enfermeras.
“Después ya no volví al hospital porque tenía miedo. Por eso mi hija ha nacido en Los Juríes (a 70 km de Añatuya). “Ahí hemos estado en la casa de unos amigos. Nos fuimos unos 15 días antes para que naciera allá”, reveló la joven madre.
“Tenía miedo por mi hija –agregó- miedo a que me hayan seguido y que estén también en Los Juríes. En el hospital no podía dormir bien, estaba asustada”.
Ese mismo miedo hizo que Juana decidiera no quedar embarazada nuevamente. “Mi marido sabe de esto que pasó, con él ya estamos bien y me dijo que por nada del mundo entregaría a nuestros hijos. Él trabaja en el campo, no es mucho, pero no vamos a entregar a nuestros hijos”, sentenció.
NOTA DE FUNDACION ADOPTAR
Estas mujeres que acosan a las embarazadas son especies de captadores, que actúan en una segunda instancia. Primero lo hacen los o las buscadoras, que son las que le pasan los datos. A partir de allí, comienzan a perseguirlas a las parturientas. Cuando las ven débiles las amenazan de muerte a ellas o a sus otros hijos que están en casa.
Son conocidas por todo el pueblo de Añatuya, por que son representantes de delincuentes que dirigen la situación escondidos.
No es que no fue advertida la acosadora por las enfermeras del Hospital Regional de Añatuya, sino que las 12 bandas de operan en las zonas. Entre ellas tienen códigos y cuando una de las captadores aborda a una presa, jamás las otras intervienen.
La mejor determinación es huír, por cuanto, si contradice a un miembro de la banda que la captó, puede ser víctima del cambio de su bebé por un cadáver en el momento del parto.

Escribió Julio César Ruiz

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